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Carlos Cancela

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Carlos Cancela

Manual de instrucciones

En los últimos tiempos para comprarse un coche, además de desembolsar una considerable cantidad de dinero, hay que ‘hacer un cursillo’ para poder sacarle el máximo

En los últimos tiempos para comprarse un coche, además de desembolsar una considerable cantidad de dinero, hay que ‘hacer un cursillo’ para poder sacarle el máximo partido a nuestro moderno utilitario. Porque ya, no sólo las grandes berlinas incluyen un equipamiento que para saber cómo funciona hay que leerse un manual de 300 páginas.

El control de velocidad, las mil y una funciones del equipo de música, la suspensión de altura regulable, los faros ‘inteligentes’, el navegador, el bluetooth, los distintos diferenciales y sistemas de tracción… son un montón de sistemas que nos obligarán a pasarnos toda una tarde sentados en el asiento del conductor con el manual abierto y probando para qué o cómo funciona cada cosa.   

Lógicamente, los coches han ido ganado en sofisticación y lo que en un principio eran algunas tecnologías sencillas que hacían nuestra vida a bordo más fácil y, también, segura, ahora son cada vez más complicadas.

Todo lo que incorpora una tecnología avanzada requiere estudiarse muy bien las posibilidades que ofrece. El ejemplo más claro lo tenemos en el teléfono móvil, un aparato que hace quince años estaba dando sus primeros pasos y que en la actualidad es un elemento casi imprescindible por la cantidad de opciones que ofrece.

En el automóvil ocurre eso mismo pero multiplicado por dos o por tres o por cuatro. Sobre todo porque si es un coche con tecnología avanzada tendremos un sistema de móvil con Bluetooth, con marcación por voz y con muchas cosas más a las que hay que saber sacar partido.

Pero también hay un navegador con muchas posibilidades, hay sistemas para regular o limitar la velocidad de marcha, hay posibilidades para configurar el vehículo de forma que no se nos apaguen las luces hasta pasados unos segundos tras apagar el motor al llegar a casa…

En muchos casos ofrecen incluso un sistema de indicación por voz para decirle al coche lo que queremos que haga, como poner la radio, llamar a un teléfono o bajar la temperatura del climatizador, por ejemplo.

Además de todos estos sistemas que llamaríamos ‘añadidos’ al coche, hay que hablar de todos los que lleva el propio vehículo para su funcionamiento como tal.

Hace años sólo los todoterrenos iban provistos de marchas reductoras y diferentes sistemas de tracción. Hoy en día los todocamino pueden incorporar varias opciones de utilización fuera del asfalto con diferentes posibilidades de tracción, con control de descenso, con ayuda al arranque en pendiente... Algunos, cuentan con suspensiones neumáticas de altura regulable  para poder superar alguna zona más complicada.

Sin embargo, es muy difícil que un usuario medio sepa sacarle el máximo partido a estas suspensiones y a todos y cada uno de los otros sistemas. Por supuesto, hablar de bloquear los diferenciales ya son palabras mayores para este tipo de clientes medios.

La tecnología y los grandes avances que nos ofrecen los modelos de última generación nos facilitan la vida a bordo y sobre todo potencian nuestra seguridad, pero hay que saber cómo funciona cada uno de los sistemas que en los concesionarios nos venden como lo mejor y lo más atractivo del modelo.

 El problema a veces está en que los manuales no son específicos de cada versión, sino que en muchas ocasiones corresponden al modelo en general, sin especificaciones concretas. Y muchas veces se dice “ en las versiones que ofrecen tal o cual equipamiento pues funciona de esta manera”, pero muchas veces es difícil saber si nuestro coche lo lleva o no. Lo mejor es que antes de salir con el flamante coche del concesionario uno de los vendedores nos dé una explicación detallada de cuáles son las innovaciones, que desde luego ya nos han cobrado en la factura, para qué sirven y cómo se utilizan.

Por eso, si quiere aprovechar todo el potencial de su nuevo automóvil no se conforme con acelerar a fondo. Sáquele todo el rendimiento al manual de instrucciones. El confort y la seguridad empiezan por ahí. Y si quiere mejorar aún más su conocimiento del vehículo trate de hacer algún curso de conducción. Varias marcas fabricantes ya ofrecen este tipo de cursos paras sus clientes, en unos casos de manera gratuita y en otros por un coste bastante reducido. Merece la pena.

En los últimos tiempos para comprarse un coche, además de desembolsar una considerable cantidad de dinero, hay que ‘hacer un cursillo’ para poder sacarle el máximo partido a nuestro moderno utilitario. Porque ya, no sólo las grandes berlinas incluyen un equipamiento que para saber cómo funciona hay que leerse un manual de 300 páginas.