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Renania, ¿el principio del fin de Angela Merkel?
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Aurora Mínguez

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Aurora Mínguez

Renania, ¿el principio del fin de Angela Merkel?

Angela Merkel sigue siendo la canciller más respetada y más apreciada por sus conciudadanos, pero el sistema que la mantiene se resquebraja. Once derrotas seguidas en

Angela Merkel sigue siendo la canciller más respetada y más apreciada por sus conciudadanos, pero el sistema que la mantiene se resquebraja. Once derrotas seguidas en elecciones regionales de la coalición CDU-Liberales que gobierna en Berlín dicen bastante de la temperatura política de Alemania. Y el desastre ayer en Renania del Norte -el land más poblado de la República Federal, con 18 millones de habitantes-, donde la democracia cristiana consigue los peores resultados de su historia, no se dulcifica en absoluto con los buenos resultados de los liberales, un partido al que hasta hace muy poco se daba por muerto.

La primera ministra alemana empieza esta semana clave debilitada internamente con una derrota humillante de su partido en una región fundamental y también, por vez primera, con una actitud claramente a la defensiva frente a Europa y a un François Hollande que mañana a las seis y media de la tarde será recibido con honores militares en la Cancillería Federal. Con una CDU en crisis y debilitada  detrás es muy difícil para Merkel sacar pecho, y el partido, sin ella, no es nada. La señal que llega desde Düsseldorf es clara: los ciudadanos quieren un gobierno de socialdemócratas y verdes -tal vez también dentro de un año, en las generales- y la líder del SPD, Hannelore Kraft, ha ganado porque ha vuelto a los principios socialdemócratas: austeridad, sí, pero más gasto público allá donde se precise, sobre todo, en la educación, y más justicia social.

Y ese es el mensaje que llega a Berlín: la política de Merkel y de sus socios liberales ya no convence. La gente quiere que el boom económico y en la recaudación de impuestos tenga un reflejo en su vida cotidiana y en los servicios públicos, también afectados por los recortes. La tendencia que viene de Renania se puede repetir dentro de dieciséis meses en Berlín y la CDU va a tener que replantearse su ideario y sus objetivos para no verse arrollada por los socialdemócratas. Éstos también se van a  ver obligados a reaccionar pronto: no se puede seguir con el triunvirato Steinbrück- Steinmeier- Gabriel al frente del SPD. El partido debe de nombrar a la persona que haga frente a Merkel en los comicios generales de 2013. Hoy por hoy parece que los ciudadanos se inclinan por el sarcástico y a veces arrogante Peer Steinbrück, exministro de Hacienda en la Gran Coalición cuando surgió la crisis económica en el año 2008, y que representa el ala más conservadora de los socialdemócratas.

Merkel lleva siete años como primera ministra alemana, y la CDU se ha adaptado a esta mujer pragmática que cambia de orientación política según conviene y que para muchos ha coqueteado demasiado con la socialdemocracia. Hasta el punto de que los votantes ya no saben exactamente qué representa la CDU, tan diferente de la de la época Kohl. El partido está ahora desorientado, y con la sensación amarga de que la política de ajustes y de austeridad ha sufrido un castigo brutal en Renania del Norte- Westfalia. Si Merkel quiere salir de ésta y ganar las elecciones el año próximo, ya se puede arremangar y decidir si la CDU sigue atada al centro y a sus tradiciones del pasado o da el volantazo. No lo hará de manera brusca, como tampoco ha sido brusca su lenta conversión hacia el credo del crecimiento. Pero lo que es seguro es que Merkel, la mujer más poderosa de Europa, es hoy también la política más fragilizada frente al triunfo de la socialdemócrata Kraft, quien no tiene miedo a echar mano del bolsillo o la chequera si la ocasión lo merece, actitud que ha sido premiada por sus electores.

Y, para seguir con las amarguras, Merkel ha tenido que leer ayer que una persona muy próxima a Helmut Kohl, exsherpa en reuniones internacionales y exembajador en Madrid, Joachim Bitterlich, es la persona que está asesorando a François Hollande para su encuentro de mañana con la canciller. Hasta los fieles del partido se pasan al enemigo... definitivamente, no corren los mejores tiempos para la canciller.

Angela Merkel