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El ‘fontanero’ del Gobierno alemán abandona a Merkel por otra mujer
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Aurora Mínguez. Berlín

El ‘fontanero’ del Gobierno alemán abandona a Merkel por otra mujer

Hay una ausencia que Merkel siente de una manera especial: la de su hasta ahora ministro de Cancillería, el Fontanero por excelencia, Ronald Pofalla

Foto: Ronald Pofalla junto a la canciller Angela Merkel tras una reunión de su gabinete en Berlín (Reuters).
Ronald Pofalla junto a la canciller Angela Merkel tras una reunión de su gabinete en Berlín (Reuters).

No hay muchas mujeres en la mesa del Consejo de Ministros, sólo seis, incluida la canciller, frente a diez varones, y sí alguna ausencia que Merkel siente de una manera especial: la de su hasta ahora ministro de Cancillería, el Fontanero por excelencia, Ronald Pofalla, de 54 años de edad, quien la deja por otra. Pofalla, que podría haber sido ministro de Economía, de Trabajo o de Interior en el nuevo gabinete alemán o, incluso, seguir en su puesto, porque Merkel apreciaba mucho su trabajo, ha decidido dar la espalda a la política activa -aunque conservará su escaño de diputado- y dedicarse a su nueva novia, veinte años más joven que él, con la que quiere formar una nueva familia en Renania, a 500 kilómetros de Berlín.

El exsecretario general de la CDU y ya exministro de la Cancillería, encargado de los servicios secretos, tuvo que hacer frente este verano a todo el escándalo de las escuchas y pinchazos de los espías norteamericanos. Ya había planteado en varias ocasiones durante los últimos meses si tenía sentido de verdad pasarse tantas horas en el despacho y si merecía la pena un sacrificio personal de esas dimensiones. Merkel ya tiene la respuesta.

Asmussen ha querido dejar claro que su marcha del BCE no tiene nada que ver con tensiones con Draghi. De hecho, el socialdemócrata ha apoyado decisiones del italiano, especialmente la barra libre para los bancos europeos, que no gustaban nada en Berlín

Pero Pofalla no es el único alto cargo que ha decidido abandonar un puesto en el Olimpo del poder. Jörg Asmussen, de 47 años de edad, también ha optado por sus hijos pequeños antes que por Mario Draghi. El socialdemócrata, que ocupaba uno de los seis sillones del exclusivo directorio del Banco Central Europeo en Frankfurt, se ha hartado de pasarse días y días sin ver a su familia, que vive en Berlín. Ahora será sólo secretario de Estado de Empleo, es decir, subordinado de una mujer, Andrea Nahles, que ha sido hasta ahora sólo una aparatchnik socialdemócrata y no la más brillante secretaria general del SPD que se recuerda.

Asmussen ha querido dejar claro que su marcha del BCE no tiene nada que ver con tensiones con Mario Draghi. De hecho, el socialdemócrata ha apoyado decisiones del italiano, especialmente la barra libre para los bancos europeos, que no gustaban nada en Berlín. Asmussen es ya el tercer alemán en la historia del BCE que deja esta institución, aunque por diferentes razones. Primero fue Jürgen Stark, luego, Axel Weber, por lo que ellos veían como actuaciones demasiado heterodoxas por parte de Frankfurt. Asmussen quiere sólo poder acostar a sus dos hijos cada noche, poder contarles un cuento.

placeholder Jörg Asmussen junto a Mario Draghi en una imagen de archivo (Efe).

Otros políticos alemanes también parecen haber entendido que los hijos necesitan a sus padres tanto como a sus madres. El hoy ya vicecanciller, Sigmar Gabriel, de 54 años, que se casó en 2008 con su dentista y que tiene con ella una hija de 16 meses de edad, disfrutó de un permiso de paternidad de tres meses tras el nacimiento. Ya como dirigente del SPD, se cogía libre la tarde de todos los miércoles para estar con la niña, que vive con su madre en Goslar, a unos 200 kilómetros al oeste de Berlín. Muy a menudo, ha comentado, hacía el trayecto por la noche desde Berlín a su domicilio privado sólo para poder desayunar con su familia. Está por ver si ahora podrá hacerlo con igual frecuencia, pero intenciones no le faltan.

Hace unos años, cuando Ursula von der Leyen, madre de siete hijos, hoy ministra de Defensa, era titular de Familia tuvo que encajar un golpe bajo por parte del diario Bild. El titular era: “Mamá, ¿dónde estabas tú cuando yo era pequeño?”, algo impensable dirigido a un político o ministro varón. Pofalla, Asmussen y Gabriel demuestran que, poco a poco, algo está cambiando en la República Federal.

No hay muchas mujeres en la mesa del Consejo de Ministros, sólo seis, incluida la canciller, frente a diez varones, y sí alguna ausencia que Merkel siente de una manera especial: la de su hasta ahora ministro de Cancillería, el Fontanero por excelencia, Ronald Pofalla, de 54 años de edad, quien la deja por otra. Pofalla, que podría haber sido ministro de Economía, de Trabajo o de Interior en el nuevo gabinete alemán o, incluso, seguir en su puesto, porque Merkel apreciaba mucho su trabajo, ha decidido dar la espalda a la política activa -aunque conservará su escaño de diputado- y dedicarse a su nueva novia, veinte años más joven que él, con la que quiere formar una nueva familia en Renania, a 500 kilómetros de Berlín.

Angela Merkel