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Por unas ayudas más eficientes

Vivimos tiempos difíciles en los que el Gobierno tiene que ayudar a muchas empresas y a muchos ciudadanos. El dinero disponible para ayudar es limitado y

Vivimos tiempos difíciles en los que el Gobierno tiene que ayudar a muchas empresas y a muchos ciudadanos. El dinero disponible para ayudar es limitado y por ello hay que hacerlo de la manera más eficiente.

El sector el automóvil atraviesa una situación crítica desde hace meses. Y por ello también requiere de esos incentivos oficiales. El problema fundamental que hay en estos momentos en el mundo del motor en España es que no se venden coches. La caída de las ventas ya está cerca del 50% y las empresas del sector no pueden aguantar más. La CEOE ha pedido que se ponga en marcha un plan de ayudas directas a la compra de un automóvil, pero el Gobierno todavía no lo ve claro.

Hay un plan Vive que puso en marcha una línea de créditos a través del ICO para adquirir un vehículo nuevo cuando se da de baja a cambio otro con 15 años de antigüedad. Un plan que ahora empieza a funcionar gracias al apoyo de las marcas que están haciendo nuevas ofertas para ampliarlo, pero que durante meses ha sido un fracaso.

También se ha puesto en marcha un plan para dar dinero a las empresas fabricantes de automóviles, pero yo creo que el camino no es ese. A día de hoy se estima que hay más de 500.000 coches esperando un comprador en España, y esa cifra aumenta y aumenta cada día. Las ayudas a las empresas son para mantener las fábricas en marcha y evitar despidos, pero esas fábricas siguen haciendo coches que van a parar a las campas, pero que no llegan al comprador final.

Alemania y Francia han sido los primeros en actuar ofreciendo dinero (2.500 euros en Alemania y 1.000 euros en Francia) a la compra de un vehículo nuevo, y esas ayudas están sirviendo también para que las marcas instaladas en España reduzcan algo su stock. Cuando un alemán se compra un Seat o un Citroën fabricado en Vigo gracias a la ayuda del Gobierno de Angela Merkel, es un coche menos que se queda sin vender en España.

Y una buena forma de solidarizarse con la situación en toda Europa sería dar también en España ayudas equivalentes. Así, bajarían los stocks de coches de los fabricantes, de los concesionarios, y se salvarían muchos puestos de trabajo que a día de hoy están casi definitivamente perdidos.

Pero lo mejor es que esta operación no le costaría ni un euro al Gobierno. Pongamos el ejemplo de dar 1.200 euros al adquirir un coche nuevo, como se está pidiendo conm insistencia desde el propio sector. Gracias a este incentivo se venderán más coches y se cobrarán más impuestos.  Al matricular un vehículo nuevo se paga un IVA del 16% del precio del vehículo además de un Impuesto de Matriculación en función directa a las emisiones del vehículo.

Si se vende un coche pequeño de 10.000 euros, el IVA correspondiente a dicha operación ya paga esos 1.200 euros de incentivo. Y si lo que se compra es una berlina media de 25.000 euros que paga un 9,75% de Impuesto de Matriculación, por poner un ejemplo,  las cuentas salen redondas. El IVA será de 4.000 euros mientras que el Impuesto de Matriculación será de otros 2.437,5 euros.

Al hacer esa venta, Hacienda ingresa casi 6.500 euros, a los que habría que restar los 1.200 de la posible ayuda a la compra. Es decir, ingresaría 5.300 euros. Si no se llega a instaurar esa hipotética aportación a lo mejor no se hubiera hecho la citada venta.

Además, con esta ayuda todos los fabricantes están en igualdad de condiciones. Se ayuda por igual a Seat, a Renault, a Opel o a Mercedes o a BMW o a cualquier marca del mercado y no está en función de que el Gobierno, de forma arbitraria, ayude a una marca, le de dinero a otra o no ayude a una tercera. Cada día se están destruyendo puestos de trabajo en el mundo del automóvil y hay que parar esta sangría porque de lo contrario costará mucho volver a poner en marcha en un futuro este tejido industrial en torno al mundo del motor.

Vivimos tiempos difíciles en los que el Gobierno tiene que ayudar a muchas empresas y a muchos ciudadanos. El dinero disponible para ayudar es limitado y por ello hay que hacerlo de la manera más eficiente.