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El Ibex pide a Soraya mientras que a la prima apenas le importa
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Alberto Artero

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El Ibex pide a Soraya mientras que a la prima apenas le importa

Mientras las manos fuertes del mercado sostendrán la deuda, la evolución de la bolsa depende de que no se evapore la confianza que tanto ha costado recuperar. Nuevas caras para nuevos tiempos

Foto: Mitin de Soraya Saenz de SantamarÍa en Zaragoza. (EFE)
Mitin de Soraya Saenz de SantamarÍa en Zaragoza. (EFE)

Vamos a vivir un fenómeno curioso, al menos hasta que se resuelva el 'sudoku' parlamentario que ha surgido tras las elecciones del 20-D.

Nos vamos a encontrar con una bolsa lánguida, volátil en función de las noticias, en la que, como quedó acreditado ayer mismo, se va a castigar especialmente a las compañías de pura exposición doméstica o más sujetas a decisiones administrativas nacionales. Por el contrario, la renta fija soberana, tras el desplome inicial del lunes, no va a recoger la incertidumbre existente como se esperaría de ella, no se va a hundir. Ni mucho menos. Y siendo como son los bonos quienes marcan normalmente el rumbo de las acciones, este periodo intermedio puede que no sea tan sanguinolento como se podría esperar.

Veremos.

Abordemos, primero, la deuda pública. Ya saben que España está sujeta a la política monetaria del BCE y que esta es cada vez más expansiva lo que se traduce en un irrisorio precio del dinero, por una parte, y en compras de activos por parte del supervisor, por otra. Pues bien, al calor de ese posicionamiento de Draghi y sus chicos, cada vez más estructural en perjuicio de la correcta formación de las cotizaciones, grandes casas como Blackrock, Pimco o Prudential, que se encuentran entre los mayores inversores de este tipo de activos del mundo, han fijado como apuesta prioritaria para 2016 la compra de títulos del Tesoro de la periferia europea, España incluida. Un saldo bruto de emisiones negativo solo en enero por valor de 19.000 millones de euros ayudará también, seguro.

Las manos fuertes, por tanto, han puesto red a la caída y aprovecharán cualquier repunte de la rentabilidad para comprar nuestros títulos, tanto más en la medida en que el ciclo de tipos de interés es otro en Estados Unidos, lo que desaconseja su presencia en los 'Treasuries' ante el riesgo de minusvalías. No en vano, entre sus favoritos está Portugal, donde ya gobierna la izquierda radical. Además, aunque es verdad que el riesgo de fuga de capitales y de desaceleración está ahí, la economía tiene su propia inercia y no va a haber grandes hecatombes macro en el tiempo en el que se tarde en formar un nuevo gobierno, ínterin en el que las reformas, insuficientes pero válidas, del PP seguirán vigentes. Podemos ver subidas de la prima de riesgo pero no disparates.

La bolsa es harina de otro costal, sin duda alguna.

Es necesario disipar cuanto antes el riesgo de gobernabilidad y hacerlo en busca de un desenlace que ayude al conjunto del sistema

Es evidente que la macro se construye a través de una enormidad de decisiones micro buena parte de las cuáles se fundamentan en un parámetro esencial, la confianza que, como a nadie se le escapa, se trata de un intangible que se tarda mucho en construir y se puede evaporar de manera súbita a nada que las cosas se tuerzan. Los primeros en sentir su falta son las empresas, sean de actividad real o servicios, a través de menores ventas, márgenes y beneficios. Cuando se trata de firmas cotizadas, esa merma les pasa factura. Eso es lo que está pesando a día de hoy, muy por delante de la anticipación de lo que las medidas a implantar por los nuevos gobernantes puedan deparar en el futuro, difíciles de concretar en un panorama político tan incierto.

De este modo, recuperar ese factor que condiciona las decisiones de consumo e inversión del sector privado de la economía se convierte en esencial. Para ello es necesario disipar cuanto antes el riesgo de gobernabilidad y hacerlo en busca de un desenlace que ayude al conjunto del sistema. Por eso, el Ibex pide una gran coalición, absolutamente imposible a día de hoy, al menos con los mamporreros actores actuales de esta película. Y de ahí que, en su defecto, apueste por unas nuevas elecciones a muy corto plazo con nuevas caras como una Soraya que recuperaría el voto trasvasado de PP a Ciudadanos y obligaría al PSOE a mover ficha a fin de evitar que el ‘sí se puede’ sea aún más real en el lado izquierdo del Parlamento.

El bipartidismo al rescate de sí mismo.

Mujer contra mujer, liderazgos fuertes ambos, para recuperar la estabilidad como objetivo común.

¿Ciencia ficción? Es lo que reclaman los accionistas bursátiles a voz en grito.

A ver.

Por si acaso, escrito queda. Hoy más que nunca, que la suerte nos acompañe, que falta va a hacer.

Vamos a vivir un fenómeno curioso, al menos hasta que se resuelva el 'sudoku' parlamentario que ha surgido tras las elecciones del 20-D.

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