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Carlos Cancela

Se buscan ejecutivos con ideas

El sector del automóvil vive unos momentos bastante convulsos, con unos fabricantes que crecen y crecen, que tienen unos ambiciosos planes de futuro, mientras que otros

El sector del automóvil vive unos momentos bastante convulsos, con unos fabricantes que crecen y crecen, que tienen unos ambiciosos planes de futuro, mientras que otros se encuentran en una situación muy delicada en estos momentos y cada día se habla más de nuevos cierres de factorías y de acuerdos o fusiones con otras grandes compañías. La diferencia está en los ejecutivos que dirigen los destinos de esas empresas.

En un lado de la balanza, el de los que atraviesan momentos buenos, encontramos a los fabricantes de las marcas de lujo que están sabiendo explotar muy bien su privilegiada posición en estos momentos de crisis. Y por supuesto se trata de Mercedes, Audi, BMW, Porsche, Rolls Royce, Bentley, Jaguar o Land Rover. Y también de los fabricantes más modestos que están aprovechando bien sus cartas, como es el caso claro de Dacia que sube y sube cada día.

En el lado negativo de la balanza están los fabricantes generalistas que pierden cada día nuevas oportunidades y que cada mes ven como sus ventas y su producción siguen bajando yu con ello aumentan sus pérdidas. Vivimos un momento complicado, porque desde el año 2008 las cosas van mal en España y también en el resto de Europa.

Algunos fabricantes se habían acostumbrado a despachar coches, como ocurría en el año 2005 o 2006, y no han sabido cambiar su forma de gestionar su negocio. Sin embargo, otros han tenido al frente de sus compañías ejecutivos con una gran visión de futuro que han sabido adaptarse a las circunstancias.

Y el ejemplo más claro es el de Carlos Ghosn, máximo responsable de la alianza Renault-Nissan. Fue el ejecutivo de origen brasileño el que puso en marcha el proyecto de Dacia para Renault, que ahora demuestra que es un acierto pleno.

Y por supuesto la apuesta estratégica por hacer coches eléctricos tanto con Renault como con Nissan, que ha supuesto abrir una nueva vía de futuro para el automóvil. De momento, el coche eléctrico no se puede decir que sea un éxito pero cada día el proyecto avanza con paso firme. Y es un objetivo muy claro.

El otro concepto que funciona claramente es el de Volkswagen. El consorcio alemán sigue creciendo de manera imparable. Las ventas de sus marcas generalistas, Volkswagen, Seat o Skoda, siguen creciendo o al menos manteniéndose en momentos de fuertes caídas, mientras que las marcas de lujo experimentan fuertes crecimientos.

Son dos ejemplos positivos de la evolución del sector del automóvil, como también lo son las marcas coreanas Kia y Hyundai que siguen con paso firme ganando cuota de mercado en Europa, en detrimento de las marcas más europeas.

Pero hay un lado negativo que son los fabricantes europeos, los Peugeot, Citroën, Opel, Fiat o Ford que siguen bajando sus ventas, su cuota, su producción. Por eso, cada día se habla de posibilidad de nuevas fusiones, de nuevos acuerdos, o simplemente de ventas de unas marcas a otras.

Y en este sentido se vuelve a hablar insistentemente de las posibles negociaciones entre el grupo Volkswagen y Fiat para que el primero compre la marca Alfa Romeo. Esta marca, de llegarse a un acuerdo, se integraría en el subgrupo Audi, que integra las marcas italianas asociadas en el grupo Volkswagen, Lamborghini y Ducati. Además, en el posible acuerdo se plantea incluir la fábrica del grupo italiano en Pomigliano. 

Pero volviendo a la situación complicada de los principales fabricantes europeos, lo curioso es que en muchos casos lo que hay es un problema de gestión, de tomar las decisiones adecuadas o de liderazgo. Los nuevos modelos que una de estas marcas vaya a lanzar en el futuro tienen que estar muy bien pensados y tener, por ello, garantías de éxito.

Ford hace coches muy buenos, el Focus es un compacto con un comportamiento casi como ningún otro del mercado, pero cada día se venden menos Ford Focus. Y lo mismo ocurre con el Fiesta, pese a que es un coche muy interesante. O con el Mondeo, sin duda un gran coche. Pero exactamente igual se puede decir de los Opel Astra, o Corsa, o del Insignia aunque este último es un modelo que tiene unas ventas bastante buenas. Y por supuesto podemos decir lo mismo del Citroën C3, o del C4 Picasso o de la línea Citroën DS o de los Peugeot 308, o 3008, o 4007, o 508.

No se trata de hacer buenos coches, que tengan un consumo bueno, o un buen comportamiento, sino de hacer coches atractivos para los clientes, coches que se vendan. Saber diseñarlos, saber construirlos, y sobre todo saber venderlos parece la asignatura pendiente de los fabricantes generalistas actuales.

Y es que hace falta buscar ejecutivos geniales, con ideas, que sepan mirar al futuro con los conceptos muy claros. Y cambiar las reglas actuales, las de hacer un coche bonito, con un buen consumo, con buenas prestaciones, algo que tienen todos los coches del mercado.    

El sector del automóvil vive unos momentos bastante convulsos, con unos fabricantes que crecen y crecen, que tienen unos ambiciosos planes de futuro, mientras que otros se encuentran en una situación muy delicada en estos momentos y cada día se habla más de nuevos cierres de factorías y de acuerdos o fusiones con otras grandes compañías. La diferencia está en los ejecutivos que dirigen los destinos de esas empresas.