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Los puritanos y el matrimonio entre homosexuales
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José Antonio Gurpegui

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Los puritanos y el matrimonio entre homosexuales

El término 'puritano' se aplica de forma recurrente para referirse a la sociedad norteamericana. Efectivamente, es en los principios puritanos donde encuentran pleno sentido las actuaciones y

El término 'puritano' se aplica de forma recurrente para referirse a la sociedad norteamericana. Efectivamente, es en los principios puritanos donde encuentran pleno sentido las actuaciones y los valores de esa nación. Es un hecho constatable e incontestable… lo que no tengo tan claro es que quienes así los definen sean plenamente consciente del referente, de su pleno significado, pues sospecho que lo utilizan en el sentido figurado y metafórico inherente de forma universal a la expresión. No es este el sentido del “puritanismo norteamericano”: los estadounidenses son puritanos en el más estricto sentido religioso-político del término.

Fueron los principios puritanos los que pusieron al presidente Clinton contra las cuerdas en el asunto de Mónica Lewinski, pero no por la relación sexual en sí misma, sino por lo que de engaño y mentira suponía que un dirigente no dijera la verdad. Puritanos eran también los principios a los que aludía Lincoln cuando decía que los Estados Unidos eran “la última y mejor esperanza sobre la faz de la tierra”, y los que iluminaron el “Destino Manifiesto” tan válido para la expansión hacia el Oeste como para su posterior política en el resto del continente americano. Y, cómo no, también el papel de gendarme mundial de los Estados Unidos tiene un sustrato puritano. Ya lo preconizó John Winthrop en su sermón “Un modelo de caridad cristiana” a bordo del Arbella a comienzos del XVII: “Seremos como una ciudad en la cima de la montaña, y los ojos del mundo estarán pendiente de nosotros”. Teocracia en estado puro.

Ya entonces, los radicales principios puritanos por los que se regía la sociedad crearon fuertes tensiones sociales entre los más fundamentalistas y los liberales al tratar aspectos como quién podía ser bautizado, o quién debía ser admitido en el sacramento de la comunión. No era cuestión menor, pues los preceptos (leyes) religiosos condicionaban prácticamente todos los aspectos de la vida civil. Llegaron a un acuerdo que denominaron Half-Way Covenant, el cual, en definitiva, no satisfizo ni a unos ni a otros, llegando a enfurecer al influyente Jonathan Edwards, autor ya en el siglo XVIII del apocalíptico Pecadores en manos de un Dios iracundo.

Los jueces del Tribunal Supremo se encuentran tan divididos como la sociedad y probablemente sea Anthony Kennedy, como en otras ocasiones, quien determine de qué lado cae la balanzaLo que en definitiva trataba de establecer aquel legendario Half-Way Covenant era un punto de encuentro entre los derechos civiles y los preceptos morales. Finalmente, las ideas de los enciclopedistas franceses calaron hondo en la población y la Guerra de Independencia acabó por convertirse en una revolución de ideas de la que germinaría el primer Estado democrático.

Una situación similar es la que se está viviendo estos días respecto a los matrimonios entre homosexuales. En el fondo, el debate que se plantea tiene que ver con una pugna entre los derechos personales y la legislación. Lo que subyace una vez más son los principios puritanos, pero, a diferencia de lo que ocurrió en España cuando se trató este mismo asunto, las distintas iglesias y creencias en los Estados Unidos no están teniendo un papel protagonista, ya que se trata exclusivamente de un asunto legal.

¿Es o no es constitucional la Sección 3 de lo que se ha venido en conocer como DOMA (Defense Of Marriage Act)? Firmada por el presidente Clinton en 1996, se aclara en la sección tercera lo que se entiende por 'matrimonio': “La unión legal entre un hombre y una mujer como marido y mujer”. Queda claro que no se considera matrimonio la unión legal entre personas del mismo sexo. Hasta ahora se había llegado a una suerte de novedoso Half-Way Covenant, según el cual algunos estados habían declarado unilateralmente inconstitucional la referida sección tercera y admitían el matrimonio entre personas del mismo sexo; tal unión, sin embargo, no tenía reconocimiento federal, con lo que se cuestionaba el incuestionable” derecho de igualdad.

El propio Clinton se ha manifestado en contra de la normativa que firmó, como también lo ha hecho Obama. La estrategia republicana no pasa por plantar cara en este tema. Parece ser que los jueces del Tribunal Supremo se encuentran tan divididos como la sociedad y que probablemente sea Anthony Kennedy, como en otras ocasiones, quien determine de qué lado cae la balanza. El que fuera propuesto por Reagan hace que sea considerado conservador; sin embargo, es de California, un estado donde los homosexuales gozan de importantes derechos.

Una realidad imparable

Tal vez condicionado por el sentido común, o la defensa de los derechos individuales, creo que la Sección 3 será declarada inconstitucional. Pero no importa, el matrimonio entre homosexuales será una realidad en los Estados Unidos más pronto que tarde. La opinión pública está divida en torno al 50% (estarían a favor entre el 51% -NBC- y el 58% -ABC-), pero la progresión de los distintos porcentajes muestra que el matrimonio entre personas del mismo sexo es una realidad imparable. El 83% considera que será legal en un plazo relativamente corto y en los últimos 15 años quienes se oponen han pasado de representar el 69% al 47%. Entre los jóvenes (18-34 años), el grado de aceptación es del 81% y entre los mayores de 65 ha pasado del 18% en 2004 al 44% de este año. Sea como fuere, los Estados Unidos vuelven a mostrarse como una de las democracias más sólidas al mostrar la división entre iglesia y estado. En un asunto de profundas implicaciones religiosas, son los derechos constitucionales lo único que se valora y cuestiona.

El término 'puritano' se aplica de forma recurrente para referirse a la sociedad norteamericana. Efectivamente, es en los principios puritanos donde encuentran pleno sentido las actuaciones y los valores de esa nación. Es un hecho constatable e incontestable… lo que no tengo tan claro es que quienes así los definen sean plenamente consciente del referente, de su pleno significado, pues sospecho que lo utilizan en el sentido figurado y metafórico inherente de forma universal a la expresión. No es este el sentido del “puritanismo norteamericano”: los estadounidenses son puritanos en el más estricto sentido religioso-político del término.