Un granito de arena para mejorar la siniestralidad en las carreteras

La crisis está haciendo mella no solo en la edad del parque de vehículos en España, que ya ronda una media de 11 años, sino que también está afectando al estado de mantenimiento de los coches. Según un estudio puesto en marcha por el RACE dentro del primer observatorio Español de Conductores, un 70% de los usuarios ha reducido el dinero que gastan en su mantenimiento.

Este primer estudio, elaborado por el instituto de estudios independiente Grupo Análisis e Investigación, obtiene algunas conclusiones realmente destacables como que un 70% de los automovilistas han reducido los gastos en partidas tan importantes como el mantenimiento del vehículo, las reparaciones, el uso de autopistas de peaje o las coberturas del seguro. Asimismo, más del 40% de los usuarios reconoce que ha tenido que dejar el coche en casa, y seis millones de conductores no pueden cambiar de coche, aunque necesitan hacerlo, por problemas económicos.

Para elaborar este estudio se ha recogido la opinión de más de 3.300 conductores, en representación de los 26 millones que hay en España. El perfil medio sería el de un conductor varón de 44 años, que utiliza el vehículo una media de 5 días a la semana por motivos laborales y que, en general, combina los trayectos urbanos con los interurbanos.

Este estudio demuestra que los conductores no son excesivamente buenos al volante. De hecho un 11,6% de los encuestados, o lo que es lo mismo una cifra en torno a 2,7 millones de conductores, reconoce que no cumple los límites de velocidad de forma habitual. Y otra cifra importante, un 7%, es decir unos 1,8 millones de conductores, emplea el móvil cuando está circulando, tanto para hablar como mandar o recibir mensajes. Y un dato también muy destacable, los jóvenes son los que reconocen más comportamientos incorrectos al volante.

Es un mal punto de partida en un momento en el que las carreteras empiezan a ver como las víctimas de accidentes aumentan en lo que va de año. Pero es una realidad que es fácilmente demostrable. Las carreteras están tan llenas de señales con límites de velocidad distintos, con lo que llega un momento que resulta imposible, por muy pendiente que se vaya, saber a qué velocidad hay que circular. Y ese es un grave error que comete la administración en sus distintas vertientes y organismos nacionales o regionales.

Y es que los conductores no cumplen con los límites de velocidad, que no están nada claros, pero es que tampococumplen con ellos los agentes de la Guardia Civil, los policías nacionales o municipales, los jueces o los políticos. Sin duda hay que hacer algo en este sentido, hay que conseguir que absolutamente todos cumplamos las normas, pero eso no puede pasar por llenar las carreteras de radares y que siempre estén imponiendo sanciones a todos los conductores.

También está prohibido circular por el carril central en una autopista de tres vías con el carril derecho vacío, pero esta forma de conducir, que no hace más que crear peligro en las carreteras, no se persigue por parte de la Guardia Civil.

Hay otro aspecto que hace cada vez más peligrosas las carreteras, que es el uso del móvil. El pasado sábado, circulando por la carretera vi como el coche de delante se acercaba peligrosamente al borde de la carretera, hasta de llegar a pitarle por si estaba dormido.

Pero no, era un señor de al menos 60 años, que llevaba una mano en el volante y con la otra ponía el teléfono móvil delante de su vista. El señor debía tener un problema de visión, porque al mismo tiempo, y para complicar aún más la maniobra, se debía quitar las gafas para poder leer el texto del mensaje o del e-mail que le mandaron.

La conducción es una acción que conlleva unos riesgos bastante importantes. Si se conduce bien y con la atención debida, puede resultar muy segura. Y mucho más aún con los coches modernos, cargados de ayudas al conductor para solucionar los problemas que se puedan presentar.

Pero el problema viene cuando se han bebido dos o tres copitas o se ha metido una rayita, o no se ha dormido la última noche. Cuando se va despistado, o cuando se circula con prisa y uno se cree que es más listo que los demás, que es lo que habitualmente ocurre en las carreteras españolas.

Nuestras carreteras son, este año, un verdadero peligro porque a los despistes habituales del verano, a los viajes con copas que siempre se producen en esta época, se suman el mal estado de mantenimiento de las carreteras, en un estado lamentable por falta de inversión, y los coches más viejo y con una reducción del 70% en el mantenimiento de los coches.