Ofensiva del Gobierno francés para reducir la siniestralidad en las carreteras

El primer ministro francés, Manuel Valls, anunció el pasado viernes un completo plan para luchar contra la siniestralidad en las carreteras y reducir unas cifras de víctimas que en el último año han crecido mucho en el país vecino. Y aunque en España las cifras de víctimas se mantienen igual que el año pasado tras los primeros nueves meses, ya saben eso de que “cuando las barbas de tu vecino veas pelar…”.

El anuncio de Valls es contundente y toca algunos aspectos que son bastante polémicos. Uno de los temas estrella es aumentar los radares fijos, que pasaran de los 4.300 actuales a 4.700 en un plazo máximo de tres años. Pero también se va a intensificar el uso de los radares móviles en coches y radares de trípode.

Aquí es donde viene uno de los aspectos más polémicos de las novedades anunciadas por Valls, y es que el manejo de estos radares móviles se va a adjudicar a empresas privadas que serán las que cazarán a los infractores para que posteriormente sean los agentes los que denuncien. Hay otras muchas novedades, entre las que yo destacaría el uso de drones con el objetivo de detectar y sancionar con dureza actitudes agresivas y peligrosas al volante. Como por ejemplo, no guardar la distancia de seguridad o ir echándose carreras por las carreteras, algo que desgraciadamente es frecuente.

En España estamos a la espera de que el Gobierno apruebe la reforma del Reglamento de Seguridad Vial que trae en su texto una reducción de los límites de velocidad en todos los tipos de carreteras, excepto las autopistas y autovías. Y por supuesto, en España van a seguir poniendo más radares, más helicópteros y más cámaras de semáforo/rojo, pese a las sentencias judiciales que tildan de ilegales estas últimas.

Pero esa no creo que sea la solución, todo pasa por educar a los ciudadanos y hacer que éstos cumplan las normas, las leyes, por el simple hecho de que hay que cumplirlas. Pero no solo las de tráfico, sino todas. Una persona no se debe plantear que solo hay que cumplir una ley si hay un policía al lado que nos va a multar si no la cumplimos. Y tampoco por la circunstancia de que hay un radar para detectar que se ha superado un límite de velocidad.

Todos debemos cumplir esas normas y respetar a los demás, y no están excluidos de cumplirlas ni el presidente del Gobierno, ni el Rey, ni el último inmigrante llegado a España. Las leyes son de obligado cumplimiento por todos los ciudadanos. Y no vale decir yo cumplo todas menos las de velocidad, o yo voy muy despacio pero me salto los semáforos o yo no me paro en los pasos de cebra…

Cifras alarmantes en España

Las cifras que tenemos en España son realmente alarmantes por la falta de respeto a esas normas y por la ausencia de concienciación en torno a la seguridad vial, al tráfico y a los peligros que conlleva conducir un vehículo de motor. Un dato que conviene recordar al analizar este tema tan importante es que el 39% de los conductores implicados en un accidente con víctimas mortales en el año 2014 dio positivo en alcohol y/o drogas.

Está claro que un conductor que ha consumido alcohol o drogas tiene menos reflejos y conduce peor que otro sereno. Pero ese 39% de víctimas o no lo sabían o lo que es peor, no querían saberlo. Algunos de esos conductores han puesto en peligro la vida de otros muchos que cuando se sentaron al volante lo hicieron de manera responsable, sin beber o sin drogarse. Esta cifra es aún mayor si se analiza el caso de los peatones fallecidos en la carretera. En 2014 hubo 173 peatones fallecidos en accidente de tráfico que fueron analizados por el Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses (INTCF) y de ellos 74 dieron resultados positivos en los análisis de drogas y/o psicofármacos y/o alcohol.

Durante la semana del 7 al 13 de septiembre, la Guardia Civil realizó una campaña de seguimiento del uso del cinturón de seguridad y de los sistemas de retención infantil. De los 344.000 vehículos controlados fueron sancionadas más de 3.000 personas por no hacer uso del mismo. En concreto, en siete días los agentes de tráfico han comprobado que 2.830 adultos y 206 menores de 12 años viajaban sin ningún tipo de sistema de retención. De los 2.830 adultos, 1.766 eran conductores y otros 1.064 pasajeros.

El cinturón de seguridad es un elemento básico y fundamental de la seguridad vial, un seguro de vida que reduce a la mitad el riesgo de muerte en caso de accidente. Pese a ello, todavía hay muchos conductores y pasajeros que viajan en el coche sin ponerse el cinturón de seguridad.

Lo lógico, lo más razonable, sería que en el colegio nos enseñaran que uno no se puede subir en un coche sin ponerse el cinturón de seguridad. Los padres deberían enseñar a los hijos desde el primer día esa práctica, que es un seguro de vida. Pero es más fácil no ocuparse de nada y que cada uno vaya en el coche como quiera. Luego, el padre o la madre conducirán como les dé la gana, sin cumplir las normas, a la velocidad que quieran, y el hijo cuando cumpla años será un conductor peligroso. El único consuelo que nos queda es que cuando eso ocurra, cuando los hijos ahora pequeños se sienten al volante, el coche nos llevará sin tener que sentarnos a sus mandos. Con suerte, ni siquiera tendrá volante o un acelerador para que algún conductor de este tipo pueda “tomar los mandos”.