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Carlos Cancela

Controlados desde el aire

Desde ahora también la DGT controlará los excesos de velocidad en las carreteras españolas desde el aire a través de sus helicópteros y de una nueva

Desde ahora también la DGT controlará los excesos de velocidad en las carreteras españolas desde el aire a través de sus helicópteros y de una nueva arma que parece definitiva, el radar Pegasus. Una demostración más de que la DGT, y el ministerio del Interior están obsesionados con la velocidad de los coches.

El desarrollo de este nuevo invento ha sido realizado por la DGT en colaboración con la empresa fabricante del equipo, que es canadiense, y según la nota de prensa de la DGT España es el primer país del mundo que cuenta con una tecnología como esta para detectar la velocidad de los coches desde un helicóptero. Además, en este desarrollo tan importante, según la DGT, se ha tardado seis años.  

Yo me pregunto si de verdad merece la pena hacer una cosa así, que es algo parecido a matar moscas a cañonazos. Parece ser que el coste de un aparato de estos es de 170.000 euros, pero no se incluye lo que se ha gastado en los últimos seis años de desarrollo. Y el coste de utilización de un helicóptero no es precisamente barato.

De todas formas, a mí  lo que más me fastidia es que poco a poco cada día son menos los que cometen infracciones, porque salvo los grandes empresarios y banqueros, los políticos, los escoltas, los diplomáticos, los policías, los jueces y algunos pocos más que se me escapan, el resto  no comete esas infracciones, porque no las puede pagar. Y casi todos los que les he mencionado están por una u otra causa exentos de pagar multas de radar.

Mejor que este radar Pegasus, que hace la foto del coche con la velocidad a la que circula, pero en la que no se ven el resto de circunstancias que rodean ese caso, yo sería mucho más partidario de que llevara una cámara grabando imágenes permanentemente. Y en lugar de detectar una velocidad máxima puntual para sancionar, que lo que se hiciera fuera buscar y sancionar actuaciones peligrosas de verdad contra la seguridad vial.

Todos hemos visto conductores que van de un carril a otro adelantando por un lado u otro, acercándose peligrosamente al coche de delante, no parando en un  stop o adelantando con una raya continua. Lo que hacen falta son imágenes completas con las que se pueda ir en contra de los especímenes realmente peligrosos que circulan  por nuestras carreteras y que deberían estar en la cárcel porque ponen en peligro la vida de los demás. Llevar esas imágenes a un juez y que este actúe en consecuencia.

Pero esa misma actuación se debería hacer en otros muchos casos. Por ejemplo en los semáforos. Las típicas fotos del semáforo en rojo del ayuntamiento de Madrid son una vergüenza, vulneran todos los derechos básicos, porque hacen una foto en el momento en el que se pone el semáforo en naranja y hacen la foto de la matrícula del coche y del semáforo. Pero no se ve si, por ejemplo, hay una ambulancia o un camión de bomberos detrás. O si el semáforo estaba en naranja cambiando al rojo o si estaba rojo y se lo ha saltado porque sí. Pero son aparatos que ni siquiera están calibrados por un servicio oficial.

Los jueces están echando para atrás estas sanciones del ayuntamiento de Madrid y muchas de las que hace la DGT también, y cada día se hará más. El único objetivo que mueve a la DGT y al ayuntamiento de Madrid y a las policías locales de muchos pueblos de España es sacar dinero y el conductor ya está un poco harto de todo ello.

Sobre todo estamos hartos de la chulería de algunos policías, de algunos agentes de la DGT, y en general de todas las personas con un cargo público, sea el que sea, porque parece que las leyes no van con ellos, que no tienen que cumplirlas. Pero son los que tienen  que dar ejemplo.

Lo único que hace falta en España es un poco de respeto. Pero respeto con mayúsculas y de todos y para todos. Los políticos, haciendo normas que deben cumplir los demás pero que ellos no cumplen, la DGT que impone a los demás conductores lo que no impone a sus agentes no son un ejemplo del respeto que les digo.

Pero ojo, también los conductores. Es impresentable que si hay una limitación de 120 km/h haya conductores que viajen a 250 km/h poniendo en peligro la vida de los demás, como también lo es un padre que arranca su coche con sus hijos en los asientos traseros sin abrocharse el cinturón de seguridad, o la madre que cruza con sus hijos de la mano por una calle con el semáforo en rojo para los peatones.

Desde ahora también la DGT controlará los excesos de velocidad en las carreteras españolas desde el aire a través de sus helicópteros y de una nueva arma que parece definitiva, el radar Pegasus. Una demostración más de que la DGT, y el ministerio del Interior están obsesionados con la velocidad de los coches.