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Rebeldes sin causa: ¿a qué están jugando peligrosamente los griegos?
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Alberto Artero

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Rebeldes sin causa: ¿a qué están jugando peligrosamente los griegos?

En ese particular 'juego' de a ver quién es el que el más aguanta, todos son perdedores. Esperemos que finalmente se evite. Pero la cosa, al menos para los griegos, pinta regular, regular...

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E.V

Les tengo que confesar que hace tiempo que decidí desistir de seguir el día a día del culebrón griego.

Ya previmos en febrero, cuando se firmó el acuerdo inicial entre los helenos y el Eurogrupo, que había bastantes posibilidades de que la presión de los votantes de Syriza sobre Tsipras y los suyos llevaran lasnegociaciones sobre el plan de rescate definitivo a la casilla de salida.

Igual que señalamos allá por comienzos de abril cómo era fundamental separar el grano de la paja si no queríamos que su salida del euro se convirtiera en una profecía autocumplida, que es lo que lleva camino de ser.

Sin embargo, la publicación por parte de Gideon Rachman el pasado lunes en Financial Times de un buen resumen de qué es lo que puede estar pasando por la mente de los griegos y, por extensión, por la de los alemanes, me ha llevado a engancharme de nuevo a la cuestión que más agitaa los mercados financieros en los últimos días.

En el fondo Grecia lo que quiere es salir del euro, hacer una quita de la deuda y lanzar una nueva divisa que le permita recuperar la competitividad perdida

Pues bien, para el analista del rotativo británico, hay cuatro hipótesis principales:

1. los griegos van de farol y aún piensan que pueden ganar la partida, toda vez que creen que la Unión Europea, por proyecto, prestigio y coste económico, no permitirá quela moneda única se resquebraje.

2. los griegos van de farol y solo ahora, cuando han comprendido la verdadera dimensión y complejidad de la política comunitaria, se dan cuenta de que se han pasado de frenada. Una toma de conciencia que llegaría demasiado tarde.

3. los griegos son rehenes de sus servidumbres locales. Como señalamos en el primero de los artículos antes enlazados en relación con las promesas que Syriza hizo durante su campaña para llegar al poder, “la condición mesiánica es lo que tiene. Que, o te animan, o te laminan”. Y pensar que se puede poner alegremente fin a la austeridad desde la condición de severo deudor es muy aventurado.

4. en el fondo Grecia lo que quiere es salir del euro, hacer una quita de la deuda que mantienecon los organismos internacionales y lanzar una nueva divisa que le permita recuperar la competitividad perdida. Se trataría de huir del 'neoliberalismo imperante' en la Europa ‘core’. Algo que chocaría con la posición mayoritaria a favor de la permanencia que revelanlas encuestas entre su población.

Probablemente, señala Rachman, teniendo en cuenta la multiplicidad de formaciones que conforman el partido gobernante heleno, su realidad actual es un batiburrillo de esas cuatro alternativas: algo de posición de fuerza, un poco de error de cálculo, cuarto y mitad de presión del electorado y miajita de despecho de la parte más extrema de la amalgama.

Estoy de acuerdo: utopía, inexperiencia, compromisos y hartazgo pesan en el ánimo de Tsipras y Varoufakis a partes iguales.

Mal asunto.

Este cuarteto de opciones encuentrasu oportuno reflejo en las potenciales intenciones de Bruselas y Berlín: van de farol a la espera de que Grecia capitule; iban de farol y se han dado cuenta que los griegos sí contemplan una potencial ruptura; no pueden ceder ni un milímetro ante sus respectivos electorados, hartos que el dinero de sus impuestos vaya a los griegos; o, sencillamente, están convencidos de que un Grexit no sería tan traumático.

Siendo así, “las incertidumbres a un lado de la mesa de negociación no hacen sino alimentar las del otro” hasta el punto de darse la gatopardesca situación de que ambos esperan que uno mueva pieza y pasan los dias sin que nada cambie.

Los griegos van de farol y aún piensan que pueden ganar la partida: creen que la Unión Europea no permitirá que el proyecto del euro se resquebraje

Concluye el autor que la situación le recuerda mucho a esa escena de Rebeldes sin causa, la película que consagró a James Dean como icono de una generación, en la que dos coches corren a toda velocidad hacia un precipicio con motivo de una apuesta de la que saldrá ganador el conductor que más apure la frenada, que mejor temple los nervios y aguante hasta el último momento.

Aun a riesgo se ser, aun a estas alturas de su estreno, un spoiler, al finaluno de los dos vehículoscae finalmente ladera abajo llevándose consigo la vida de suocupante.

Una metáfora, sin duda, de lo más acertado.

Sin embargo, olvida el articulista del Financial Times una cosa: que en ese particular 'juego' de a verquien es el que el másaguanta, todos son perdedores. Unos mueren en el empeño, otros ahogados en la culpa de lo que pudo no ser y fue por pura inconsciencia.

De hecho, esa es la tragedia que acompañará cualquier desenlace maximalista.

Esperemos quefinalmente se evite.Pero la cosa, al menos para los griegos con su fuga masiva de capitales, pinta regular, regular...

Les tengo que confesar que hace tiempo que decidí desistir de seguir el día a día del culebrón griego.

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