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Carlos Cancela

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Carlos Cancela

Invertir en nuevos radares

La semana pasada se hacía pública una nueva inversión de la DGT en radares. Serán otros 20 radares de un nuevo tipo todavía más difícil de

La semana pasada se hacía pública una nueva inversión de la DGT en radares. Serán otros 20 radares de un nuevo tipo todavía más difícil de detectar que pueden situarse en cualquier sitio escondido. Es una noticia que viene a sumarse a las que en los últimos meses les vamos contando sobre la persecución permanente a los conductores.

El año pasado fueron 50 Mercedes Clase C repartidos por toda la geografía nacional equipados con los correspondientes radares y ahora son los nuevos radares de tipo laser. En total, según las informaciones que tengo son 20 equipos y cada uno de ellos ha costado 100.000 euros. Eso sí, es una inversión muy rentable porque a poco que los sitúen en puntos bien estudiados, y en la DGT debe haber verdaderos profesionales del tema, estarán amortizados en dos o tres meses.

Todos conocemos puntos en los que hay limitaciones absurdas de la velocidad más allá de los genéricos, ya de por sí bastante ilógicos. Pues ojo, porque a partir de ahora en estos puntos será donde sitúen esos nuevos equipos, pero ya saben que siempre es por nuestra seguridad.

Cuando uno circula por la carretera N1 en sentido entrada a Madrid y después del circuito del Jarama, en el kilómetro 28, si se toma la vía de servicio en dirección a San Sebastián de los Reyes, se encontrará con una limitación de 60 km/h y el correspondiente radar. Un kilómetro más adelante, en el trazado de la antigua carretera nacional, aparece una señal de 50 km/h y a partir de ahí solo hay 50 km/h, 30 km/h y hasta 20km/h antes de llegar a una rotonda.

Es una zona muy peligrosa. Es una carretera de tres carriles donde siempre se circulaba a 120 km/h sin el menor problema pero ahora hay que hacerlo a 50 km/h. Y ese es el peligro, que hay conductores que circulan a 140 km/h, que los autobuses lo hacen a 90 km/h y que si uno quiere cumplir el límite de 50 km/h se va jugando su vida y la de los demás. Lo peor es que en cuanto se den cuenta llenarán el tramo de radares y con ello será aún más peligroso circular por allí.

Y eso va a ocurrir en muchos sitios. Cada vez que uno vea una señal de 30 o 40 km/h o una bajada en la que es difícil mantener la velocidad, detrás siempre podrá estar uno de esos nuevos radares. Nuestras carreteras y las calles de nuestras ciudades poco a poco van a empezar a tener esas trampas con las que pillar por sorpresa a los conductores.

Creo que la mejor solución para los conductores es armarse de paciencia, es acostumbrarse a cumplir con todos y cada uno de los límites, por absurdos que sean, y hacer que el coche deje de ser el medio más rápido para moverse de un sitio a otro y plantearse que desde ahora, y gracias a nuestros magníficos políticos, el coche poco a poco se va a convertir en el medio menos ágil de transporte. Será mejor la bicicleta, por la que apuesta la propia DGT, o el Metro, o los autobuses o simplemente ir andando.

De esta forma los conductores dejarán de serlo, serán peatones o ciclistas o viajeros, y entonces ya inventarán alguna forma de multar a los peatones por andar deprisa, o por no respetar las direcciones prohibidas, o por silbar o por hablar alto con el móvil.  

La semana pasada se hacía pública una nueva inversión de la DGT en radares. Serán otros 20 radares de un nuevo tipo todavía más difícil de detectar que pueden situarse en cualquier sitio escondido. Es una noticia que viene a sumarse a las que en los últimos meses les vamos contando sobre la persecución permanente a los conductores.