Así respira Alemania a quince días de las elecciones

A quince días de las elecciones en la República Federal…

.- En la CDU de Angela Merkel se han puesto algo nerviosos. Todas las encuestas hablan de una victoria democristiana: le otorgan un 40% de votos frente al 23% para los socialdemócratas. Pero el triunfo no está asegurado porque los democristianos se han dormido en los laureles en las últimas semanas: su electorado es fiel, pero poco entusiasta. La canciller repite machaconamente las mismas ideas en sus dos mítines diarios y el SPD ha apretado el acelerador a fondo al grito de “Nada está aún decidido”.

.- La canciller ha encajado mal el no haber quedado como ganadora absoluta en el duelo televisivo del pasado domingo y el hecho de que muchos ciudadanos vean ahora a Steinbrück con talla más que suficiente para ser un buen primer ministro alemán. Merkel ha contraatacado de una manera poco elegante: acusando a los socialdemócratas de ser poco fiables en materia europea y olvidando que, precisamente gracias al SPD y a los Verdes, consiguió sacar adelante en el Bundestag los paquetes de rescate a Grecia y la creación del Mecanismo Permanente de Estabilización del Euro, asuntos contestados dentro de las filas euroescépticas de la democracia cristiana y los liberales.

Sigue habiendo un 30% de indecisos y, entre ellos, hay muchas personas que no están convencidas ni se sienten atraídas por ningún programa. Muchas mujeres que se sienten ignoradas por una casta política de entre cincuenta y setenta años y mayoritariamente varonil

Además, Merkel ha abierto el baúl de los recuerdos y ha vuelto a sacar a pasear el fantasma del regreso de los excomunistas (los Rote Socken, calcetines rojos) y de su pacto con los socialdemócratas si éstos, por aritmética electoral, ganan finalmente los comicios. Es un argumento rancio que ya utilizó Helmut Kohl hace quince años y que Steinbrück ha rechazado en numerosas ocasiones, afirmando que, hoy por hoy , el Partido de la Izquierda no es digno de ser considerado como posible socio, sobre todo si mantiene algunos planteamientos tan exóticos como la desaparición de la Alianza Atlántica.

.- Sigue habiendo un 30% de indecisos y, entre ellos, hay muchas personas que no están convencidas ni se sienten atraídas por ningún programa. Otras muchas no entienden lo que hablan los políticos. Entre ellas, muchos jóvenes, y muchas mujeres que se sienten ignoradas por una casta política de entre cincuenta y setenta años y mayoritariamente varonil. Dos de cada tres mujeres, según una encuesta del Instituto Allensbach, está descontenta con la política que ha llevado Merkel en estos últimos años, porque no ha luchado bastante ni por la igualdad de sueldo entre hombres y mujeres ni por la cuota femenina en los puestos de responsabilidad. Tampoco ha cumplido su promesa de que cada bebé tenga garantía legal de obtener una plaza en una guardería estatal.

.-Las encuestas, admiten los propios sociólogos, no son de fiar. Se han columpiado muy a menudo, y su método de obtención de datos (mediante llamadas telefónicas a teléfonos fijos, no a móviles, entre las cinco y las nueve de la noche) normalmente excluye ya de partida a un núcleo de población muy movible, de profesionales o de gente itinerante que para poco en casa. A pesar de todo, pueden crear considerable inquietud, como la última del Barómetro Político del jueves, que hacía perder dos puntos a los Verdes, dejándoles en un 10%. Los temibles Linke (la Izquierda) están ya en un 8% y el partido euroescéptico y de protesta Alternativa para Alemania está fluctuando entre un 3 y un 4%, votos que robará, seguro, a los votantes desencantados de Merkel.