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La generosidad de Alemania tiene truco: o refugiados o el desastre
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Alberto Artero

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La generosidad de Alemania tiene truco: o refugiados o el desastre

Alemania ha encontrado en los refugiados la oportunidad de paliar su principal problema ofreciendo además una imagen de solidaridad que le puede reconciliar con sus socios del sur de Europa

Foto: La canciller Angela Merkel se hace un selfie con un refugiado en Berlín. (Reuters)
La canciller Angela Merkel se hace un selfie con un refugiado en Berlín. (Reuters)

De la crisis de los refugiados es fácil extraer dos conclusiones preliminares:

por una parte, lo que no se ve no existe y ha hecho falta la imagen de un niño ahogado en una playa para despertar la conciencia de la gente, triste constatación;

por otra, el ISIS sigue ganando, en este caso, sembrando la discordia sobre el tratamiento del problema entre los distintos socios europeos; divide y vencerás.

Sin embargo, en el caos de declaraciones de unos y otros, Alemania ha vuelto a emerger como referencia.

Sin importarle el ‘efecto llamada’, no ha dudado en afirmar que tiene cabida para 500.000 refugiados anuales en su territorio. Una cifra extraordinaria que ha causado no poco estupor en naciones en los que la voluntad de acogida se reduce a alguna decena de millar y se preguntan si no se habrán vuelto locos los teutones.

Se equivocan.

Lo de los alemanes no es generosidad, sino necesidad.

Vamos a tratar de explicarlo de forma gráfica.

Este primer cuadro, sacado de la Oficina del Censo de los Estados Unidos, refleja la proyección de población en Alemania para los próximos 35 años, con una pirámide demográfica que empieza a estar peligrosamente invertida y una potencial pérdida de nueve millones y pico de habitantes en el periodo. Ya hemos explicado en numerosas ocasiones en esta columna, las consecuencias del envejecimiento colectivo para la economía y la sociedad de cualquier estado.

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Estos dos otros, además, profundizan en la cuestión llevándola al ámbito laboral. Como se puede apreciar, el déficit de trabajadores en Alemania puede devenir crónico en los próximos años. Aprovechar la dinamitada clase media siria para tratar de incorporar mano de obra cualificada que permita paliar esa carencia a la vez que disminuye la edad media del conjunto del país y aumenta la tasa de natalidad, parece no sólo oportuno sino, cabría decir, casi imprescindible.

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Estamos pues ante un nuevo ejercicio de pragmatismo por parte de Angela Merkelcomo quedó acreditado el miércoles en su discurso ante el Bundestag- que, no obstante, no está exento de complicaciones, especialmente por lo que al mantenimiento de la identidad cultural respecta en un territorio en el que los turcos son ya también legión y donde los movimientos de ultraderecha empiezan a tener no poco predicamento.

11 de sus 81 millones de ciudadanos son ya inmigrantes.

Un tema de mucho calado, como se pueden imaginar.

Quizás sugestionado por la lectura de ‘Sumisión’ de Michel Houellebecq, que plantea la llegada de un Jefe de Estado musulmán a Francia en 2020 como consecuencia de la decadencia de los partidos tradicionales (¿les suena?) y de los valores que han configurado la nación durante siglos (¿les suena, también?), quien esto les escribe está especialmente sensible con este escenario potencial. Por cierto que, en el libro, el contrapoder es el Frente Nacional de Marine Le Pen.

Abortar o no ese horizonte dependerá de mayor o menor rapidez en la integración de este caudal de gente en el mercado laboral y en el entramado social alemán.

Si el proceso se ejecuta de manera ordenada -de ahí el cierre de fronteras- y con celeridad, los refugiados no sólo no drenarán recursos para las arcas públicas germanas –pese a que ya han destinado 6.000 millones de euros sólo en 2016 a tal fin-, alimentándose de este modo la animadversión del contribuyente local, sino que ayudarán a aliviar el elevado coste en pensiones, salud o dinamismo empresarial derivado de las proyecciones demográficas actuales.

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Alemania, pues, ha decidido hacer de la necesidad virtud, quizás acordándose de las ventajas que le trajo la llegada masiva de hugonotes allá por 1.700.

La crisis de los refugiados le ha dado una oportunidad de paliar su principal problema a futuro ofreciendo además una imagen de solidaridad que le puede reconciliar con sus socios del sur de Europa. Un inesperado dos en uno que sería absurdo no aprovechar.

Qué cosas.

Buena semana a todos.

De la crisis de los refugiados es fácil extraer dos conclusiones preliminares:

Angela Merkel