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¿Hace falta ayudar?

Llevo varias semanas hablando de ayudas, pero porque creo que es un tema muy importante para el mercado del automóvil en estos momentos. Hace un par de

Llevo varias semanas hablando de ayudas, pero porque creo que es un tema muy importante para el mercado del automóvil en estos momentos. Hace un par de semanas, cuando se anunció a bombo y platillo el Plan 2000E, muchas personas se han llegado a plantear si realmente hace falta ayudar a una industria, como la del automóvil, que genera unos beneficios millonarios.

Es más, hasta en los bares he llegado a escuchar cómo se cuestionaban dichas ayudas. ¿por qué hay que ayudar a unas empresas, que ganan mucho dinero cuando las cosas van bien, siempre que llega un momento un poco peor?  Que lo paguen ellos que ganan otros años y que se aguanten.

Pero esto no es una realidad completa. Es cierto que los fabricantes de automóviles, cuando las cosas van muy bien, ganan mucho dinero, pero el principal beneficiado de que las cosas vayan bien en el mundo del motor es el Estado. Las arcas de Hacienda se llevan entre un 16% y un 30,75% del importe de todos y cada uno de los coches que se venden en España según sus emisiones y su Impuesto de Matriculación. Y ni una sola marca fabricante de automóviles tiene un beneficio de un 30% sobre un coche nuevo vendido.

La diferencia es que si uno se compra una supercasa de 1 millón de euros, pagará de impuestos 60.000 euros más algunos gastos más de notarías, registros, etcétera. En cambio, si esa misma persona se compra un Maybach de 300.000 euros los impuestos directos suponen 90.000 euros.

Las ayudas que se han pedido, y que se han concedido en parte, son sólo un porcentaje pequeño de lo que se paga de impuestos. Y estos son muy elevados, superiores a los de la mayor parte de los países de nuestro entorno. Ese Impuesto de Matriculación, de hasta un 14,75%, es un buen ejemplo. Ni Francia, ni Italia, ni Alemania, ni Bélgica, ni Holanda tienen un impuesto que se sume al del IVA a la hora de comprar un coche nuevo. Además, en estos países han comprendido que hay que ayudar a este sector y lo han hecho.

El sector del automóvil es muy importante en España. Hay fábricas de Opel, Ford, Citroën, Peugeot, Volkswagen, Renault y Seat, como marcas generalistas, a las que suman otras de menos volumen pero no menos importantes como las de Mercedes o Nissan.

En su conjunto, y si tenemos en cuenta no solo las fábricas si no también los concesionarios, los talleres, los seguros y todo el entramado de las empresas de componentes, estamos hablando de más de un 10% de la población activa en España. Representa, además, un 6% del PIB y un último dato también interesante, el 25% de las exportaciones españolas corresponde al sector del automóvil.

Y sólo un pequeño detalle más. Aunque se habla de ayudas directas a la compra de un coche nuevo, quizá simplemente se podría hablar de ellas como de una ligera rebaja de la abrumadora presión fiscal que soporta el sector de la automoción. Porque al 30,75% que paga un coche bueno (que emita más de 160 gramos de CO2, hay que sumar más del 30% del precio de cada litro de combustible que se utiliza, el impuesto de circulación que se paga todos los años, y el seudo-impuesto que suponen las multas, los aparcamientos regulados...

Yo creo, sinceramente, que estas ayudas son muy necesarias. La pena es que no se haya hecho antes, y sobre todo, mejor.

Llevo varias semanas hablando de ayudas, pero porque creo que es un tema muy importante para el mercado del automóvil en estos momentos. Hace un par de semanas, cuando se anunció a bombo y platillo el Plan 2000E, muchas personas se han llegado a plantear si realmente hace falta ayudar a una industria, como la del automóvil, que genera unos beneficios millonarios.