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Las consecuencias de la caída del precio del petróleo

Arabia Saudí ha decidido seguir bombeando. Sabe que le perjudica, pero espera que sea peor para los demás. Por el momento no ha funcionado. Las empresas estadounidenses siguen a flote

Foto: Un espantapájaros en un centro petrolero cercano a Fort McMurray, Alberta (Reuters).
Un espantapájaros en un centro petrolero cercano a Fort McMurray, Alberta (Reuters).

Mientras nos dedicamos a observar al Estado Islámico y a discutir sobre Irán, hay algo mucho más importante que está sucediendo en el mundo. Estamos siendo testigos de una caída histórica del precio del petróleo; ha perdido más del 50% en menos de un año. Cuando hubo una bajada similar en la década de los 80, la Unión Soviética colapsó. ¿Qué consecuencias tendrá ahora?

Nick Butler, anterior Jefe de Estrategia del BP, me comentó recientemente: “Estamos frente al período más largo y sostenido de bajos precios del petróleo, incluso comparado con el que tuvo lugar a finales de los 80”. ¿Por qué? Butler apunta a una tormenta perfecta. El suministro ha crecido sustancialmente debido a que una década de precios altos del petróleo alentó a los productores de todo el mundo a invertir enormes cantidades de dinero en encontrar nuevas fuentes. Esas inversiones ya han sido realizadas y mantendrán el flujo del suministro durante años. Leonardo Maugeri, anterior Jefe de Estrategia del gigante energético italiano ENI, afirma: “No hay forma de detener este fenómeno”. Maugeri predice que los precios, en realidad, podrían bajar hasta los 35 dólares por barril el próximo año, frente a los casi 105 dólares del verano pasado.

El motivo principal por el cual hay una aceleración en la caída del precio es que Arabia Saudí, el “proovedor columpio” del mundo -aquél que puede aumentar o disminuir la producción con mayor facilidad-, ha decidido seguir bombeando. Los saudíes “saben que les perjudica, pero esperan que perjudique mucho más a los demás”, dice Maugeri, ahora en Harvard. Uno de los principales objetivos de Arabia Saudí es que los productores de esquisto y petróleo ligero pierdan sus negocios. Por el momento, no ha funcionado. A pesar de haber sido azotados por la caída de precios, las empresas estadounidenses han utilizado tecnología y prácticas comerciales inteligentes para permanecer a flote. El inminente retorno del petróleo de Irán, que los mercados sospechan que sucederá lentamente, es otro factor por el cual han caído los precios. También lo es la eficiencia energética creciente en coches y camiones.

Los principales países productores de crudo se están enfrentando a una cuenta fiscal que no habían visto en décadas, tal vez nunca. Hagamos un rápido recorrido del nuevo mundo.

Venezuela: La popularidad de Hugo Chavez, su “socialismo del siglo XXI” y su mala administración de la economía del país fueron posibles debido a un factor: un auge prolongado del petróleo. Su sucesor (Nicolás Maduro) ha heredado un país en bancarrota que no será capaz de pagar sus deudas. El petróleo constituye el 96% de las exportaciones de Venezuela. Se estima que su economía retrocederá un 7% este año; ya lo hizo un 4% el año pasado (una de las razones por la cual Cuba ha intentado llegar a acuerdos con Estados Unidos es que es consciente de que su tío rico en Caracas se quedó sin efectivo).

Rusia: Al igual que Chavez, la popularidad de Vladimir Putin coincidió con un fuerte aumento en los precios del petróleo, lo cual significó un aumento del PIB ruso, de los ingresos del Gobierno y así, de las subvenciones sociales. Todo eso está cambiando de curso. Se estima que la economía de Rusia se reducirá un 3,4 por ciento este año. Los ingresos del gas y del petróleo constituyen la mitad de los ingresos del gobierno. Crucialmente, se estima que los ingresos del Gazprom, el gigante gas nacional, se reducirán casi un 30 por ciento este año. “Recuerden, Gazprom es una máquina que provee finanzas para el grupo de Putin que gobierna el país”, dijo Butler, actualmente en King`s college en Londres.

Irak: El petróleo constituye el 90% de los ingresos del Gobierno de Bagdad. A pesar de que está bombeando lo máximo posible, enfrenta una caída masiva en los fondos disponibles. Este es el telón de fondo detrás de la fragilidad del Ejecutivo y de los niveles crecientes de la lucha sectaria que han allanado el camino para el Estado Islámico. Con recursos limitados, se le dificulta al Gobierno chií en Bagdad realizar pagos de apoyo a los suníes. El próximo paso, una mayor confrontación entre los kurdos y el Ejecutivo central sobre la división de los ingresos del petróleo.

Irán: A pesar del comunicado extraordinario inicial de que Teherán obtendrá flexibilización de las sanciones internacionales, la República Islámica es, como varios de los petro-estados, disfuncional. De hecho, el FMI estima que necesita que los precios ronden los 100 dólares el barril para mantener un balance presupuestario. A mediano plazo, enfrentará presiones tal como los otros.

Varios expertos estadounidenses y analistas han esperado los bajos precios del petróleo como una manera de privar a regímenes no deseados de todo el mundo de dinero fácil. Actualmente está sucediendo, pero a un ritmo que podría producir una enorme crisis e incertidumbre en un planeta que ya está angustiado.

La dirección electrónica de Fareed Zakaria es comments@fareedzakaria.com.

© 2015, The Washington Post Writers Group

Mientras nos dedicamos a observar al Estado Islámico y a discutir sobre Irán, hay algo mucho más importante que está sucediendo en el mundo. Estamos siendo testigos de una caída histórica del precio del petróleo; ha perdido más del 50% en menos de un año. Cuando hubo una bajada similar en la década de los 80, la Unión Soviética colapsó. ¿Qué consecuencias tendrá ahora?

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