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Farage, el ‘thatcherista’ anti-UE, nuevo héroe de los indignados
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Celia Maza

Las manillas del Big -Ben

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Farage, el ‘thatcherista’ anti-UE, nuevo héroe de los indignados

“Panda de hienas”, “andrajos mojados”, “cínicos” o “asesinos silenciosos de la soberanía de los Estados-Nación”. En el Reino Unido, los políticos saben que las palabras duras

“Panda de hienas”, “andrajos mojados”, “cínicos” o “asesinos silenciosos de la soberanía de los Estados-Nación”. En el Reino Unido, los políticos saben que las palabras duras hacia la UE suman votos, por lo que no escatiman en calificativos a la hora de dirigirse a un Parlamento del que, todo sea dicho, forman parte, al menos hasta el día de hoy. Pero el caso de Nigel Farage va más allá. La retahíla de descalificativos que menciono tan sólo es un ejemplo del amplio vocabulario que utiliza cada vez que habla al consejo europeo en Bruselas, capital de un país, por cierto, al que considera “una broma”.

Sin tapujos y con traje siempre impoluto, el líder del UKIP, partido independentista de ultraderecha que pretende sacar al Reino Unido de la UE, se ha convertido en ídolo de masas para los movimientos antisistema. Sus intervenciones están colgadas en las páginas del 15-M que piden a los jóvenes que se movilicen y sus titulares corren como la pólvora en los móviles de los indignados. ¿Qué propone? 

En su último speech, advirtió que las acciones de la UE están preparando el terreno para el resurgimiento del nacionalsocialismo y que el continente se enfrenta a la perspectiva de disturbios civiles masivos. Comparó la crisis de la eurozona con la caída del comunismo y señaló que la UE era un Titanic que había chocado contra un iceberg económico de fracaso, desempleo masivo y falta de crecimiento. “A Dios gracias que Reino Unido no se encuentra en la prisión del euro”.

Mensajes para España

Tiene mensajes para todos. “Si España aumentase su crecimiento de productividad en medio punto porcentual cada año, cosa que parece improbable, harían falta 40 años para cerrar la brecha de competitividad que le separa con Alemania. Estos países fueron arrastrados a una situación falsa económica con tipos de interés irrealistamente bajos y están pagando el precio”.

 “Estas políticas no pueden tener éxito por suerte fuera de esta institución. Economistas de todo el mundo dicen que es inevitable que el euro se rompa. Espero que el FMI deje de dar más dinero para más rescates y que no se utilice un sólo penique más de los contribuyentes para algo que está sentenciado a morir”.

Farage lleva pronunciando el mismo mensaje desde hace más de 15 años. Antes pasaba desapercibido fuera y dentro de sus fronteras, pero todo cambió en 2009, cuando los británicos, agotados de Gordon Brown y consternados por el escándalo de los gastos de Westminster, convirtieron al UKIP en la segunda formación más votada del país en las elecciones europeas.

“Me prometieron un Obama y me encuentro con usted” 

Cuando ocupó su silla y conoció a Herman Van Rompuy sus palabras no pudieron ser más calurosas. “Nos prometieron a un gran líder, a un hombre que llegaría a ser más poderoso que el mismo Obama, pero llego aquí y me encuentro con usted. Tiene el carisma de un andrajo mojado y la presencia de un empleado de banca de baja categoría. La pregunta que le quiero hacer es ¿quién es usted? Nunca había oído hablar de usted. ¿Quién votó por usted? ¿Esto es la democracia europea? Sé que su objetivo es el ser un asesino silencioso de la democracia europea y de las naciones-estado”.

No ha sido el único protagonista de sus ácidos comentarios. En alguna ocasión, Jerzy Buzek, entonces presidente del parlamento europeo le citó en su despacho para llamarle la atención, situación que él aprovechó para pedirle un gin tonic y rechazar el café de cortesía. “Me dijo que no llamara a ciertos eurodiputados "pigmeos" y yo respondí, 'Pues tampoco son gigantes, pero no pasa nada, señor: de ahora en adelante me referiré a ellos como lilliputianos’.”

A pesar de su careta de rebelde, los que le conocen me comentan que el líder independentista es todo un thatcherista. Él nunca ha renegado de su pasado conservador, pero ahora dice que siente asco por los tories privilegiados y no puede creer que fuera uno de ellos. A David Cameron no le puede ni ver -“Es un hombre que haría cualquier cosa por tener las llaves del Número 10”- y a Nick Clegg le ve simplemente como un “tecnócrata”.  

Farage creció en Londres. Su padre era un corredor de bolsa y su madre provenía de una familia de policías de alto rango. Asistió a una escuela privada, Dulwich College, y dice que fue una maravillosa mezcla de colores y clases sociales (muchos de los chicos consiguieron plaza a través de becas).

Decidió que la universidad era una pérdida de tiempo y se fue a trabajar a la industria del metal. Raídamente montó su propio negocio. A los 20 años tuvo un susto con un cáncer testicular, pero se recuperó. A los 24 años estaba casado y ya era padre.

Cuando le preguntan por su héroe político rápidamente cita a Enoch Powell, el conservador que hizo el famoso discurso sobre los "ríos de sangre" ante la creciente inmigración. "Era un hombre extraordinario que lo admiraban por tener las agallas de hablar sobre un tema que era realmente importante”.

Muchos en el Reino Unido aún confunden al UKIP con el British National Party (BNP) de Nick Griffin, quien llegó a decir que “las pateras debería de ser hundidas”. Pero Farage insiste en el que las dos formaciones no pueden ser más diferentes. “Un voto para UKIP -dice- sería para un voto a favor del impuesto sobre la renta plana (y no de más impuestos para los que ganan menos del salario mínimo), del tabaquismo, de un Gobierno pequeño y, por supuesto, a favor de la salida del país de la UE”.

El político no se define como “antieurope” sino como “anti- UE." “Yo quiero una Europa, pero una Europa basada en el comercio, en la cooperación, en sentarse alrededor de una mesa y ponerse de acuerdo en torno a reglas razonables con respecto al crimen, al medio ambiente y eso no lo podemos hacer si estamos aquí sentados en torno a esa bandera. Yo no presto juramento a esa bandera (europea).

A pesar de que hace poco también recalcó que no quería una Europa liderada por Alemania, porque “precisamente es lo que este proyecto quiso evitar”, su vida personal no puede estar más relacionada con un socio europeo. Su segunda esposa, Kirsten, una exbanquera que ahora ayuda a en el UKIP, es alemana y sus dos hijas son bilingües. Cuándo le preguntan si su mujer habría podido vivir en Londres si sus planes sobre inmigración hubieran salido adelante responde: "Sí, porque ella consiguió un puesto en la City y habría venido con un permiso de trabajo, por supuesto". Sin embargo, no aclara qué habría pasado cuando el permiso hubiera caducado

La línea de UKIP en materia de inmigración es bastante difusa y se enmarca en un terreno donde se cierra la puerta a más extranjeros a menos que sean parientes, muy listos o muy ricos. 

Desde que llegó a Bruselas, han sido muchas las víctimas de sus continuos destapes. Jacques Barrot, Barroso o Joseph Daul tan sólo son algunos de los nombres que puso en el ojo del huracán, siempre para, según dice, erradicar la corrupción. Pero él tampoco se ha salvado de los escándalos en la prensa sensacionalista británica. En 2006, salió a la luz una relación extramatrimonial con una mujer llamada Liga de Letonia que dijo que le había rogado gritar “Maaaaaasssstricht” mientras practicaban sexo. Farage se limitó a decir que tan sólo había dormido en su casa.