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Obama presidente: no hubo sorpresas
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José Antonio Gurpegui

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Obama presidente: no hubo sorpresas

 En mi columna de ayer (La suerte está echada: ¡No va más!) enumeraba algunas de las razones por las que consideraba que Obama, como así ha

 La suerte está echada: ¡No va más!) enumeraba algunas de las razones por las que consideraba que Obama, como así ha sido, volvería a proclamarse presidente de los Estados Unidos. La incertidumbre perduró hasta bien entrada la noche, incluso los primeros escrutinios presagiaban un resultado mucho más reñido. Pero, al final, la diferencia puede superar incluso los cien votos electorales. Nadie podrá negar a Romney que ha logrado plantarle cara a Obama y que estas elecciones serán tan recordadas como las de Bush-Gore en el año 2000.

A falta del resultado definitivo de Florida, todo indica que Obama ha mantenido los estados en los que ya venció en los comicios de hace cuatro años, con las excepciones de Indiana y Carolina del Norte. Tampoco queda claro si finalmente vencerá en el voto popular o por el contrario caerá del lado de su contrincante. Pero eso carece de interés inmediato, y es materia propia de sosegados análisis que sin duda irán apareciendo en los próximos meses. Lo cierto es que los resultados ya son definitivos, los demócratas han ganado y  los republicanos han perdido. Lo inmediato: a las 6:55 de la madrugada Mitt Romney asumía la derrota.

Cuando pase la marea, los seguidores del elefante deberán efectuar un serio “examen de conciencia”, porque sus posibilidades de éxito dentro de cuatro años pasan, inexorablemente, por un profundo análisis de  su estrategia social y electoral. El triunfo de Bush en las referidas elecciones del 2000 lo fue “in extremis”, hasta el punto que debió ser un juzgado quien, finalmente, confirmó los cuestionados resultados de las famosas “papeletas mariposa”. ¿Qué hubiera ocurrido si no hubiera ganado? Pues que en un cuarto de siglo los republicanos habrían estado alejados del poder. Efectivamente esto puede sonar a ciencia ficción, pero desde Reagan en 1984 los republicanos no han “arrasado” en las urnas como lo hizo Clinton u Obama.

Cuando pase la marea, los seguidores del elefante deberán efectuar un serio “examen de conciencia”, porque sus posibilidades de éxito dentro de cuatro años pasan, inexorablemente, por un profundo análisis de su estrategia social y electoral. 

Lo más positivo en estas elecciones para los republicanos es que por fin pueden haber encontrado a un candidato verdadero que pueda plantar cara -con opciones reales de triunfo- al candidato demócrata –sea Hillary Clinton, o cualquier otro- en el 2016: el candidato a  vicepresidente Paul Ryan. Cuando McCain se enfrentó a Obama tenía más de 70 años, Romney está a punto de cumplir los 65. Tal vez los republicanos debieran regenerar su savia y considerar alguna propuesta de candidato más joven, más dinámico como ha demostrado ser Ryan. En el próximo 2016, éste tendrá, como Obama en su primera elección, menos de cincuenta años. También deberán tener muy presente la necesidad de contar con un mayor porcentaje del voto hispano –no tardaremos mucho en conocer los porcentajes que ha obtenido Romney, pero mucho me temo que ni tan siquiera haya llegado al 35%-, y deberán apremiarse en ganarse la confianza de esa comunidad. Tal vez Marco Rubio pudiera ser una buena baza que explotar. Pero todo esto son futuribles: el ganador ha sido Barack Hussein Obama y eso es ya no se puede alterar.

Comienzan a partir de ahora cuatro años en los que conoceremos al verdadero Obama. Este primer mandato ha estado marcado por dos condicionantes, la herencia recibida de Bush y las expectativas que despertó en su primera elección. Tanto la una como la otra han pesado como una losa en sus decisiones políticas, sin olvidar, además, que la necesaria reelección también determinaba sus decisiones. La elección de Presidente es en sí misma una noticia que eclipsa cualquier otra, pero esta noche también se elegía a quienes ocuparán la Cámara de Representantes, y en este caso, todo indica que los republicanos han salido vencedores, si bien los demócratas continúan controlando el senado. No son buenas noticias para Obama. Durante los dos últimos años el Congreso ha condicionado en buena parte la política financiera del demócrata,  pero es cierto que las elecciones estaban a la vuelta de la esquina. Además el grupo de políticos afines al ‘Tea Party’ endurecían las relaciones con su presidente.  ¿Qué ocurrirá a partir de ahora? No creo que los republicanos sean tan beligerantes como durante los últimos meses y, además, el presidente goza de una legitimación mucho más realista. Por el bien de todos, americanos y europeos, judíos y palestinos, esperemos que sea así.

 La suerte está echada: ¡No va más!) enumeraba algunas de las razones por las que consideraba que Obama, como así ha sido, volvería a proclamarse presidente de los Estados Unidos. La incertidumbre perduró hasta bien entrada la noche, incluso los primeros escrutinios presagiaban un resultado mucho más reñido. Pero, al final, la diferencia puede superar incluso los cien votos electorales. Nadie podrá negar a Romney que ha logrado plantarle cara a Obama y que estas elecciones serán tan recordadas como las de Bush-Gore en el año 2000.

Barack Obama