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Los Länder alemanes, cada vez más egoístas y derrochadores
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Aurora Mínguez

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Aurora Mínguez

Los Länder alemanes, cada vez más egoístas y derrochadores

¿Federalismo o caos? Pues las dos cosas. Esa es la realidad diaria desde 1949 en esta República Federal, en la que los Länder barren para casa

¿Federalismo o caos? Pues las dos cosas. Esa es la realidad diaria desde 1949 en esta República Federal, en la que los Länder barren para casa más que nunca y en la que estos sólo se unen como una piña con un objetivo único: obtener más dinero del Estado central y así no recurrir a los propios y menguantes recursos. Los ejemplos de que las cosas no funcionan como debieran se multiplican: la serie de asesinatos de neonazis que tuvieron lugar entre los años 2000 y 2009 por todo el país no se detectaron a tiempo, entre otras cosas, porque la policía y los servicios de inteligencia de los estados federados no se coordinaron ni intercambiaron la información de que disponían.

Los controles sanitarios y alimenticios varían según la zona y, regularmente, surgen casos de intoxicaciones por alimentos o productos en mal estado. La vigilancia de las cárceles y el tratamiento de los reclusos también cambian según región y gobierno local.

Los niveles de calidad educativa en Alemania caen año a año -lo atestiguan los informes PISA- porque cada Land decide su sistema de enseñanza, los años de estudios, los exámenes y las notas mínimas de corte y, además, se impide que los profesores -que ya no siempre son funcionarios- cambien de estado federado para seguir desempeñando su trabajo si no están contentos con su labor y domicilio actual. Hay escándalos como esos millones (518 anuales) que el Bund (el Estado central) da a los Länder en teoría para construir viviendas sociales y que ellos utilizan para otros fines. Y situaciones penosas, como cuando a principios de verano hubo inundaciones en buena parte del país y los Länder no afectados se negaron a apoquinar para ayudar a los que estaban bajo las aguas obligando al ministro federal de Hacienda, Schäuble, a asumir todos los gastos y a tragarse su orgullo.

La Ley de Equilibrio Presupuestario entre los Bundesländer -destinada a nivelar e igualar sus niveles de vida-  está ya recurrida por Baviera ante el Tribunal Constitucional, y hay voces cada vez más numerosas que afirman que este desmadre financiero donde sólo unos pagan y otros reciben subsidios no puede continuar. La definitiva reforma del federalismo alemán estará sin duda sobre la mesa del Gobierno que salga de las urnas el próximo 22 de septiembre. Y será por dos razones de peso:

-Una, porque no es de recibo que cualquier decisión importante del Gobierno y que haya sido aprobada por el Bundestag o Parlamento pueda ser tumbada -como ha sucedido a menudo- en el Bundesrat o Cámara de los Länder, donde puede ocurrir -como ahora- que domine el principal partido de la oposición. Situación que se define aquí como reformstau (atasco en la aplicación o puesta en marcha de una reforma).

-Dos, porque con la famosa Schuldenbremse (el límite legal de endeudamiento estatal) se van a acabar las bromas y los desvíos presupuestarios de los Estados Federados alemanes. Aunque en España es ya una realidad diaria, la Schuldenbremse se aplicará definitivamente en el Estado central alemán a partir del año 2016 y en los Länder a partir del año 2020. Dicho en otras palabras, los Estados Federados tienen siete años por delante para aprender a buscarse la vida por sí mismos, a no acudir al papá Estado y, sobre todo, para aprender a ahorrar de verdad. En ese mismo periodo de tiempo se debe abrir, sin duda, una reflexión sobre si son realmente precisos los 16 Länder actuales o si no podrían quedar reducidos a nueve. Habrá resistencias, como ocurrió cuando se pretendió fusionar la ciudad-estado de Berlín con el estado de Brandemburgo (que no salió adelante) pero, finalmente, los ciudadanos tendrán que elegir entre el modelo anticentralista o tener mejores escuelas, carreteras, profesores o policías. Federalismo y alegrías financieras está claro que no son compatibles por mucho tiempo más.

¿Federalismo o caos? Pues las dos cosas. Esa es la realidad diaria desde 1949 en esta República Federal, en la que los Länder barren para casa más que nunca y en la que estos sólo se unen como una piña con un objetivo único: obtener más dinero del Estado central y así no recurrir a los propios y menguantes recursos. Los ejemplos de que las cosas no funcionan como debieran se multiplican: la serie de asesinatos de neonazis que tuvieron lugar entre los años 2000 y 2009 por todo el país no se detectaron a tiempo, entre otras cosas, porque la policía y los servicios de inteligencia de los estados federados no se coordinaron ni intercambiaron la información de que disponían.

Wolfgang Schäuble