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Siniestralidad en las carreteras, un problema que se agrava en verano
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Carlos Cancela

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Siniestralidad en las carreteras, un problema que se agrava en verano

La DGT estima que va a haber 84 millones de desplazamientos este verano. Por primera vez en mucho tiempo, la siniestralidad ha repuntado en las carreteras españolas

Foto: Gran operación salida de tráfico. EFE/Angel Diaz
Gran operación salida de tráfico. EFE/Angel Diaz

Este fin de semana comenzó la primera operación salida del verano, que en las primeras horas se salda con un balance de cero víctimas mortales. Quedan por delante dos meses de muchos movimientos por carretera, 84 millones según las estimaciones de la Dirección General de Tráfico (DGT), y está en nuestras manos que se reduzcan las víctimas.

El pasado viernes se cumplían diez años de la puesta en marcha del carné por puntos, con un notable repunte de las víctimas de accidentes de tráfico en lo que va de año por primera vez en mucho tiempo. Son varias las causas y los factores que inciden en este repunte, hay muchas cosas que se hacen mal desde la administración, pero finalmente la culpa la tenemos los conductores.

Durante los últimos años casi la única política que se ha puesto en marcha desde la DGT, desde la Generalitat de Cataluña o desde el Gobierno Vasco, y eso por no mencionar a los ayuntamientos, ha sido la de poner más señales de límites de velocidad, más radares, más multas. Pero esa es una política que ya se ha agotado. Exactamente lo mismo ha ocurrido en Francia, donde la evolución de la siniestralidad ha sido la misma que en España: muchos años de reducciones y ahora importantes repuntes. Hay que buscar otros medios, sobre todo si el objetivo es el de cero accidentes y cero víctimas que propugna la DGT, y que es el único aceptable en una sociedad moderna.

Llevamos años en los que el mantenimiento de las carreteras es ínfimo. Durante los años más graves de la crisis ha sido cero y ahora, con la economía algo mejor, las cantidades que se invierten en reparación, en cambio de señales y demás es mínimo. Este es un mal punto de partida. En lo único que se ha invertido estos años ha sido en comprar más radares, más cámaras, más utilización de los helicópteros. Pero eso no debería valer como excusa para aceptar más accidentes de tráfico.

La importante reducción de la siniestralidad en los últimos años se ha debido a este aumento de las sanciones, sin duda, y también a la implantación del carné por puntos, pero también a la mejora muy importante de la seguridad de los automóviles modernos. Los coches, cada día equipan más sistemas de seguridad activa, como control de crucero adaptativo, aviso de cambio de carril o de ángulo muerto, freno de emergencia, detección de peatones y de ciclistas y hasta aviso de tráfico cruzado trasero. Todos ellos evitan muchos accidentes. Y cada día está más cerca la conducción autónoma.

Pese al accidente del Tesla que iba circulando en conducción autónoma y en el que su conductor falleció, esta va a ser una forma de reducir drásticamente la siniestralidad del tráfico. Pero incluso con la conducción autónoma que ya está llamando a nuestras puertas, los españoles vamos a tener un problema por la falta de respeto que tenemos hacia todo.

Si este lunes circulan, por ejemplo, por la M40 de Madrid entre la carretera N-1 y la N-6 podrán comprobar cómo ni un solo coche que circula por allí cumple la normativa de velocidad. Y digo ni uno, porque es un tramo que hago a diario, y a 100 km/h, que es la velocidad límite, por el carril de la derecha, hasta los camiones y furgonetas, que tienen su límite en 90 km/h, me adelantan.

La conducción autónoma es el paso siguiente para reducir la siniestralidad, pero siempre que los conductores cumplan y respeten las normas de tráfico y a los otros conductores. Pero si a los tres minutos de que el coche circule de manera autónoma cumpliendo las normas su conductor se cansa de que le pasen todos los coches, volveremos a tener el mismo problema, más accidentes.

Educación vial en las escuelas

En España la palabra respeto no existe, no se respeta nada ni a nadie. Una señal de tráfico es para los otros, muchos conductores ni miran las señales, pisan una raya continua o una doble raya y les da lo mismo, adelantan en prohibido o en permitido o donde sea. Los semáforos son para detenerse solo si hay una cámara que nos haga una foto.

En las escuelas, y ese es el problema fundamental, no se habla de seguridad vial y los niños crecen viendo lo que hacen sus padres, que muchas veces no es lo correcto. Pero en la mayor parte de los casos no es porque no se sepan las normas, sino porque simplemente pasamos de cumplir las normas. En general, los niños no aprenden a respetar nada ni a nadie.

Foto: Driver's Academy, mucho más que conducir

Un peatón sabe que tiene que cruzar por el paso de peatones y solo cuando está en verde su semáforo, pero es más cómodo pasar por mitad de la calle. Las primeras veces se hace mirando si viene un coche, pero con el paso del tiempo se hace ya una rutina y ni siquiera se mira. Y lo mismo se puede decir de los ciclistas, que saben que el semáforo rojo también es para ellos, pero que pasan de pararse.

Pero vayamos con los conductores que somos los más implicados en esta operación salida y en los movimientos veraniegos. Hay cuatro o cinco normas básicas y si todos las cumpliéramos las estadísticas de siniestralidad se acercarían a cero. Pero pasamos de hacerlo. Un 20 % de las personas muertas en un accidente de tráfico no llevaban el cinturón de seguridad puesto. Muchos niños mueren cada año en accidentes por no llevar una sillita o un sistema de retención adecuado a su altura. Más del 30% de los conductores muertos en un accidente dieron positivo en alcohol o drogas. Y muchos van con el móvil en la mano.

Es decir que si nos ponemos el cinturón de seguridad, si no bebemos antes de sentarnos al volante, si dejamos el móvil, si cumplimos con las normas, con la velocidad máxima, con las rayas continuas o con los stop y si además mantenemos la distancia de seguridad, la cifra de 285 fallecidos que se produjeron entre julio y agosto de 2015 podrían reducirse hasta 30 o incluso menos.

Sería así de fácil, pero no, hay que beber mucho, hay que pisar el acelerador mucho, hay que pegarse al coche de delante lo máximo posible, y por supuesto sin el cinturón de seguridad que mola más, o con el teléfono en la mano mandando sms, haciendo selfies o respondiendo en Facebook… y los niños que vayan como quieran. Así nos luce el pelo por la falta de respeto que tenemos hacia todo.

Lo peor es que los que si cumplen con todas estas normas básicas siguen viéndose en peligro por los que no lo hacen. La única solución a la siniestralidad en las calles y carreteras españolas es imponer la educación vial en los colegios, pero eso parece que no le interesa a nadie y de verdad que no entiendo por qué.

Este fin de semana comenzó la primera operación salida del verano, que en las primeras horas se salda con un balance de cero víctimas mortales. Quedan por delante dos meses de muchos movimientos por carretera, 84 millones según las estimaciones de la Dirección General de Tráfico (DGT), y está en nuestras manos que se reduzcan las víctimas.

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