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El terror y Arabia Saudí: círculos de fuego
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José Zorrilla

Las tres voces

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El terror y Arabia Saudí: círculos de fuego

Romper con Arabia Saudí no parece posible. Es pieza clave en el despliegue militar de EEUU y, sin su peso, Irán sería amo de Oriente Medio. Estos son los orígenes del terrorismo islamista

Foto: Neoyorquinos observan el ataque contra las Torres Gemelas, el 11 de septiembre de 2001 (Reuters).
Neoyorquinos observan el ataque contra las Torres Gemelas, el 11 de septiembre de 2001 (Reuters).

Ya es oficial. Los estadounidenses que lo deseen podrán llevar a los tribunales al Reino de Arabia Saudí por su implicación en los atentados del 11 de Septiembre. La iniciativa fue aprobada por las Cámaras, vetada por Barack Obama y, finalmente, reaprobada por Congreso y Senado en procedimiento de urgencia.

Con independencia de que esta medida provoque un grave contencioso entre EEUU y su principal aliado en Oriente Medio, abre también la puerta a que quienes se consideran agraviados por EEUU en el extranjero lleven a la Unión a los tribunales, no internacionales ni de Derechos Humanos, sino al juez natural de EEUU.

Se ha cerrado un círculo que empezó cuando Nixon desacopló oro y dólar, allá por 1971. Quedó el camino expedito para que los productores de petróleo, ante el panorama de cobrar en papelitos e incendiados por el apoyo estadounidense a Israel en la Guerra de los Seis Días, lanzasen al petróleo a una subida de precio cercana al 600%. Marcó el nacimiento de la OPEP pero, sobre todo, de los petrodólares, con lo que las monarquías del Golfo se vieron inundadas de dinero.

El wahabismo era hasta entonces una oscura doctrina que seguía solo el Reino por antonomasia, Arabia Saudí. Una doctrina de rigorismo extremo sobre la que la casa reinante sustentaba su legitimidad de guardián de los Santos Lugares. Flotar en tanto dinero le dio la oportunidad de extender sus dogmas por todo el mundo musulmán, lo que hizo sin el menor reparo. Sin embargo, el verdadero impulso vino cuando la URSS invadió Afganistan. Y no fue el Reino quien lo dio, sino también Zbinieg Brzezinski. Convenció a Carter de que había de ayudar a la insurgencia afgana antisoviética y que la mejor manera de hacerlo era armando a los guerrilleros.

No obstante, esa intención bélica iba acompañada de un subtexto teológico. El motor de la lucha sería el wahabismo. De tal manera que una ideología hasta entonces aislada en las arenas del desierto se convirtió en global e infectó a toda la 'Umma' con la legitimidad que le daba la lucha contra el Satán ateo comunista. Peor aún. La administración de la lucha se externalizó en Pakistán, país que siempre ha defendido y defiende que hay dos terrorismos, el malo y el bueno. El malo, el que le ataca a él. El bueno, el que los terroristas emplean contra India. Así surgieron los talibanes y terminaron por ganar. Solo que no eran nuestros talibanes, sino otra cosa completamente distinta forjada entre EEUU, Pakistán y el Reino.

Derrotada la URSS, aguardaba el siguiente capítulo: la primera Guerra del Golfo contra el antiguo campeón de Occidente y líder 'antiayatolas', Sadam Hussein. Aunque Bush y su consejero de seguridad nacional, Brent Scowcroft, llevaron ese dossier contradictorio (por llamarlo de alguna manera) de manera profesional e impecable, los talibanes saudíes, ya victoriosos en Afganistán y ciegos de arrogancia, decidieron que los cruzados habían pisado la sagrada tierra del Profeta y que correspondía darles castigo. Nació Al Qaeda. Pero no contentos con extender el terrorismo global en atentados salvajes, decidieron llevar la guerra a los propios EEUU.

No cabe duda al respecto. Ni uno solo de los terroristas era afgano. Tapoco iraní. Todos eran árabes y la mayoría procedían del Reino. En cuanto a la financiación, participaron en ella no solo Arabia Saudí, sino también Emiratos Árabes Unidos y el propio Pakistán. Ya en territorio norteamericano hubo ayuda tanto en Chicago como en San Diego. No puedo extenderme en la materia, pero el aterrizaje de Bin Laden y su grupo en EEUU no fue inocente, sino que contó con apoyos materiales y personales saudíes de gran consideración.

Siendo EEUU como es una potencia liberal, era cuestión de tiempo el que todos los detalles saliesen a la luz y el que los familiares de las víctimas iniciasen una campaña que ha terminado por culminar en esta insólita decisión legal.

Es pronto para medir las consecuencias, pero se adivinan de gran calado. Digamos que romper con Arabia Saudí no parece posible. Es pieza clave en el despliegue militar de EEUU en Oriente Medio y, sin su peso, Irán quedaría como amo incontestado del territorio. Al mismo tiempo, las voces que exigen firmeza con el Reino no se basan solo en la difusión de un ideario extremista, cimiento hoy del Daesh y de todos los fundamentalismos islámicos, sino también en la indefendible conducta de la guerra del Yemen, criticada incluso por las Naciones Unidas. Una voz hasta ahora poco escuchada, la del Ministro de AAEE de Iran, Javad Zarif, ha defendido en el 'New York Times' que el problema principal de la 'Umma' no es la oposición entre suníes y chiíes, sino entre el Reino y la 'Umma'.

De hecho, tras el atentado a un funeral este pasado 9 de octubre en Sanaa que ha costado la vida a 140 civiles, el Reino Unido ha dicho que va a investigar el bombardeo y que, si se demuestra que tras la catástrofe está el Reino, revisará sus relaciones con Riad. Del lado EEUU, el Secretario de Estado John Kerry ha recordado que el apoyo a Arabia Saudi "no es un cheque en blanco". En cuanto a las voces discrepantes en el Senado, dejo este link.

Y aquí tenemos otro interesante desarrollo. La venta de armas. A pesar de todos los pesares, EEUU aprobó el pasado agosto enviar 1.500 millones en equipo militar al Reino, siguiendo así la huella de Francia, que les vendió el año pasado 16.000 millones de euros. Cómo va ese comercio a aguantar la barbarie de la guerra de Yemen, donde no se respeta ni a los niños, es materia de reflexión.

Con este párrafo abierto dejo al lector que medite. Espero haberle ayudado a entender un poco cuáles son los orígenes, nunca mencionados, del terrorismo islamista y el caos consiguiente de Afganistán, Irak y el 9/11, así como de su no tan sorprendente final. Recuerden a Ortega en Panamá, a Sadam en Irak o a Ngo Dinh Diem en Vietnam. Los círculos de fuego que EEUU enciende, terminan siendo apagados por el propio Washington, con considerables daños colaterales mientras dura el fuego y cuando llega el momento de apagarlos.

Ya es oficial. Los estadounidenses que lo deseen podrán llevar a los tribunales al Reino de Arabia Saudí por su implicación en los atentados del 11 de Septiembre. La iniciativa fue aprobada por las Cámaras, vetada por Barack Obama y, finalmente, reaprobada por Congreso y Senado en procedimiento de urgencia.

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