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Willy Brandt, el alemán decente
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Aurora Mínguez. Berlín

Willy Brandt, el alemán decente

Si hay un político que cambió y marcó Alemania de una manera excepcional, ése fue Willy Brandt. En estos días la República Federal prepara ya las

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Willy Brandt

Si hay un político que cambió y marcó Alemania de una manera excepcional, ese fue Willy Brandt. En estos días la República Federal prepara ya las celebraciones del centenario de este político, nacido como Herbert Ernst Karl Frahm, hijo de madre soltera, un 18 de diciembre de 1913 en la ciudad de Lübeck. Y el país, por ciento, sigue en suspenso en estos días precisamente porque el SPD, el partido socialdemócrata alemán, está practicando uno de las máximas de Brandt: “Mehr Demokratie wagen” (atreverse a aplicar más democracia). Las bases del SPD llevan una semana votando acerca de si quieren o no entrar a formar una Gran Coalición con Angela Merkel, y no está claro cuál va a ser el resultado final, que se dará a conocer el dia 14. De momento, este fin de semana los más  jóvenes del partido, los Jusos, ya han dicho que no a vender su alma y sus principios a la Kanzlerin.

¿Y qué habría dicho Brandt en esta disyuntiva? Pues probablemente que sí, a pesar de todo. Pocos tal vez recordarán que en la primera Gran Coalición que hubo en Alemania, entre los años 1966 y 1969, estuvo él, ocupando el puesto de vicecanciller y ministro de Asuntos Exteriores. Y que aceptó el cargo y el matrimonio de interés con la CDU a sabiendas que el canciller, Kurt Kiesinger, había sido miembro del partido nazi desde el año 1933, el mismo año en que el joven Brandt se vio obligado a partir hacia el exilio noruego estrenando ese alias que se convirtió en su nueva identidad.

¿Fue oportunismo o pragmatismo? Probablemente, la vía que encontró este hombre, definido por su pasado antifascista, para reformar la entonces mohosa República Federal desde dentro. Después de tres años de Gran Coalición, Brandt se convertía en canciller, en alianza con los liberales, y ponía de inmediato en marcha su Ostopolitik, su apertura al Este, que le valió obtener el Premio Nobel de la Paz en 1971. Un año antes, su caída en rodillas ante el Monumento ante los combatientes judíos del gueto de Varsovia, el 7 de diciembre de 1970, (un gesto espontáneo que no estaba previsto) se había convertido ya en el símbolo de la demanda de perdón del pueblo alemán, representado precisamente por un hombre que había huIdo y combatido a los nazis desde su exilio escandinavo.

Hoy en día, Willy Brandt es más que una leyenda. Las últimas investigaciones y libros ponen el acento en el aspecto más humano: su trauma por ser hijo de madre soltera (supo quién fue su padre biológico cuando ya había cumplido los cincuenta años y no le quiso conocer personalmente); sus ataques de melancolía y depresión, que no fueron conocidos por la opinión pública de la época pero que le obligaban a dejar el despacho durante días enteros; su búsqueda constante de afecto, especialmente entre las mujeres, lo cual le creó esa aureola de hombre con varias amantes.

Al frente de la Internacional Socialista desde 1976, Willy Brandt y la Fundación Friedrich Ebert juegan un papel importante en el apoyo económico y político del naciente socialismo español. La relación casi paterno-filial entre Brandt y Felipe González es conocida. Quizá no tanto que el expresidente del Gobierno español, en ejercicio en 1992, es decir, en el año del fallecimiento del político alemán, emocionó a los asistentes a su funeral en Berlín con estas palabras llenas de sentimiento: "Adiós, amigo Willy. Nuestro homenaje será seguir trabajando por tus ideales europeos internacionales. Lo haremos con el mismo entusiasmo que tú nos mostraste. Pero te confieso, y quiero confesarlo a todos, que será difícil llenar el hueco de deja tu ausencia”. El día 17 de diciembre, de nuevo en Berlín, Felipe González glosará otra vez la figura del canciller más emblemático de la historia de la República Federal de Alemania.

Si hay un político que cambió y marcó Alemania de una manera excepcional, ese fue Willy Brandt. En estos días la República Federal prepara ya las celebraciones del centenario de este político, nacido como Herbert Ernst Karl Frahm, hijo de madre soltera, un 18 de diciembre de 1913 en la ciudad de Lübeck. Y el país, por ciento, sigue en suspenso en estos días precisamente porque el SPD, el partido socialdemócrata alemán, está practicando uno de las máximas de Brandt: “Mehr Demokratie wagen” (atreverse a aplicar más democracia). Las bases del SPD llevan una semana votando acerca de si quieren o no entrar a formar una Gran Coalición con Angela Merkel, y no está claro cuál va a ser el resultado final, que se dará a conocer el dia 14. De momento, este fin de semana los más  jóvenes del partido, los Jusos, ya han dicho que no a vender su alma y sus principios a la Kanzlerin.

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