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El Pentágono está fuera de control

Puede ser que (el destituido Secretario de Defensa) Chuck Hagel no haya sido capaz de trabajar con los miembros, cada vez más poderosos, del Consejo de Seguridad Nacional.

Foto: El exsecretario de Defensa, Chuck Hagel (Reuters)
El exsecretario de Defensa, Chuck Hagel (Reuters)

Puede ser que (el destituido secretario de Defensa)Chuck Hagel no haya sido capaz de trabajar con los miembros,cada vez más poderosos, del Consejo de Seguridad Nacional. Pero esa discusión no es acertada. Hoy en día, el factor clave para el éxito de un secretario de Defensa no es la habilidad para controlar a los funcionarios de la Casa Blanca, sino la de gestionar el Pentágono, la burocracia más complicada y disfuncional del mundo.

Ashton Carter, nominado como nuevo secretario de Defensa por Barack Obama, es un hombre brillante y tal vez se haya hecho nuevos amigos en la residencia presidencial en el 1600 de Pennsylvania Avenue. Sin embargo, la mejor cualidad a su favor es, de lejos, que parece entender la necesidad de tomar las riendas de un Pentágono que ahora se encuentra tan fuera de control y que es tan difícil de comprender e incluso de explicar.

Los republicanos están muy preocupadospor lo mal que funcionael Gobierno. Ponen en marcha investigaciones para encontrar por qué unos pocos cientos de millones de dólares fueron derrochados e insisten en que los departamentos hagan más con menos. Pero el Departamento de Defensa gasta cerca de 600.000 millones de dólares alaño (más del PIB entero de Polonia) y emplea a 1,4 millones de hombres y mujeres uniformados, 700.000 civiles y otros 700.000 contratistas a tiempo completo. Las cuentas del Pentágono son tan vastas y bizantinas que probablemente sea imposible realizar una auditoría rigurosa.

Aun así, un informe reciente de la Oficina de Control y Fiscalización del Gobierno realizó un valiente esfuerzoy concluyó que el presupuesto total se está excediendo, ya que los nuevos programas de armamento cuestanen torno a 500.000 millones de dólares más de lo planificado. Por ejemplo, el programa F-35 Joint Strike Fighterse encuentra cerca de 150.000millones por encima del presupuesto. En otras palabras, el exceso de costes en el sistema armamentístico¡es más que el presupuesto total de defensa del Reino Unido y Francia juntos! Una nueva flota de helicópteros presidenciales fue descartada después de que el coste de solamente un aparato se acercaseal de un avión Boeing 747 jumbo. Y así sucesivamente.

En 1961, Dwight Eisenhower advirtió contra las "influencias injustificadas" del "complejo militar-industrial". Cincuenta años después, el 15 de diciembre del 2011, para conmemorar el aniversario de la dirección de Eisenhower, un renombrado experto en defensa admitióque las cosas se habían vuelto mucho peor y mucho más corruptas. El Congreso, argumentó,se había dejado atrapar por el sistema y debería llamarse "Complejo militar-industrial del Congreso".

El experto habló del uso desenfrenado de las reservas, "proyectos favoritos del Congreso, no deseados por la Administración pero que ascienden a miles de millones de dólares anualmente y que... malgastan los recursos de los contribuyentes durante años y a veces décadas". Criticó la puerta giratoriaentre los principales cargos delPentágono y los lobistas, así como el método de comprar sistemas armamentísticos, totalmente fuera del mercado. "A lo largo de la última década",concluyó el experto, "lo que aquí he descrito ha resultado ser un regalo inesperadopara la industria. Pero para el contribuyente y para el combatiente ha sido una receta absoluta hacia el desastre".

Esta crítica radical ha sido repetida por el senador republicano John McCain. Y muchas veces sus opiniones han sido respaldadaspor el ex secretario de defensa Robert Gates, quien en su reciente autobiografía describe al Pentágono como una "burocracia gigantesca y laberíntica", hacia la cual había "declarado la guerra" para obtener resultados. Gates señala en su libro que el 40 por ciento de los gastos del Pentágono le pasaba por encimay que 30 capas de burócratasse encuentran entre el secretario de defensa y los oficiales de campaña.

Y luego está el programa de pensiones del Pentágono, que es casi único por su generosidad. Después de 20 años de servicio, uno puede jubilarse con la pensión máxima, actualizada segúnla inflación y conasistencia médica de por vida, de alta calidad (TRICARE), por la cual una familia paga tan solo alrededor de 500 dólaresal año. Así que alguien que haya servido con el uniforme de los Estados Unidos podría jubilarse a los 38, después encontrarun nuevo empleo y recibir generosos beneficios del gobierno durante el resto de su vida. En el año 2012, el costo del retiro militar y los gastos de la prestación de supervivencia alcanzaban a 52.000 millones. Eso es más que el presupuesto entero del Departamento de Estado.

El Pentágono se parece en exceso a alguna clase de empresa socialista gigantesca, dirigida de acuerdo a sus propios principios, protegida contra la disciplina de mercado y que no ha de rendir cuentas a nadie. ¿Cómo continúa funcionando y realmente actuando? De la manera en la que las burocracias socialistas generalmente lo hacen. Si uno pone suficiente dinero y consigue personal con talento, enérgicoy determinado, las cosas podrían funcionar hasta que el dinero se termine. Los Estados Unidos todavía gastan más en defensa que las siguientes ocho naciones que le siguen en importancia económica, incluyendo China y Rusia, juntas. ¿Qué obtienen para esta inversión masiva? Bajo cualquier criterio normal, la performancedel Pentágono, sus gastos comparados con sus retornos, sería considerado un fracaso con total seguridad.

La buena noticia es que Carter tiene experiencia haciendo reformasy, como subsecretario de defensa, intentó desenmarañar el proceso de adquisiciones. McCain pronto será el presidente de la Comisión de Servicios Armados del Senado. Y el republicano Mac Thornberry, que liderará la Cámara equivalente, también parece tener una inclinación hacia las reformas. Sin embargo, el problema es tan inmenso que solo podemos esperar pequeñas victorias. Los secretarios de defensa llegarán y se irán, pero el complejo militar-industrial del Congreso seguirá vivo.

© 2014, The Washington Post Writers Group

Puede ser que (el destituido secretario de Defensa)Chuck Hagel no haya sido capaz de trabajar con los miembros,cada vez más poderosos, del Consejo de Seguridad Nacional. Pero esa discusión no es acertada. Hoy en día, el factor clave para el éxito de un secretario de Defensa no es la habilidad para controlar a los funcionarios de la Casa Blanca, sino la de gestionar el Pentágono, la burocracia más complicada y disfuncional del mundo.

Militar Barack Obama NSA (Agencia Nacional de Seguridad)
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