Problemas de sobreproducción en Europa

La pasada semana Sergio Marchionne, presidente del grupo Fiat y también de ACEA, la Asociación de Fabricantes Europeos de Automóviles, hizo unas declaraciones al Herald Tribune en las que analizaba la delicada situación que atraviesa el sector del automóvil en Europa. Y sobre todo se refería a la sobrecapacidad de producción instalada en el territorio europeo.

Marchionne aportada un dato según el cual las fábricas europeas están trabajando a un 60-65% de su capacidad cuando lo mínimo para ser rentables es hacerlo entre un 75 y un 80%. Y de alguna forma llegaba a pedir a las autoridades que controlaran la capacidad productiva instalada en Europa. Y también arremetía contra el grupo Volkswagen por ganar cuota de mercado a costa de importantes descuentos.

La industria del automóvil es un sector realmente complicado, en el que se requieren fuertes inversiones de dinero, en el que se deben tomar decisiones sobre nuevos vehículos y en el que un error en una decisión se paga muy caro. Un lector de periódicos tiene libertad para elegir una u otra cabecera, una persona que va al cine decide si quiere ver tal o cual película, y exactamente lo mismo ocurre con el mundo del automóvil.

El comprador final de un coche siempre tiene razón. Si elige un Mercedes o un Volkswagen o un Dacia, esta es su elección, en función de precios, de calidades de diseño y de tantas y tantas cosas. Y la tarea de los directivos de las grandes compañías es la de acertar con lo que el cliente busca.

Los fabricantes generalistas siempre han querido, durante años, hacer la competencia a las marcas Premium y ese error lo han pagado muy caro. Para que Peugeot, Renault, Citroën, Opel o Ford pudieran competir con Mercedes, BMW o Audi tenían que hacer coches muy buenos, que suponían fuertes inversiones que no llegaban a rentabilizar nunca. Los Peugeot 604, 605 y 607, Renault 25 o Vel Satis, Citroën XM o C6, Opel Senator o Ford Scorpio han  sido un pozo sin fondo.

Y entre tanto los fabricantes Premium han ido comiendo algo de terreno a los generalistas haciendo coches más pequeños, buenos, pero con precios más ajustados. Y por eso las marcas Premium siguen creciendo como la espuma, incluso en momentos malos como estos, y los generalistas van para abajo.

Desde que se lanzó al mercado el Nissan Qashqai en el año 2007, el mercado apuesta cada día más por los vehículos todocamino, pero curiosamente los fabricantes europeos no producen ni un solo coche de estas características en territorio europeo. Tan solo se ha fabricado el Ford Kuga, que ha sido un rotundo éxito durante años y que en estos momentos está a la espera de lanzar una nueva generación, un poco más grande de tamaño.

En este momento se fabrican en territorio europeo el Nissan Qashqai, el Honda CRV, el Hyundai ix35, el Kia Sportage y el Range Rover Evoque. Y todos ellos con un éxito de ventas importante dentro de lo que es el mercado en estos momentos de crisis. Vamos, que los clientes lo que buscan son coches tan versátiles como los tipo todocamino, que sirven para todo.

Es curioso que Renault comercializa el Koleos fabricado en Corea, Peugeot los 4007 y 4008 que fabrica Mitsubishi en Japón, Citroën hace lo propio con el C-Crosser y el C4 Aircross, Opel comercializa su Antara hecho en Corea. En cuanto al grupo Fiat, su oferta de este tipo de coches con ciertas posibilidades camperas se centra en el Freemont, fabricado en Estados Unidos, y el Sedici que produce Suzuki.

Quizá si Fiat o Alfa Romeo tuvieran en su catálogo un todocamino vistoso y bien fabricado a un precio ajustado podrían mejorar sus ventas y con ello utilizar mejor su capacidad productiva instalada en Europa.

Y arremeter contra el Grupo Volkswagen me parece un poco osado por parte de Marchionne. En la información de Herald Tribune se dice que “Marchionne y otros ejecutivos de la industria del automóvil acusan al grupo Volkswagen de estar aprovechándose de la crisis para aplicar descuentos con los que ganar mercado.”   

Volkswagen y sus distintas marcas ofrecen unos productos buenos, adaptados a las distintas necesidades de los posibles compradores y por eso sus ventas siguen creciendo cada mes. También porque pese a tener muchas marcas, cada una de ellas tiene su filosofía propia, que se mantiene inalterada, y con productos que van encaminados hacia un tipo de cliente distinto. No son marcas que hagan cada una lo que quiera sino que trabajan como un verdadero grupo y cada marca se adapta a un plan muy bien estudiado.