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Carlos Cancela

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Carlos Cancela

Cuidado con los niños en el coche

Es una temeridad llevar a un niño en el coche sin la sillita adaptada a su edad obligatoria

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Los accidentes de tráfico son una lacra de la sociedad actual, por la que cada año mueren 1.3 millones de personas en todo el mundo en este tipo de siniestros. Peatones, ciclistas, motoristas, conductores o simples viajeros de los vehículos se ven cada día metidos en un entorno que les puede llevar a perder su vida de manera violenta. Y los niños, sin tener ninguna culpa, también se ven gravemente afectados por este problema.

Lo más curioso es que si todos los conductores, o peatones, o ciclistas o motoristas cumplieran con sus obligaciones a la hora de integrarse en el tráfico, no tomaran unos riesgos excesivos y pusieran toda su atención en lo que están haciendo, las cifras se reducirían de manera drástica. De esta forma se llegaría a lo que realmente sería un accidente, un fallo mecánico, un error puntual de un conductor o un problema médico grave o casos parecidos. Así estaríamos hablando de una reducción de víctimas de un 80 o 90%.

Por ello debemos ser conscientes de que el automóvil, el tráfico en general, forma una parte importante de nuestra vida y tenemos que cumplir con unas normas básicas de convivencia en este sentido. Cumplir las normas establecidas y respetar a los demás es la clave.

En España, la mortalidad en el colectivo de los niños se ha reducido notablemente en los últimos años, pero aún así el año pasado murieron en las carreteras españolas 35 niños, de los cuales 15 fueron peatones atropellados, y el resto, ocupantes de turismos que, en su mayoría, no hacían uso del sistema de retención infantil, que por cierto es obligatorio.

La única manera de evitar todas estas víctimas es la educación entendida como una manera de concienciar a los más pequeños de los riesgos que conlleva el tráfico y poco a poco, y en función de su edad, ir poniendo en marcha medidas para reducir de una vez por todas y drásticamente la siniestralidad.

Pero no es solo una cuestión de educar a los hijos. También es muy necesario educar a los padres porque hay muchos que no son conscientes de los peligros que conlleva, por ejemplo, sentar a un niño sin su sillita en el coche, por ejemplo, o que vaya sin ponerse el cinturón en el caso de que sea un poco más mayor.

Y eso por no decir que también el padre debe llevar el cinturón de seguridad puesto, porque lo dice la ley, pero sobre todo porque nos puede salvar la vida si se produce un accidente. Lo más importante, cómo un padre que no se pone el cinturón le va a decir a su hijo que se lo ponga. O cómo le va a decir que no se cruza con el semáforo rojo, si el padre lo hace a diario.

Responsabilidad de los padres

Algunos padres piensan que el colegio y los profesores son los únicos responsables de la educación de sus hijos, pero yo creo que eso no es cierto. La responsabilidad última de la educación de un hijo es de los padres, aunque por supuesto cuentan con un gran aliado en los profesores. Y lo que falla en el tráfico, y en muchas otras cosas en España, es la educación.

Cuando uno se va fijando en la conducción, en los otros vehículos, se ven verdaderas atrocidades. Les aconsejo que un día que vayan en autobús, o en coche pero no conduciendo, se fijen en lo que hace el resto de conductores. Y se llevarán una gran sorpresa. Hasta el punto de que si son muy aprensivos, incluso se planteen si de verdad quieren seguir conduciendo o no en el futuro.

El teléfono móvil es un gran invento, pero al mismo tiempo es una epidemia de la sociedad. Ver a una pareja comiendo juntos y que cada uno esté con su móvil hablando con sus amigos por mensajes, es un poco deprimente. Como lo es que una madre, o un padre que va paseando con su hijo por una acera vaya más pendiente del móvil y de los mensajes que de su niño.

Eso mismo del uso indiscriminado del móvil, tan peligroso, está pasando en la conducción. Cada día hay más personas al volante que llevan su mirada siempre hacia abajo, pero básicamente porque están leyendo el último SMS o respondiendo un correo electrónico. Ya lo de hablar por el móvil conduciendo es casi lo menos grave.

Todos debemos concienciarnos de que quitar la vista de la carretera o de la calle es un grave peligro en todo momento y puede tener una consecuencia muy grave para nosotros mismos pero sobre todo para el resto de usuarios de la carretera. Que cruzar una calle leyendo en la pantalla del móvil puede tener graves consecuencias, o que circular a 80 km/h en una ciudad es poner peligro a otras personas que no tienen la culpa o que sentar a un niño en un coche sin su sillita es una temeridad. Sobre todo porque si pasa algo ese “accidente” lo tendremos en nuestra conciencia de por vida.

Los accidentes de tráfico son una lacra de la sociedad actual, por la que cada año mueren 1.3 millones de personas en todo el mundo en este tipo de siniestros. Peatones, ciclistas, motoristas, conductores o simples viajeros de los vehículos se ven cada día metidos en un entorno que les puede llevar a perder su vida de manera violenta. Y los niños, sin tener ninguna culpa, también se ven gravemente afectados por este problema.

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