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Carlos Cancela

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Carlos Cancela

Objetivo cero accidentes

Cuando comienza un nuevo año, todos nos hacemos algunos propósitos para tratar de mejorar en todos los sentidos y tratar de ser un poco más felices

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Cuando comienza un nuevo año, todos nos hacemos algunos propósitos para tratar de mejorar en todos los sentidos y tratar de ser un poco más felices. Y también, y es importante, hacer un poco más felices a las personas que nos rodean. Muchos de nosotros utilizamos cada día el coche y podemos, con un poco de esfuerzo, hacer que todos seamos más felices, que se circule con más seguridad y que se produzcan menos accidentes.

Las cifras de víctimas mortales en las carreteras españolas arrojan un balance, en 2014, similar al logrado en 2013, que a su vez ya fue el mejor desde que se tienen estadísticas de siniestralidad en España. Pero esta cifra hay que seguir reduciéndola cada día, porque no es asumible que cada año tengan que morir en las carreteras españolas más de 1.100 personas y que otras casi 5.000 sufran lesiones graves.

El objetivo que debemos plantearnos para el futuro, el único objetivo asumible, es el de cero accidentes en las carreteras, que parece algo utópico, pero que realmente se puede conseguir. Solo hace falta una cosa, el esfuerzo de todos los actores de esta escena que es el tráfico. Pero me gustaría que ese objetivo de verdad nos lo tomáramos todos en serio.

Desde la administración no se hace, desde luego, todo lo que se puede hacer para lograr el cero accidentes que ellos mismos reclaman. Las carreteras no se mantienen y hay verdaderos agujeros negros en la red viaria que si no se conocen son muy, pero que muy peligrosos. Eso hay que solucionarlo si se quiere lograr el ansiado objetivo.

Tampoco la señalización ayuda mucho, carreteras llenas materialmente de señales, miles y miles de señales de limitación de velocidad que llega un momento que son imposibles de asimilar… y de cumplir. Y lo peor es que llegan con el año 2015 nuevas limitaciones, aún más restrictivas, en el conjunto de las carreteras nacionales y en las ciudades. Con ello, los conductores tenemos cada día más difícil saber a qué velocidad hay que circular.

El punto de partida no puede ser peor, pero también hay cosas positivas en este entorno del tráfico. El Gobierno ha puesto en marcha planes de ayuda para que los ciudadanos puedan cambiar de coche con algo más de facilidad y con ello puedan utilizar coches mucho más seguros que los de hace, por ejemplo, diez años.

Pero falta la parte de los conductores y de los otros implicados en el tráfico, que es la más importante de todas. Y es, quizá, la que menos se cumple. Chatear cuando se circula, o hacerse un selfie al volante, o mandar un sms o mirar el navegador del teléfono para llegar a un sitio concreto, son un cúmulo de locuras que se repiten cada día con más frecuencia y que van reduciendo de manera drástica la seguridad vial. O circular a 160 km/h por una carretera, por muy autopista que sea.

Hacer una llamada de teléfono con un móvil está prohibido y sancionado, pero no lo está hacer esa misma llamada con un sistema bluetooth desde un móvil conectado con el coche o incluso instalado en el coche. Pero es igual de peligroso. Y poco a poco están llegando al automóvil nuevos sistemas que permiten abrir leer y responder corres electrónicos, por ejemplo, o mandar whats-app o un tuit. No es cuestión de que esté permitido o no, sino de si uno cree de verdad que mantiene la necesaria atención sobre el tráfico o no.

Cuando se analizan las cifras de siniestralidad, los resultados son muy curiosos. La velocidad está casi siempre en un accidente, pero porque el análisis lo hace la propia DGT y en cualquier caso si se produce un choque contra el coche de delante, por ejemplo, es porque se iba más deprisa de lo que se debía.

Pero creo que lo que realmente está detrás de todos los accidentes es la distracción de los conductores. El conductor que se sale en una curva por tomarla a 80 km/h cuando es de 50 km/h es que realmente no va pendiente del trazado de la carretera. Si a una curva no se le ve el final, si no sabemos cómo es, no podemos tomarla a una velocidad alta. Y si se choca contra el coche de delante es porque no vamos pendientes de cómo va ese vehículo.

Hay que ir pendiente y no vale decir que esta vez no había señal de limitación, o que no la hemos visto, o que el coche de delante ha frenado muy brusco… El conductor debe ir en todo momento pendiente del tráfico, del coche y de todo lo que rodea a la conducción. Y si está cansado o si quiere mirar el correo electrónico, deberá pararse. No sirve ir circulando por una autopista a 100 km/h por el carril central, pegado al coche de delante y pensando en la novia, o el novio, o mandando mensajes y abriendo Facebook.

El cero accidentes de tráfico es un objetivo que sería posible conseguirlo si todos, la DGT, la Policía, Fomento y sobre todo los conductores, pusiéramos todo de nuestra parte para lograrlo. Pero también los peatones, que siguen cruzando sin mirar por donde les apetece, o los ciclistas, o los motoristas y también los camioneros y los conductores de autobús. Solo hay que hacer bien las cosas, pero todos, y comprobar que cada año las cifras de siniestralidad bajan. Si no bajan es que estamos haciendo mal las cosas, y no vale decir que son los otros, todos somos responsables de esa siniestralidad, sin excepciones.

Vamos a luchar todos por reducir la siniestralidad en las carreteras españolas. Todos saldremos ganando. Y cada día estaremos más cerca de ese gran objetivo de cero accidentes en las carreteras españolas.

Cuando comienza un nuevo año, todos nos hacemos algunos propósitos para tratar de mejorar en todos los sentidos y tratar de ser un poco más felices. Y también, y es importante, hacer un poco más felices a las personas que nos rodean. Muchos de nosotros utilizamos cada día el coche y podemos, con un poco de esfuerzo, hacer que todos seamos más felices, que se circule con más seguridad y que se produzcan menos accidentes.

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