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Merkel, Draghi, Juncker, Rajoy… el club de los euromentirosos
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Aurora Mínguez

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Aurora Mínguez

Merkel, Draghi, Juncker, Rajoy… el club de los euromentirosos

Todo el mundo ha mentido. La unión monetaria es una gran farsa en la que los políticos no dicen la verdad a los ciudadanos, porque ellos

Todo el mundo ha mentido. La unión monetaria es una gran farsa en la que los políticos no dicen la verdad a los ciudadanos, porque ellos mismos no saben cómo salir del embrollo y traicionan sus propias declaraciones y promesas. Todos dicen que quieren salvar al euro, cueste lo que cueste, pero por lo bajo admiten que el coste es demasiado elevado y que el peligro de inflación está ahí.

Hans-Olaf Henkel puede permitirse el decir las verdades del barquero. Nacido en 1940, ha sido jefe de IBM Europa y presidente de las Cámaras de Comercio e Industria alemanas. Fue uno de los primeros defensores de la moneda única y, ahora, uno de los promotores de la división de la Eurozona en dos: la Euronorte, de la que formarían parte Alemania, Austria, Finlandia y el Benelux, y la del resto, la de los díscolos, con Francia a la cabeza. Acaba de publicar un libro, Los euromentirosos. Paquetes de rescate sin sentido, riesgos camuflados. Así nos engañan, en el que denuncia la esquizofrenia de los alemanes: no quieren nuevos rescates para Grecia o Portugal, pero desean mantener el euro, eso sí, a tarifa cero, porque les han dicho que es beneficioso para las exportaciones germanas. Pero la realidad es, según el economista, muy diferente: desde la puesta en marcha del euro la República Federal ha exportado masivamente capital a otros países europeos, contribuyendo a su crecimiento y, a cambio, ha importado inflación y nuevas deudas.

La realidad es, según Henkel, muy diferente: desde la puesta en marcha del euro, la República Federal ha exportado masivamente capital a otros países europeos, contribuyendo a su crecimiento, y a cambio ha importado inflación y nuevas deudas

Los ciudadanos de la UE se han  tragado muchas trolas, ya sean de Merkel, de Draghi o del anterior presidente del Eurogrupo, Juncker, especialmente aquella que afirma que si cae el euro caerá con él toda Europa. Henkel niega la mayor: la Eurozona consta de 17 países; hay otros diez que no están dentro y bastantes de ellos ni se lo plantean siquiera. En todo el continente hay 51 países y, entre ellos, algunos tan ricos como Noruega o Suiza. Europa existe más allá del euro, lo mismo que el mercado interior existía ya antes de la unión monetaria. Y todo ese entramado se ha visto muy dañado por una política errática de tipos de interés que han sido muy altos para las necesidades alemanas, pero muy bajos para los países del Sur. La moraleja, creen los euroescépticos alemanes, es que ahora los sureños les dicen a los alemanes que, ya que tanto se han enriquecido con la moneda única, deben también dar algo a cambio. O sea, cargar con las deudas de las cigarras europeas.

Cahuzac, Fabius… y Rajoy

Henkel muerde, muy especialmente, la yugular de Jean Claude Juncker, alguien que, según Henkel, “ha hecho de la mentira algo presentable en sociedad”, un político que no quiso ver las falsificadas cuentas griegas (aunque no fue el único); que habló por vez primera de los eurobonos, en 2010, como solución para la crisis, y que los ha camuflado debajo del Mecanismo Permanente de Estabilización del Euro y, más tarde, tras la promesa de Draghi de “hacer todo lo posible para salvar el euro” vía grifo abierto a la banca europea.

Pero hay más: cuando Juncker dijo a principios de este año que la crisis en Europa podía hacer renacer las tensiones y rivalidades que dieron origen a la Segunda Guerra Mundial, creó- según Henkel- un estado de opinión que no ha permitido ver otras cosas igualmente desagradables: cómo los países que reciben ayudas de Bruselas, en lugar de dar ejemplo de limpieza democrática, acogen casos notables de corrupción. Henkel menciona en la página 37 de su libro no sólo los casos de los ministros franceses de Presupuesto y Finanzas, Cahuzac (ya dimitido) y Fabius, ambos con cuentas en Suiza, sino también el escándalo Bárcenas que, según el autor, podría poner en serio peligro la supervivencia de Mariano Rajoy. “Estos son los destacados representantes de países deudores a los que confiamos nuestras garantías millonarias. Estos son los garantes de que algún día recuperaremos nuestros créditos millonarios (…) y a los que parece bien utilizar cualquier medio para engañar a la opinión pública, robar allá donde sea posible y embaucar”.

A apenas dos meses de las elecciones en Alemania,  Henkel actúa como esa voz incómoda de la conciencia que pocos quieren escuchar. No es el primero ni tampoco el último que advierte desde Alemania que la unión monetaria es ya una unión de transferencias y una unión de deudas, pero que acabará siendo una unión de inflación. Sin embargo, el resto de los empresarios alemanes prefieren ver las cosas con unas gafas un poco más rosadas: el 83% cree que Merkel ha hecho un buen trabajo y que debe seguir gobernando con los liberales después de septiembre; el 75% piensa que hay que seguir con las políticas de austeridad y el 91% opina que disolver la Eurozona no es una alternativa digna de ser tenida en cuenta (encuesta del  Instituto Allensbach, julio 2013).

Todo el mundo ha mentido. La unión monetaria es una gran farsa en la que los políticos no dicen la verdad a los ciudadanos, porque ellos mismos no saben cómo salir del embrollo y traicionan sus propias declaraciones y promesas. Todos dicen que quieren salvar al euro, cueste lo que cueste, pero por lo bajo admiten que el coste es demasiado elevado y que el peligro de inflación está ahí.

Mariano Rajoy Angela Merkel Mario Draghi Jean-Claude Juncker