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José Zorrilla

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Ahora que Podemos está tan de moda, parece útil recordar que el populismo es una manera de gobernar y una filosofía económica que han sido estudiadas

Foto: Detalle de un arreglo floral con fotos del presidente chileno asesinado Salvador Allende (Efe).
Detalle de un arreglo floral con fotos del presidente chileno asesinado Salvador Allende (Efe).

Ahora que Podemos está tan de moda, parece útil recordar que el populismo es una manera de gobernar y una filosofía económica que han sido estudiadas por nombres muy ilustres de la economía y la politología. Empecemos por la caracterización política que nos ofrece Acemoglu. Primera piedra: el caldo de cultivo. Una sociedad con una lamentable distribución de la riqueza, polarizada entre unos pocos ricos y una inmensa mayoría pobre, altos niveles de paro, bajo nivel educativo, Estado débil y situación de crisis económica estructural prolongada en el tiempo.

Roto el centro sociológico por la polarización rico/pobre, ese antiguo centro vota a opciones más a la izquierda de lo que le correspondería. Como reacción, los partidos conservadores se defienden haciendo políticas aparentemente de izquierdas que no convencen al precariado y, por fin, el populismo llega al poder para establecer un vínculo carismático entre el electorado y el líder. Conclusión: por nutrirse en gran parte del centro pauperizado, un eventual triunfo de Podemos no rompería a la izquierda, sino que pondría el PSOE e IU a sus órdenes

¿El modelo sirve para explicar lo que va a pasar? No. El modelo es descriptivo, explica lo que ya ha pasado. ¿Y Podemos? ¿Es populista? Nadie lo sabe

El programa económico populista y sus resultados siguen siendo los que describieron Dornbusch (maestro de Krugman en el MIT) y Edwards con estas palabras: “Los regímenes populistas han tratado históricamente de luchar contra las desigualdades de renta con políticas macroeconómicas abiertamente expansivas, las cuales son déficit financiero, controles generalizados y desprecio hacia los equilibrios económicos, lo que casi siempre ha desembocado inevitablemente en crisis macroeconómicas graves que han terminado por dañar a los sectores más pobres de la población”.

Dicho de manera llana. El populista ataca el problema de la desigualdad con aumentos de salarios sin tener en cuenta ninguna limitación, lo que desemboca en catástrofe (expliquemos que al populista no le queda el recurso al crecimiento, porque eso exige capital y mano de obra cualificada y no la hay. Tampoco puede haber redistribución vía fiscalidad porque el Estado carece de esos medios).

Dornbusch y Edwards estudian dos casos, el de Alan García en Perú y el de Allende en Chile y distinguen cuatro fases en el proyecto populista. El primer año es mágico. El dinero inyectado en la economía, cuyo origen puede ser el rechazo a pagar la deuda (Alan García) o el alto precio del cobre y las reservas de divisas (Allende) alegran la demanda agregada con un tirón del consumo. Como los inventarios son altos hay mercancías de sobra, no hay inflación y crecen el PNB y la renta. Cae el paro.

En el segundo año empiezan las dificultades. Los inventarios se han acabado y hay que importar bienes para satisfacer el consumo, lo que pone a prueba el fondo de reservas de divisas así como el tipo de cambio. Surge la inflación y se trata de controlar desde el Estado. Si con eso no basta, se nacionaliza, lo que empeora la situación pues las empresas nacionalizadas no son eficientes y, por ende, no solucionan los cuellos de botella ni el alza de los precios. Es posible que haya de recurrirse a la devaluación.

La tercera fase. Se agudizan los desabastecimientos, sube la inflación y se dispara el déficit, pues caen los ingresos de impuestos y suben las subvenciones. El derrumbe de los salarios reales devuelve a todos a la realidad. El experimento ha fracasado.

El populista ataca el problema de la desigualdad con aumentos de salarios sin tener en cuenta ninguna limitación, lo que desemboca en catástrofe

Fase cuarta. Se inicia un proceso de reajuste (posiblemente vía FMI) y el balance es desolador. Los salarios reales están muy por debajo de lo que estaban al inicio del proceso populista y la situación persiste en el tiempo porque esas políticas han dañado la inversión y han provocado la fuga de capitales. Se impone la evidencia de que los capitales son nómadas, el factor trabajo, no.

Hasta aquí DyE. Vayamos ahora a Jeffrey Sachs. Añade a los dos países originales el Brasil de Sarney y la Argentina de Perón.

Esta vez no voy a entrar en descripciones, sino a ofrecerles gráficos. Cubren tres apartados. Inflación, salarios reales e incremento del PNB. Sobran comentarios.

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Ante estos gráficos y consideraciones se impone una pregunta: ¿El modelo sirve para explicar lo que va a pasar? No. El modelo es descriptivo, explica lo que ya ha pasado. ¿Y Podemos? ¿Es populista? Nadie lo sabe. Lo que sabemos es que quiere rechazar el pago de la deuda y, con ese dinero, crear una renta para los más desfavorecidos (coste: 11.000 millones de euros) y abrir la contratación de nuevos funcionarios. Además, obligar a las eléctricas a tarifar no según mercado, sino según BOE y, si no lo hacen, nacionalizarlas. Es justo lo que hicieron Alan García y Allende. Si tienen dudas sobre los resultados vuelvan a mirar los gráficos y mediten.

Unas consideraciones finales. Reestructurar la deuda tiene grandes defensores, por ejemplo Barry Eichengreen, Koo, Rogoff y Reindhart. Pero lo que sigue a la reestructuración es el ajuste. España va a 129 bn/año de endeudamiento y tiene un déficit de gasto corriente de 18 bn/año. No hay manera de cuadrar eso con más gasto público ni siquiera expropiando a todos los ricos de sus patrimonios e incluiría la Iglesia y las órdenes religiosas con ella. Por otra parte, lo que vendría después de gastarse ese maná inesperado es de imaginar. Dentro del euro me parece un escenario imposible. Fuera, todavía peor.

Entiendo que el punto de partida populista se da. Las estadísticas económicas y sociales son pavorosas. Pero el riesgo es que, en vez de pagar facturas altas de luz, entremos en el apagón, la fuga de capitales y un franco cinco mil pesetas. España está en un momento decisivo de su historia, a medio camino entre un país latinoamericano y uno europeo central. Errar en la solución puede sacarnos del G5 europeo y reforzar el ALBA, cuyos referentes son Castro y Chávez con los apoyos externos de Irán y Rusia.

¡Pues claro que esto es un artículo de geopolítica! ¿O es que se creían que estaba haciendo intrusismo en el equipo económico de El Confidencial?

Para saber más:

- El artículo de Dornbusch y Edwards forma parte de un libro de la Univ. de Chicago que se puede leer online. Sigue siendo actual.

- Left behind. Latin America and the false promise of populism. Sebastian Edwards. Univ. of Chicago Press 2010. Amplia bibliografía. 

Ahora que Podemos está tan de moda, parece útil recordar que el populismo es una manera de gobernar y una filosofía económica que han sido estudiadas por nombres muy ilustres de la economía y la politología. Empecemos por la caracterización política que nos ofrece Acemoglu. Primera piedra: el caldo de cultivo. Una sociedad con una lamentable distribución de la riqueza, polarizada entre unos pocos ricos y una inmensa mayoría pobre, altos niveles de paro, bajo nivel educativo, Estado débil y situación de crisis económica estructural prolongada en el tiempo.

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