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Carlos Cancela

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Carlos Cancela

Al volante no valen las excusas

Cuando uno se sienta al volante de un automóvil o a los mandos de una motocicleta hay algo que no se puede olvidar nunca, que esta

Cuando uno se sienta al volante de un automóvil o a los mandos de una motocicleta hay algo que no se puede olvidar nunca, que esta es una actividad que conlleva importantes riesgos, no solo para el conductor o las personas que viajen en su coche, sino también para todo el resto de usuarios de la carretera. Esa es una gran responsabilidad que solo se debe aceptar cuando se circula en las mejores condiciones. Y, por supuesto, no hay excusas cuando se comete un error que provoca un accidente.

Y cuando digo esto hablo de una gran cantidad de elementos y de circunstancias sin las que no se puede uno poner al volante. O al menos no debería hacerlo. Conducir un vehículo que no ha pasado la ITV o que no tiene seguro es un buen ejemplo. Si no tiene las ruedas en buen estado o si es un coche viejo y no bien revisado, cualquier desplazamiento supone un peligro añadido.

Además de estas circunstancias, que son bastante claras, hay unas normas que siempre se deben cumplir. Ponerse el cinturón de seguridad y hacer que se lo pongan todas las personas que viajan en nuestro coche es clave para reducir la gravedad de las lesiones, en el caso de producirse un accidente. Pero aún así, hay mucha gente que no se lo pone.

Para hacer una conducción lo más segura posible, y eso debería ser tarea de todos los conductores, la clave es poner la máxima atención en lo que se hace. Y es que según los datos que maneja la DGT, el 50% de los accidentes se producen como consecuencia de una conducción distraída.

Las distracciones pueden venir de cualquier detalle, de mirar a otro coche, de cambiar la emisora de nuestro equipo de radio, de ir hablando con otra persona que va en el coche o de hacer alguna gestión en el navegador de nuestro vehículo. Cualquiera de estas circunstancias puede provocar un grave accidente. Pero si hay algo que cada día hace más difícil la ya de por sí complicada tarea de la conducción, sin duda es el teléfono móvil.

Ni siquiera sirve utilizarlo de un modo legal, con el sistema manos libres de nuestro vehículo. Con esa solución se puede hacer una llamada muy corta, solo para dar un recado, pero las personas que llevan su teléfono implementado en el coche normalmente van todo el tiempo hablando por el móvil y haciendo gestiones. Y eso es casi igual de peligroso –aunque está permitido- que usar el terminal en la mano, porque uno no va pendiente de la conducción, sino de la conversación. Sobre todo si se habla con el jefe, por ejemplo, o con la novia, o con un buen amigo.

Según un estudio elaborado por la DGT, más de 13 millones de conductores, el 60% del total, reconoce haber utilizado el móvil mientras conduce. Y hay un dato aún mucho más grave que se desprende de este estudio: casi 4 millones de usuarios han contestado un SMS o leído un WhatsApp mientras su coche estaba en marcha; otros 2,7 millones admite que no utilizan el sistema manos libres en el habitáculo del vehículo. Pero lo peor es que más de medio millón de conductores asegura que han estado muy cerca de sufrir un accidente por atender la pantalla del móvil.

La conclusión del estudio señala, como perfil de conductor que usa el móvil, a un joven menor de 34 años, que viaja solo, en un recorrido rutinario. Y lo hace cuando va o regresa del trabajo y utiliza el WhatsApp cuando se detiene en un semáforo o en un atasco. Y es que esta aplicación del móvil es la más utilizada por los conductores que infringen esta norma de circulación, con cerca de 2 millones de usuarios.

El uso del móvil al volante está penalizado con 3 puntos en el carné de conducir y una multa de 200 euros. Pero lo más grave no es tanto la multa como la posibilidad de provocar un accidente, de verse implicado en un incidente en el que se pueden perder vidas humanas y que puede arruinar la vida de cualquiera.

Lo más importante para reducir la siniestralidad provocada por el tráfico en las calles y las carreteras españolas es concienciar a los conductores de que sentarse al volante de un coche es una situación de riesgo, que hay que tomar medidas para hacerlo bien y para reducir al mínimo los accidentes. Y por ello poner siempre la máxima atención al volante.

Conducir con dos o tres copitas encima, con drogas en el cuerpo o con el móvil en la mano pasando mensajes es acumular todas las papeletas para provocar un accidente y las consecuencias son imprevisibles y pueden destrozar nuestra vida. Y peor aún, la vida de los demás, los que si van cumpliendo con las normas, los que no han bebido o los que no usan el móvil cuando conducen y van pendientes de la conducción. Y por eso desde aquí le damos nuestro apoyo a la campaña “Stop chatear” impulsada por el RACE, Castrol y BP, pero que cuenta con el apoyo de la DGT.

Cuando uno se sienta al volante de un automóvil o a los mandos de una motocicleta hay algo que no se puede olvidar nunca, que esta es una actividad que conlleva importantes riesgos, no solo para el conductor o las personas que viajen en su coche, sino también para todo el resto de usuarios de la carretera. Esa es una gran responsabilidad que solo se debe aceptar cuando se circula en las mejores condiciones. Y, por supuesto, no hay excusas cuando se comete un error que provoca un accidente.