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Sobre las emisiones de CO2

Hace un par de semanas les hablaba sobre el Opel Ampera, un vehículo eléctrico de autonomía extendida con el que se pueden recorrer hasta 560 kilómetros

Hace un par de semanas les hablaba sobre el Opel Ampera, un vehículo eléctrico de autonomía extendida con el que se pueden recorrer hasta 560 kilómetros gracias  a un pequeño motor de gasolina que genera electricidad cuando se agotan las baterías. 

Les comentaba, entonces, que el vehículo podía hacer 60 kilómetros  (lo que permite la carga de sus baterías) como un vehículo sin emisiones de CO2. Un lector hizo un comentario sobre que realmente no era cero emisiones, porque el producir la electricidad también genera CO2.

Y quería aclarar algunos conceptos sobre las emisiones de dióxido de carbono. Se habla de un coche cero emisiones (ZEV en sus siglas anglosajonas) cuando el vehículo en su funcionamiento normal no produce dichas emisiones. Otra cosa muy diferente es que anteriormente, para producir la energía necesaria para su movimiento, sí se hayan producido. Por ello, los coches eléctricos como también los coches de hidrógeno se consideran ZEV.

Sin embargo, no es verdad que un coche eléctrico sea cero emisiones porque cuando recargamos las baterías en un enchufe, todo depende de cómo se haya producido la electricidad que llega a nuestra casa. Por ejemplo, si estamos en la zona de Palm Springs, en Estados Unidos, donde toda la energía eléctrica la producen miles de molinos de viento, sí podemos decir que el coche es cero emisiones (ZEV).

Si lo hacemos en Francia, donde hay muchas centrales nucleares, las emisiones de CO2 serán inferiores a si lo hacemos en España donde mayoritariamente la energía proviene de centrales térmicas. Y estas son las peores en esta materia. Si lo hacemos en Aragón, donde hay mucha energía eólica instalada, también el resultado en cuanto a las emisiones sería bastante bueno, pero nunca se llega a saber con exactitud de dónde viene la energía que consumimos.

Por todo ello se habla de coche cero emisiones porque simplemente su funcionamiento está exento de este problema.

Otras veces se habla de balance de emisiones. Y me refiero a cuando hablamos de vehículos que funcionan con bioetanol o con biodiesel.

En el caso del petróleo, cuando se realizan los procesos necesarios para la obtención de la gasolina o el gasóleo, también se generan unas emisiones de dióxido de carbono. Luego, al utilizar el vehículo nuevamente se emiten otras cantidades de CO2.

Cuando en un vehículo de gasolina se dice que tiene unas emisiones de CO2 de 120 gr/km esa cifra corresponde únicamente a las emisiones que genera en su funcionamiento, pero no a lo que se ha generado previamente para la  producción del combustible.

Sin embargo, la obtención de bioetanol o biodiesel es contraria. Producir estos combustibles supone una reducción de CO2. Las plantas, mientras que están creciendo, absorben dióxido de carbono y en su lugar emiten oxígeno.  Por ello, en el caso de estos carburantes el balance final sería la diferencia entre lo que emite en su utilización en el vehículo y lo que ha absorbido previamente en su desarrollo la planta.

Y con el hidrógeno ocurre algo parecido. Si para producir el hidrógeno se utiliza energía de una central térmica, estaremos ante un “combustible” sucio, mientras que si se emplea energía solar o eólica, será un modo limpio de asegurar la movilidad y el desarrollo sostenible.

Por ello, todo lo que sea la energía del futuro próximo está en manos de los gobiernos. Pero de momento la mayor parte de nuestros gobernantes están más que satisfechos con la gasolina y el gasóleo que proporcionan unos pingües beneficios a modo de impuestos y que además resultan muy fáciles de gestionar. Para qué invertir en nuevas tecnologías más limpias o en infraestructuras si con estas van bien las cuentas.

Hace un par de semanas les hablaba sobre el Opel Ampera, un vehículo eléctrico de autonomía extendida con el que se pueden recorrer hasta 560 kilómetros gracias  a un pequeño motor de gasolina que genera electricidad cuando se agotan las baterías.