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In-q-tel, el misterioso fondo de capital riesgo promovido por la CIA
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Alberto Artero

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In-q-tel, el misterioso fondo de capital riesgo promovido por la CIA

¿Puede una agencia de inteligencia crear y promover un fondo de capital riesgo destinado a invertir en compañías que trabajan en tecnologías clave para el desarrollo de su actividad?

Foto: Dan Greer, jefe de la seguridad de la información de In-q-tel.
Dan Greer, jefe de la seguridad de la información de In-q-tel.

¿Puede una agencia de inteligencia crear y promover un fondo de capital riesgodestinado a invertir en compañías vinculadas a tecnologías clave para el desarrollo de su actividad?

La respuesta es: depende.

Si opera con la necesaria transparencia en la financiación, la toma de decisiones y el desglose de sus operaciones, y prima en todo momento en sus actuaciones el interés colectivo sobre el particular, puede que sí. Solo puede.

En caso contrario, mal asunto.

La pregunta es, en cualquier caso, redundante. Porque ya existe,lo promovió la CIAa finales de los noventa,y responde al nombre de In-q-tel.

Y sí, mal asunto, al menos si nos atenemos al interesante reportaje publicado el pasado día 30 por el WSJ: ‘The CIA’s venture-capital firm, like its sponsor, operates in the shadows’. De acuerdo con el diario, la gestión del vehículo a lo largo de la década y media que lleva en funcionamiento peca de todos los defectos necesarios para allanar el camino a las más variadas teorías conspiranoicas.

Sirva como ejemplo este primer botón: en casi la mitad de las inversiones realizadas por la firma, han coincidido administradores o personal clave que lo eran simultáneamente del fondo y de la empresa adquirida. Un porcentaje, cuando menos, sospechoso. Da la impresión de que el carácter ‘nonprofit’ del instrumento -que no busca obtener formalmente beneficios sino cumplir los fines enunciados al arranque de este 'post'- ha regido durante todo este periodo para su cuenta deresultados, pero no tanto para determinados sujetos, físicos o jurídicos, vinculados al mismo.

Más aún si tenemos en cuenta que el efecto arrastre de cualquier compra de In-q-tel, con el aval implícito del Gobierno, ha sido históricamente de 15 a uno: por cada dólar que ha puesto, han llegado 15 de otros ‘private equity’. Es evidente que la posibilidad de acceder a suculentos contratos públicos ligados a seguridad y defensa nacional aumenta, de manera automática, tanto las perspectivas como la valoración de las participadas;de ahí el ‘súbito’ interés. Y de ahí también la posibilidad de que el 'qui prodest' se aleje de los intereses de Estado para servir a fines particulares.

Por más que la CIAdefiende que tiene establecidos los protocolos necesarios para evitar los conflictos de interés, hay un segundo elemento que pone en tela de juicio el 'modus operandi' de tan particular operador de capital riesgo: la opacidad.

De las 324 compañías en las que In-q-tel ha entrado en el capital desde su fundación, 100 no se han hechopúblicas. Un porcentaje significativo que resulta aún más extraño en tanto en cuanto el papel del fondo es, al menos de partida, financiero, es decir: no se hace ni con la tecnología ni con las patentes de las participadas que manejan políticas de comunicación propias.No es de extrañar que entienda maltal secretismo.

O no.

Porque, cuando han salido a la luz de manera ocasional datos de esas ‘undisclosed companies’, se ha puesto de manifiesto que su actividad puede afectar a algo tan sagrado en los Estados Unidos como las libertades civiles. Y eso son palabras mayores en la primera potencia del mundo.

Así, el deseo de la CIA de monitorizar la actividad en las redes sociales en busca de posibles amenazas internas o foráneas laha llevado a tomar participaciones en compañías que se dedican al rastreo y tratamiento de los datos y ficheros depositados por los usuarios de los Twitter o Instagram de turno. Abrir el debate de seguridad versus privacidad al calor de la actividad de In-q-tel es seguro lo último que desean los jerifaltes de la agencia.

Volviendo a la pregunta de arranque de este 'post', ¿puede?, es evidente; ¿debe?, eso ya es harina de otro costal…

¿Puede una agencia de inteligencia crear y promover un fondo de capital riesgodestinado a invertir en compañías vinculadas a tecnologías clave para el desarrollo de su actividad?

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