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Carlos Cancela

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Carlos Cancela

La conducción en Madrid y en Barcelona

Últimamente he sufrido muchos atascos de Madrid y de Barcelona. La conclusión que he sacado es que los conductores barceloneses son mucho más educados que los madrileños

Foto: EFE/ANGEL DIAZ
EFE/ANGEL DIAZ

Madrid y Barcelona son dos grandes ciudades españolas que son muy diferentes entre sí en cuanto al tráfico y la conducción. La estructura de las ciudades, de las calles y los cruces, el hecho de que Barcelona tenga muchas motos y Madrid una menor tradición motorística marcan en parte el comportamiento de los conductores.

Pero creo que por encima de todo hay un tema de educación cívica, que sin duda es clave. A lo largo de los últimos meses he tenido que hacer muchos kilómetros en los atascos de Madrid y de Barcelona. Después de todas esas horas de estar parado en las calles la conclusión que he sacado es que los conductores barceloneses son mucho más educados que los madrileños. Y lo son en todos los sentidos relacionados con la conducción.

Cuando uno circula por la mañana por la M-30 en dirección norte y está completamente parada, muchos de los conductores están pensando únicamente en cómo adelantar a algún coche. A pesar de que está parada en los tres carriles, los coches se van cambiando de fila para intentar adelantar a algún coche. Y esa actitud lo único que hace es entorpecer aún más el tráfico.

En Barcelona, los atascos son frecuentes, pero se encaran con otra actitud. Los coches no van cambiando de carril para intentar adelantar

Otro detalle que demuestra el mal hacer de los conductores madrileños. La M-30 parada y una incorporación a la misma. El primer coche que llega a incorporarse a la vía principal se queda parado para que le dejen entrar en la fila. Hasta ahí es lo normal, lo que se hace en todas partes. Lo que hace diferente a Madrid es que el que llega detrás se cuela al que está ya parado, y el siguiente se cuela al anterior y el último pasa poco menos que por el campo hasta colarse a todos. Eso es la educación vial que tenemos.

He tenido que circular varias mañanas por el cruce de Alcalá con el Paseo de Recoletos en la plaza de Cibeles. Es un sitio complicado, pero he visto pasar a bastantes moteros con la misma actitud de pasarse los unos a los otros. En Madrid, en general, los conductores de coches no piensan para nada en las motos. Si un usuario de una moto consigue abrirse camino, el que va detrás, en lugar de seguir un camino que ya está abierto, lo que hace es intentar buscar otro para llegar antes que el primero. Y el resultado es que todo va cada vez peor y cada vez se atasca más el tráfico.

Hablemos ahora de Barcelona, donde los atascos también son frecuentes, pero se encaran con otra actitud. Los coches, en general no se van cambiando de carril para intentar adelantar a los otros. Por supuesto hay algunos que lo hacen, pero en general los vehículos siguen su orden de llegada. Y entonces es cuestión de armarse de paciencia y seguir el ritmo hasta llegar al destino.

Cuando hay una incorporación a una vía atascada ocurre exactamente lo mismo, siguen su orden de llegada. Al menos por la experiencia que he tenido estos últimos meses de atascos en la Ronda Litoral, cuando hay una incorporación el primer coche se acerca hasta que le dejan pasar. Pero el segundo espera detrás hasta que una vez se ha incorporado el primero alguien le deja pasar. Y así sucesivamente.

Y con el tema de las motos, en el que Barcelona también está muy por encima de Madrid, cuando un motorista encuentra un camino que está un poco más liberado, esto hace que enseguida el resto de motoristas sigan ese camino, que parece el bueno. Pero no tienen la obsesión de adelantar al otro motorista, como ocurre en Madrid.

Si en Barcelona se pusiera un número a los coches según pasan por un punto de un atasco, como si fuera el turno de una carnicería por ejemplo, muchos coches llegarían en el mismo orden al final del atasco tras unos cuantos kilómetros, cosa que en Madrid no ocurriría.

Madrid y Barcelona son dos grandes ciudades españolas que son muy diferentes entre sí en cuanto al tráfico y la conducción. La estructura de las ciudades, de las calles y los cruces, el hecho de que Barcelona tenga muchas motos y Madrid una menor tradición motorística marcan en parte el comportamiento de los conductores.

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