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Aurora Mínguez

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Aurora Mínguez

¡Queremos pagar más impuestos!

 El doctor Dieter Lehmkuhl, médico y psiquiatra jubilado de 69 años de edad, tiene una fortuna de 1,5 millones de euros. El año pasado pagó sólo

El doctor Dieter Lehmkuhl, médico y psiquiatra jubilado de 69 años de edad, tiene una fortuna de 1,5 millones de euros. El año pasado pagó sólo 20.000 euros en impuestos debido, en buena medida, a que una parte considerable de su capital lo dedica a fundaciones y actividades de beneficencia. “Yo creo que pago muy pocos impuestos, cada año menos, y que Alemania se ha convertido en estos últimos años en un oasis fiscal. Los ricos deberíamos contribuir más, porque está claro que la carga fiscal está castigando, año tras año, sólo y cada vez más a las clases medias y bajas”.

Lehmkuhl no está loco, a pesar de haber tenido contacto durante años en su consulta con personas con problemas emocionales y psicológicos. Las estadísticas respaldan su posición de partida: ya en el año 2011 la OCDE denunció que Alemania es el país donde más han crecido las desigualdades sociales en todo el mundo. Y en el 2012, el “World Wealth Report” que elabora  la empresa RBC Wealth Management con la consultora Capgemini, ha demostrado que, a pesar de la crisis, el número de millonarios ha aumentado en la República Federal en un 3%, hasta alcanzar la cifra de 951.000 personas. Sólo en los Estados Unidos y en Japón hay más ricos riquísimos que en Alemania. El estudio considera personas pudientes aquellas que tienen un capital financiero de más de un millón de dólares, exceptuadas propiedades inmobiliarias y obras de arte.

Esta situación es posible, afirma el Dr. Lehmkuhl, porque el Estado alemán no exige a los que más tienen que contribuyan en la medida de sus capacidades al bien común. Es más, fueron precisamente los socialdemócratas en la era Schröder, hace una década, quienes bajaron el índice máximo de cotización del 53 por ciento de la época Kohl  hasta el 42% y redujeron los impuestos. Datos del Instituto de Investigaciones Económicas demuestran que las 400 mayores fortunas de Alemania pagan sólo el 35 por ciento de sus ingresos brutos, y que el diez por ciento de los superricos paga sólo el 25%.  “Es algo escandaloso que precisamente un Gobierno rojiverde (SPD y Ecologistas) haya puesto las bases de esta creciente injusticia. Y ahora, para mayor inri, vemos que prácticamente son las clases medias y bajas las están pagando el rescate de los bancos. Nos han hecho un lavado de cerebro haciéndonos creer que la gente normal es la responsable de esta crisis. ¡Clama al cielo!”

Por un nuevo impuesto sobre el capital

el Estado alemán no exige a los que más tienen que contribuyan en la medida de sus capacidades al bien comúnEn el año 2009, cuando ya la crisis estaba en marcha, Dieter Lehmkuhl y otros amigos suyos, también millonarios, pusieron en marcha el movimiento “Vermögender für eine Vermögensabgabe” (Ricos a favor de un impuesto sobre el capital). Hasta el momento hay más de cincuenta firmantes de este manifiesto; algunos prefieren el anonimato, otros tienen nombres y apellidos y carreras ilustres (Hans Joachim Schellnhuber, asesor del Gobierno alemán para el cambio climático y director del Instituto de Investigaciones sobre el Clima; Hans Ulrich von Weizsäcker, expresidente de la Unión de Científicos alemanes y exdiputado socialdemócrata; Georg Schramm, cabaretista e intelectual) o empresas fuertes de las que son o han sido propietarios. Muchos de ellos, como Lehmkuhl, han heredado su riqueza, al margen de sus ingresos como psiquiatra; otros se la han ganado a pulso. Todos ellos están convencidos de que no necesitan tanto dinero. Ninguno hace ostentación de su riqueza, más bien al contrario. Han creado fundaciones o participan en actividades con fines sociales aportando su propio dinero. Lo que proponen es introducir, por un periodo de sólo dos años, un impuesto sobre el capital de un 5% para aquellas personas que ganen más de medio millón de euros anuales y para los bienes de empresa que superen la cifra de tres millones de euros al año. Así, se lograrían unos ingresos de aproximadamente 160.000 millones de euros, que se podrían destinar a gasto social, educación y sanidad.

“Hemos conseguido mucho -responde Lehmkuhl cuando se le pregunta por el éxito de esta iniciativa-. Antes éramos una voz en el desierto. Ahora somos mainstream, y, además, en los últimos años resurgieron o nacieron otras iniciativas en paralelo en los Estados Unidos, como ‘Responsible Wealth’, ‘Patriotic Millionaires’… Por supuesto, no hay que olvidar la denuncia de Warren Buffett, quien admite que paga menos impuestos que su secretaria”. Semejantes llamamientos se hicieron en Francia en la época Sarkozy, y en Italia, encabezados por el jefe de la Ferrari, Luca di Montezemolo en el 2011, exigiendo a los respectivos Gobiernos reformas más equitativas en el modelo fiscal y cambios de calado en el modelo económico.

El número de millonarios ha aumentado en un 3%, hasta 951.000 personasEstos millonarios no se chupan el dedo. Saben que el cambio no va a venir de la clase política, sino de esa sociedad en la que se está incubando la serpiente de la ira frente a una creciente injusticia. “Todos ven que la tarta no sólo no se ha repartido, sino que el trozo para los ricos crece y crece. Esto es como una bomba de relojería: la sociedad está cada vez más dividida y la gente es cada vez menos feliz”. El doctor Lehmkuhl sabe de lo que habla: “Una sociedad más justa –apunta- es una sociedad de bienestar, en la que los ciudadanos confiarían más en sus gobernantes”.

El tema de la justicia social va a estar en el centro del debate de la campaña electoral que se va a desarrollar en los próximos meses en la República Federal. Estos millonarios marcarán distancia con todos los partidos políticos: “Queremos sólo reabrir el debate. No queremos hacerles ningún favor a los políticos  ni tampoco difundir su propaganda. Nuestro motor, nuestra motivación, es exclusivamente moral”.

El doctor Dieter Lehmkuhl, médico y psiquiatra jubilado de 69 años de edad, tiene una fortuna de 1,5 millones de euros. El año pasado pagó sólo 20.000 euros en impuestos debido, en buena medida, a que una parte considerable de su capital lo dedica a fundaciones y actividades de beneficencia. “Yo creo que pago muy pocos impuestos, cada año menos, y que Alemania se ha convertido en estos últimos años en un oasis fiscal. Los ricos deberíamos contribuir más, porque está claro que la carga fiscal está castigando, año tras año, sólo y cada vez más a las clases medias y bajas”.