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Carlos Cancela

Alerta máxima por radares

En las últimas semanas se han intensificado las tareas de los radares móviles tanto de la DGT como de los distintos organismos encargados de la regulación

En las últimas semanas se han intensificado las tareas de los radares móviles tanto de la DGT como de los distintos organismos encargados de la regulación del tráfico en las carreteras, y también en los principales ayuntamientos. Si siempre los conductores hemos sido los que hemos pagado los platos rotos de todas las cuentas que no salen en España, ahora lo vamos a ser mucho más.

Los conductores estamos ahora en alerta máxima por radares, porque tanto la DGT, con sus nuevos cinemómetros, como los ayuntamientos, han abierto la veda. Por Madrid, raro es el día que no veo al menos tres o cuatro radares instalados en coches parados en un lateral o de trípode delante de una furgoneta. Y la DGT tiene ya todos sus radares operativos y cada día compra nuevos aparatos, incluidos varios equipos nuevos de helicóptero. Y funcionando a tope.

Hay que tener especial cuidado, porque ya no están puestos en coches nuevos, en los que se utilizan como radares móviles. Ahora, la última técnica es dejarlos instalados en un coche viejo, embargado por algún motivo o abandonado por su propietario. Es decir, que si antes cuando se veía un coche con 20 años se sabía que no era un radar, ahora también puede serlo. Son las nuevas técnicas.

Pero ojo, yo estoy a favor de que se cumplan las normas. Si hay que circular a 120 km/h, algo que creo que es absurdo hoy en día en algunos tramos, pues hay que circular así. Pero los radares se ponen en las zonas en las que no se sabe por qué, de 120 km/h de límite genérico se pasa a 100 km/h. O en una vía de servicio de 3 carriles en la que se pone un 60 km/h ridículo y todos los días hay un radar allí puesto. O en la bajada del Puerto de Somosierra con un 80 km/h en una autovía que ya es famoso en toda Europa.

Según un estudio realizado por Automovilistas Europeos Asociados, AEA, en el que se analizan los puntos negros de las carreteras españolas, de los 160 tramos más peligrosos solo en 9 de ellos hay un radar instalado. Y eso que son más de 1.000 los equipos de control de la velocidad que tiene desplegados la Administración por todo el territorio nacional.

Lo que a mí me gustaría es que con el mismo ahínco con el que se controla a los conductores se controlara también a los demás ciudadanos, y por todo. Los españoles, en general, no cumplimos ni una sola norma legal, pero los únicos que pagamos por ello somos los conductores.

El objetivo no debería ser que cada año la DGT “saque” 400 millones de euros de los bolsillos de los conductores, además de los miles de millones que se sacan de los impuestos al automóvil. O que el ayuntamiento de Madrid, por poner un ejemplo, haga un “bote” de 50 millones de euros de multas. Y por supuesto lo mismo se aplica a la Generalitat o al Gobierno Vasco o a los otros ayuntamientos.

Nuestro país es líder en consumo de drogas, en piratería informática, en absentismo laboral, en fracaso escolar, en violencia de género, y de corrupción política para que hablar, pero hasta los delincuentes más peligrosos tienen presunción de inocencia y tienen unos derechos que nadie puede saltarse, ni siquiera un juez. Los conductores, por el hecho de serlo, tenemos un único derecho que es el de pagar las multas, eso sí, con un 50% de descuento si la pagamos rápido y no recurrimos la sanción. Bueno, eso si llega a tiempo la notificación y no nos embarga Hacienda la cuenta.

Hace unos días se hacía público un estudio de la OCU según el cual en 2013 uno de cada cuatro conductores fue multado y de media cada conductor pagó por ello 129 euros. Y según este estudio la mayor parte de la multas fue por aparcamiento. La Organización de Consumidores y Usuarios comenta en este sentido que “aunque teóricamente las sanciones no tienen un afán recaudatorio, en realidad son desproporcionadas”. Una sanción por un exceso de velocidad por ejemplo, cuesta más del doble en España que en Alemania, y eso pese a la diferencia de sueldos.

Está claro que los conductores no somos cumplidores estrictos de las normas vigentes, y de hecho un 90% de los conductores encuestados por la OCU admite que supera los límites legales al hacer un adelantamiento. Y también otros muchos admiten que aparcan en doble fila, que superan regularmente los límites de velocidad o que hablan por teléfono mientras conducen.

Los conductores somos culpables de muchas cosas, pero no de todas. Hay muchos problemas en la sociedad española que si se pusieran los medios que se emplean para perseguir a los conductores, se solucionarían. Pero no.

Cada día hay menos accidentes y también menos víctimas en las carreteras españolas, y ese es un acierto de todos los que formamos parte del tráfico. En las carreteras españolas las cifras de víctimas se han dividido por cinco en los últimos diez años, pero curiosamente ahora aumentan las víctimas por atropello y en accidentes de moto y bicicleta.

¿No se habrá planteado alguna vez el ministerio del Interior, o la Dirección General de Tráfico o el ayuntamiento de Madrid, o el resto de organismos encargados de estos temas, que si aumentan los atropellos puede, quizá, ser consecuencia de que los peatones cruzan por mitad de la calle sin mirar si viene un coche?

El ayuntamiento de Madrid acaba de promulgar una nueva ley por la que se va a multar a las personas que escupan en la calle o que pisen los bancos. Pero yo me pregunto, ¿si las personas cruzan por mitad de la calle con un policía municipal delante y no les dice ni una sola palabra, para qué se va a molestar ese agente en perder su tiempo en abroncar a unos chavales subidos en un banco?

Curiosamente los conductores madrileños son los más “sangrados” por las multas. Según el informe de la OCU que les mencionaba antes, el 76% de los conductores madrileños ha tenido al menos una multa en los últimos cinco años.

Hay que conseguir solucionar los problemas del tráfico, pero creo que básicamente es solo uno, educación y respeto a los demás. Eso hay que enseñarlo en el colegio desde que se llega al primer curso y cualquier otra cosa será un parche y un medio de recaudación.Y lo dicho, prepárense para la nueva campaña de radares que va ser muy dura.

En las últimas semanas se han intensificado las tareas de los radares móviles tanto de la DGT como de los distintos organismos encargados de la regulación del tráfico en las carreteras, y también en los principales ayuntamientos. Si siempre los conductores hemos sido los que hemos pagado los platos rotos de todas las cuentas que no salen en España, ahora lo vamos a ser mucho más.

OCU Multa