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¿Una religión de paz? Los límites de la etiqueta “islámico”
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¿Una religión de paz? Los límites de la etiqueta “islámico”

El presidente Obama ha sido acusado de corrección política debido a su poca disposición a tachar a grupos tales como el Estado Islámico de “extremismo islámico”

Foto: Una jordana enciende una velas cerca de una foto del piloto jordano ejecutado por el ISIS, Muath al-Kasasbeh, en Amman. (Reuters)
Una jordana enciende una velas cerca de una foto del piloto jordano ejecutado por el ISIS, Muath al-Kasasbeh, en Amman. (Reuters)

El presidente Obama ha sido acusado de corrección política debido a su poca disposición a tachar a grupos tales como el Estado Islámico de “extremismo islámico” y por elegir un término más genérico: “extremismo violento”. Sus críticos dicen que no puedes luchar contra un enemigo al cual no nombras. Incluso los ciudadanos que le apoyan sienten que su enfoque es demasiado “de catedrático”.

Sin embargo, lejos de ser un experto preocupado por describir el fenómeno con exactitud, el presidente elige deliberadamente no enfatizar la dimensión religiosa del Estado Islámico por razones políticas y estratégicas. Después de todo, ¿cuál sería la consecuencia práctica de calificar al grupo, también conocido como ISIS, de islámico? ¿Acaso Occidente lanzaría más bombas sobre su territorio? ¿Enviaría a más soldados para combatirlo? No, pero sí haría sentir a miles de musulmanes que su religión es difamada injustamente. A su vez, desanimaría a los líderes musulmanes que han censurado continuamente al ISIS por ser un grupo que no representa al islam.

No obstante, “el Estado Islámico es islámico. MUY islámico”, escribe Graeme Wood en un ensayo bastante discutido publicado este mes en la revista The Atlantic. Dicho trabajo es un informe inteligente y detallado en el que Wood describe la ideología que estimula al Estado Islámico. Argumenta que no son personas seculares con metas racionales, sino que creen con sinceridad en su ideología religiosa.

El ensayo de Wood me recuerda a algunos de los sorprendentes tratados que durante la Guerra Fría señalaban que los comunistas realmente creían en el comunismo. Por supuesto, varios líderes de ISIS creen en su ideología. La verdadera pregunta es: ¿Por qué razón esta ideología ha surgido en este momento y por qué actualmente resulta atractiva a un grupo (en realidad pequeño) de hombres musulmanes? Wood describe que el ISIS ha “recuperado tradiciones que han estado inactivas durante cientos de años”. Exactamente, el ISIS ha redescubierto e incluso reinventado una versión del islam beneficiosa para sus propios objetivos en el presente.

Señala que, para los grupos de seguidores, ello supone una “vuelta atrás a los primeros tiempos del islam”. Esto es, el islam que era practicado en el desierto 1.400 años atrás. Sin duda, la cuestión más destacada no es que el islam medieval contenga varias prácticas medievales, tales como la esclavitud (que figura prominentemente en la Biblia también), sino el interrogante de por qué, hoy en día, esta versión del islam ha encontrado personas que la apoyen.

“El mantra del islam como religión de paz”

Wood se confiesa sorprendido por las declaraciones del académico de Princeton Bernard Haykel, quien asegura que las personas desean hacer la vista gorda ante la ideología del ISIS debido a razones políticas. “La gente quiere absolver al islam”, cita a Haykel, diciendo: “Es este mantra de que el islam sea una religión de paz”. ¡Como si hubiese algo que pudiésemos denominar ‘islam’! ¡Se trata de lo que hacen los musulmanes...!”. Cierto. Hay 1.600 millones de musulmanes en el mundo y tal vez unos 30.000 sean miembros del ISIS. Sin embargo, Haykel piensa que la performance del 0,0019% de los musulmanes define la religión. Me pregunto quién está actuando políticamente.

“La pregunta más interesante acerca de las ideologías es por qué triunfan en un momento dado”, dice el profesor Sheri Barman, del Barnard College, “una ideología triunfa cuando reemplaza a otro conjunto de ideas que han fracasado”. Y a lo largo del Medio Oriente, las ideas que han fallado son conceptos tales como el panarabismo, el socialismo e intentos incipientes de la democracia, el liberalismo económico y el secularismo. Los regímenes que adoptan estos principios se han transformado generalmente en dictaduras represivas que producen un estancamiento económico y un retroceso social. En algunos casos la nación misma ha colapsado. A la luz de este fracaso los grupos como el ISIS pueden decir que “el islam es la solución”.

La batalla de estas ideologías puede observarse claramente en la vida de un hombre, Islam Yaken, descrita brillantemente por Mona El-Naggar del periódico The New York Times. Yaken, un entrenador físico de clase media del Cairo, estaba interesado principalmente en ganar dinero y conocer mujeres. “Cualquier muchacho sueña con tener abdominales bien definidos para quitarse la camiseta en la playa o en la piscina y que la gente lo observe”, manifestó en un video lúdico de ejercicios filmado dos años atrás.

Sin embargo, “sus sueños comenzaron a quebrarse debido a la economía deprimida de Egipto y a los disturbios políticos” destaca el artículo. No lograba encontrar trabajo y comenzó a soñar con abandonar su país. Como consecuencia de la caída de la revolución democrática y del regreso de la dictadura militar, su alineación política aumentó. Al cuestionar sus opciones de vida, Yaken se vio atraído hacia una ideología muy diferente; una versión del islam caracterizada por ser rigurosa y militante.

Con 22 años, Yaken hoy lucha por el Estado Islámico en Siria. Durante el último Ramadán difundió en Twitter una foto de un cadáver decapitado. Su publicación decía: “de veras, las vacaciones no estarían completas sin una foto de los cadáveres de los canallas”. Actualmente Islam Yaken es un verdadero creyente. Pero la pregunta es, ¿cómo llegó allí? Y, ¿cuáles fueron las fuerzas que lo ayudaron a continuar? Etiquetarlo como islámico no ayuda realmente a comprender nada de eso.

La dirección electrónica de Fareed Zakaria es comments@fareedzakaria.com.

© 2015, The Washington Post Writers Group

El presidente Obama ha sido acusado de corrección política debido a su poca disposición a tachar a grupos tales como el Estado Islámico de “extremismo islámico” y por elegir un término más genérico: “extremismo violento”. Sus críticos dicen que no puedes luchar contra un enemigo al cual no nombras. Incluso los ciudadanos que le apoyan sienten que su enfoque es demasiado “de catedrático”.

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