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¿Para qué nos multa la DGT?
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Carlos Cancela

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C. C.

¿Para qué nos multa la DGT?

Cada año se imponen en España más de cuatro millones de denuncias en carretera, y lo más curioso es que esta cifra sigue creciendo pese a

Cada año se imponen en España más de cuatro millones de denuncias en carretera, y lo más curioso es que esta cifra sigue creciendo pese a que cada vez hay menos dinero en manos de  los posibles infractores. Y es que la crisis ha hecho estragos y por eso los agentes tienen que aplicar cada día nuevas estrategias para seguir multando.

La semana pasada Automovilistas Europeos Asociados hacía públicas unas cifras que dejan a la DGT en un mal sitio. En esta información se dice que casi el 50% de las sanciones impuestas en España se deben a excesos de velocidad.

Este dato puede hacer parecer que los conductores españoles van muy deprisa, pero en realidad eso no es así. De hecho, el 70% de las sanciones por exceso de velocidad corresponde a la denuncia mínima, con un margen de exceso en torno a 10 km/h, que se sanciona con 100 euros y sin puntos de carné.

Sin embargo, desde la DGT siempre se habla de reducir la velocidad y de conseguir que los límites se cumplan como la clave para reducir la siniestralidad. Seguro que en alguna ocasión se han puesto a 110 km/h en la M40 o a 55 km/h en una gran avenida de una ciudad, o a 130 km/h en una autovía sin tráfico. Pues eso es exactamente lo que persigue con todos sus medios técnicos la DGT.

Ese tipo de infracciones tan “peligrosas” representan la mayoría de las multas impuestas en España y el año 2011, último con datos consolidados, totalizaron 1,4 millones de expedientes sancionadores.

La semana pasada se ha producido un caso lamentable, al responsable de tráfico de Girona le han “cazado” en su coche oficial a 160 km/h. Lo peor es que no tenía ninguna urgencia y simplemente volvía de intervenir en unas jornadas sobre seguridad vial. Y es que la misma persona que dice que hay que cumplir estrictamente las normas, que hay que ser respetuosos con los límites de velocidad, luego se sienta al volante y va a su ritmo sin tener en cuenta esos límites, ni la seguridad, ni nada. Pero ojo, en su descargo hay que decir que ha presentado su dimisión, algo casi único en España.

Pero creo que exactamente lo mismo, es decir, dimitir, deberían hacer cada día todos y cada uno de los agentes de la Guardia Civil que incumplen reiteradamente las normas que nos obligan a todos pero que ellos se saltan a la torera. Esos que circulan por la M40 a 140 km/h y cuya única urgencia es poder llegar antes al vehículo que ha parado el coche camuflado de sus compañeros, que al llegar este más rápido pueden seguir con su tarea, que no es otra que la de multar a los conductores.  

En Francia, donde la velocidad en autopista y autovía es de 130 km/h, la velocidad media de circulación fue de 113 km/h y el porcentaje de conductores que no respetaron los límites de velocidad también fue mayor. En concreto fue el 12% frente a nuestro escaso 4,82%. El porcentaje de multas impuestas en Francia por el mínimo margen mínimo de exceso de velocidad, fue el mismo que en España, del 70%. La multa en España es de 100 euros y el equivalente en Francia por la misma infracción es de 68 euros.

La pregunta que cabe hacerse después de ver estas cifras es si realmente la razón por la que se ponen tantos radares en las carreteras españolas, o en las francesas, es por mejorar la seguridad vial o si se hace por aumentar la recaudación.

No sería mejor que los agentes de la DGT se ocuparan con todos sus medios técnicos de buscar a esos pocos conductores que van muy deprisa por la carretera y dejaran un poco más tranquilos a los que van a 128 km/h por una autovía. O que buscaran a los que adelantan con raya continua en un sitio muy peligroso y que hicieran la vista gorda con un conductor que circula 75 km/h en un sitio limitado a 70. O esos que se saltan un Stop para llegar antes…   

Cada año se imponen en España más de cuatro millones de denuncias en carretera, y lo más curioso es que esta cifra sigue creciendo pese a que cada vez hay menos dinero en manos de  los posibles infractores. Y es que la crisis ha hecho estragos y por eso los agentes tienen que aplicar cada día nuevas estrategias para seguir multando.