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Carlos Cancela

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Carlos Cancela

Justicia norteamericana vs. Justicia europea

Desde el pasado día 18 de septiembre, cuando se conocieron las primeras informaciones sobre el caso de los coches trucados de Volkswagen, todo ha girado en

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Desde el pasado día 18 de septiembre, cuando se conocieron las primeras informaciones sobre el caso de los coches trucados de Volkswagen, todo ha girado en torno al consorcio alemán. El anuncio de que eran 11 millones de vehículos los afectados en todo el mundo, hacía que las acciones de Volkswagen bajaran más de un 35%. Esto daba lugar a una pérdida de capitalización bursátil en una semana de más de 21.000 millones de euros.

Este escándalo 'Volkswagengate', como ya se denomina a nivel internacional, es un caso muy grave, porque no es un error, un fallo en la fabricación, una pieza defectuosa o el empleo de un material de peor calidad para ahorrar costes. Es poner en marcha, con premeditación, un fraude con una sofisticada tecnología de software para que el vehículo detecte cuándo se le está haciendo una prueba de emisiones y entonces hacer que el motor consuma y emita menos. Y lo peor, que la marca de componentes Bosch había avisado a Volkswagen de esta circunstancia en 2007. Y en 2011 también un grupo de ingenieros de la propia Volkswagen.

Sin duda, me parece muy grave, pero lo que me ha sorprendido es que sea la Justicia norteamericana la que haya sacado a la luz este escándalo. Se pueden decir muchas cosas de Estados Unidos, pero creo que una de sus virtudes más destacables es que tienen una Justicia independiente. Y el sector del automóvil es un buen ejemplo.

Los tres grandes fabricantes a nivel mundial, Toyota, General Motors y ahora Volkswagen, han pasado por la Justicia y han pagado sus culpas. Cuando Toyota tuvo sus problemas por un acelerador defectuoso, los jueces americanos cargaron contra la compañía japonesa en lo que podía parecer un movimiento para proteger a “su marca” General Motors. Pero solo unos años después también caía ante la Justicia norteamericana la propia General Motors por un grave defecto que ha podido provocar más de cien muertos en accidente.

Ahora, estos jueces estadounidenses han puesto sus ojos en el grupo Volkswagen y lo va a pagar muy caro. De hecho, se habla de una posible multa de 18.000 millones de dólares. Lo más curioso es que el fraude del grupo alemán se basa en coches diésel, un tipo de motorización que prácticamente no se usa en Estados Unidos, pero que triunfa en Europa.

La Justicia norteamericana ha tenido acceso a una información de que unos coches emitían más de lo normal y lo ha investigado. Ha sacado sus conclusiones y las ha hecho públicas. Y da igual que sea Volkswagen, General Motors o Toyota. En este caso Volkswagen va a pagar ahora muchos millones de dólares por engañar a unos 450.000 clientes en Estados Unidos.

Pero, ¿qué ocurre en Europa? Pues casi lo mismo. En el año 2013 una comisión de expertos advertía de que las pruebas de homologación en laboratorio eran poco fiables y, sobre todo, que se podía hacer fácilmente un fraude. Y con ese anuncio no se hizo nada, pese a que en esa época muchos coches del grupo Volkswagen llevaban esa trampa incluida. Las pruebas siguieron siendo las mismas y nadie ha comprobado si se estaba cometiendo un fraude.

En el año 2011, la Comisión Europea ya decía que las pruebas de homologación eran poco fiables porque se hacían en un laboratorio y más de cuatro años después las pruebas se siguen haciendo solo en un laboratorio. Por ello, se está engañando a los ciudadanos. Y no se ha tomado ninguna medida al respecto.

Consumos en carretera abierta

La CE es la que fija las normas de homologación, pero son los países miembros de la UE los que deben velar por el cumplimiento de dichas normas, como ha advertido para “eludir su responsabilidad” la propia CE. Es decir, ellos hacen unas reglamentaciones de homologación mal hechas, como ellos mismos reconocen, pero son los países los que deben ocuparse de que se cumplan bien esas normas.

Que se cumplan bien, significa que se puede comprar un coche legal con un valor homologado de consumo de menos de 4 litros y que en realidad haciendo una conducción muy suave estemos en 5,5 litros. Pero si es un coche trucado entonces ya hablaríamos de más de 6 litros, e incluso de siete.

Si la Justicia norteamericana va a poner una multa de 18.000 millones de dólares por 450.000 vehículos trucados, en el caso de la europea, con más de 5 millones de vehículos fraudulentos solo de la marca Volkswagen, deberíamos hablar de al menos 150.000 millones de euros.

¿Ustedes creen que se va a castigar de verdad a Volkswagen por engañar a tantos millones de usuarios europeos? Yo creo que es más probable que la Justicia europea mire para otro lado, como siempre hace. O que sancione al equipo de ingenieros que hicieron la trampa y problema solucionado.

Por hablar del automóvil y de Volkswagen, recuerdan que hace unos años hubo una gran polémica con el caudalímetro, un sensor que hacía que el motor no funcionara correctamente. Miles de usuarios tuvieron que pagar reparaciones de casi mil euros, y en muchos casos la avería se repitió varias veces. Estaban provocadas por un fallo en el diseño del caudalímetro y de su posición en el motor, pero lo pagaron los mismos de siempre, los usuarios.

La CE destacaba, en un informe elaborado hace unos años que la construcción de un kilómetro de carretera en España costaba más del doble que en Alemania. Pero en los tramos españoles construidos con fondos comunitarios se siguió pagando el doble de su precio sin investigar el por qué era más caro. Con los fondos para formación en Andalucía, Europa ha gastado cientos de millones de euros. Era un dinero para luchar contra el paro en Andalucía mediante la formación, pero en realidad llegó a los bolsillos de algunos elegidos.

¿Algún tribunal europeo se ha molestado en estudiar qué pasaba con los caudalímetros defectuosos o con los carísimos kilómetros de carretera en España o con los planes de formación andaluces que lo que se dice formar, formaban poco?

Ya sabemos dónde está la Justicia norteamericana, defendiendo los intereses de sus ciudadanos. Ahora, lo que yo me pregunto es ¿dónde está la Justicia europea? ¿Van a velar por los intereses de los ciudadanos, en este caso los usuarios de Volkswagen, o van a mirar hacia otro lado, como otras veces?

Desde el pasado día 18 de septiembre, cuando se conocieron las primeras informaciones sobre el caso de los coches trucados de Volkswagen, todo ha girado en torno al consorcio alemán. El anuncio de que eran 11 millones de vehículos los afectados en todo el mundo, hacía que las acciones de Volkswagen bajaran más de un 35%. Esto daba lugar a una pérdida de capitalización bursátil en una semana de más de 21.000 millones de euros.

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