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La campaña de Hillary Clinton desde dentro

Un joven español que ha trabajado en la campaña de la candidata Hillary Clinton cuenta su experiencia tras sumergirse en la política norteamericana durante varias semanas

Foto: Hillary Clinton, candidata demócrata a la Casa Blanca. (Reuters)
Hillary Clinton, candidata demócrata a la Casa Blanca. (Reuters)

Probablemente, una de las mayores aspiraciones para un recién graduado en política es poder formar parte de la campaña electoral que decida al próximo inquilino de la Casa Blanca. Trabajar para la persona que posiblemente tendrá la mayor responsabilidad y poder en el mundo es no solo un inmenso honor, sino también un gran desafío. Personalmente, me gradué este año en el King’s College London, y antes he trabajado en el Bundestag alemán y para la campaña de un 'US congressman' en Washington. Pero esta experiencia es sin duda más intensa y fascinante de lo que me imaginaba. El proceso de selección fue largo y con varias entrevistas, hasta que finalmente me contrataron para formar parte del 'staff' en uno de los estados más decisivos: Ohio.

En el primer 'training', un domingo nada más aterrizar, ya me dejaron entrever dónde exactamente me encontraba. Ohio es el 'swing state' por excelencia. Desde 1960, ningún presidente de este país ha ganado unas elecciones sin triunfar en este estado. Y los republicanos jamás han alcanzado la presidencia sin antes ganar aquí. Como dice el refrán: “As Ohio goes, so goes the nation”.

Los que formamos parte del 'training' fuimos destinados a diferentes oficinas territoriales. En la mía, situada en Mahoning Valley, casi todos miembros del 'staff' proceden de otros estados —soy el único europeo en Ohio y creo que el único español en toda la campaña—. La mayoría de mis compañeros se han graduado en las mejores universidades norteamericanas (sobre todo en Georgetown y Princeton) y destaca su juventud y dinamismo. También tenemos en el equipo a un hombre jubilado, cuya esposa es profesora en Harvard y que ha viajado hasta aquí dejando a su familia en Boston para unirse a nuestra misión: demostrar al mundo que la frustración y el populismo que encarna Donald Trump pueden ser derrotados con un mensaje optimista y de concordia representado por nuestra 'jefa', Hillary Rodham Clinton.

Mahoning Valley: donde sindicalistas apoyan a Trump

En nuestra oficina reina muy buen ambiente, aunque la presión está siendo enorme. Mahoning Valley es una zona históricamente demócrata de Ohio, pero que se ha visto gravemente afectada por la pérdida y deslocalización de empleos de multinacionales como Hewlett Packard o General Motors, que se han ido de la zona para fabricar en México o China. En otras palabras: muchas personas, tradicionalmente miembros de sindicatos y afines al partido demócrata, votarán ahora aquí a Trump y al partido republicano por primera vez. Esto no solo se percibe en las encuestas, sino también en la calle (cabe mencionar que casi cada día hemos tenido a seguidores de Trump protestando delante de la oficina y pidiendo el encarcelamiento de nuestra candidata).

Quienes trabajamos en la campaña sabemos que en esta zona Barack Obama ganó en 2012 solo por unos miles de votos, y que en Ohio, aunque perdió el día de las elecciones, triunfó gracias a los que votaron con antelación (el denominado 'early voting'). Por esta razón, una de las grandes estrategias de nuestra campaña ha sido centrarnos en este voto anticipado, que según los estudios internos aumentará la participación en beneficio de los candidatos demócratas.

La peculiaridad de esta zona, en la que antiguos miembros de sindicatos votarán por primera vez a un candidato republicano, atrae a medios nacionales e internacionales a nuestra oficina y, excepto el delegado de prensa, todos los del 'staff' hemos firmado un contrato por el que no podemos hablar con los medios de comunicación de ciertas cuestiones hasta después de las elecciones. Pero esta zona no solo recibe gran atención mediática, sino también de las grandes figuras políticas y públicas, como por ejemplo actores de Hollywood que vienen a hacer campaña por Hillary. Además de la propia Hillary Clinton y el candidato a vicepresidente, Tim Kaine, también han pasado por aquí su marido, Bill Clinton, y su hija, Chelsea, el actual vicepresidente, Joe Biden, o la exsecretaria de Estado Madeleine Albright.

En la planificación de los eventos —o 'rallies'— con estas personalidades, se tiene en cuenta hasta el mínimo detalle y cada miembro del 'staff' tiene su responsabilidad asignada. La seguridad es absoluta, y la puesta en escena es nuestra prioridad. Sobre todo, tenemos que asegurar que se cumplan las necesidades de los medios de comunicación (como el acceso a una red wifi o que dispongan de información suficiente). También debemos garantizar que el aforo esté completo, que las personas en el 'backdrop' —donde se sitúa el público que aparece detrás del 'speaker'— siga nuestras indicaciones, y que por ejemplo no utilice teléfonos móviles y haga fotos durante el discurso para dar una buena imagen en la prensa. Puedo afirmar con certeza que en estos actos la improvisación es inexistente y que su detallada puesta en escena y planificación llevan a un resultado perfecto.

Foto: Hillary Clinton, candidata demócrata (Reuters)

Además, me ha sorprendido la cercanía y accesibilidad de la gran mayoría de figuras políticas. Suelen tomarse el tiempo suficiente para hacerse selfis con el público o aceptar preguntas de los asistentes, y muchos de ellos —incluido Bill Clinton— se reúnen con los miembros del 'staff' después de su discurso. Especialmente me llamó la atención que la exsecretaria de Estado Albright también viniese para unirse a otros voluntarios e ir de puerta en puerta.

Mi responsabilidad: 30.000 hogares y 150 voluntarios

La actividad la iniciamos cada mañana con una 'call' con la central de coordinación nacional en Brooklyn, Nueva York. Se establecen los objetivos del día y cada oficina territorial comenta sus propias metas para la jornada; así que cada uno de nosotros sabe exactamente qué debe hacer cada día. Aquí no han existido los 'fines de semana' libres y las jornadas son extenuantes. Me vienen a buscar en coche a las nueve de la mañana en punto y regreso generalmente hacia las 11 de la noche, así exactamente todos los días desde principios de septiembre. En estos más de 60 días que llevo aquí, únicamente he tenido una tarde libre, y fue la de mi cumpleaños. Pero todos sabemos que no hay tiempo que perder, ya que estas elecciones no solo son importantísimas para Estados Unidos, sino que tendrán un impacto global.

En mi caso, a pesar de ser el único europeo, han ido ampliando mis funciones y actualmente tengo la responsabilidad directa sobre 30.000 hogares con un equipo de 150 voluntarios. Para lograr los objetivos, el uso del 'big data' ha sido absolutamente fundamental, y cada nuevo dato ha sido analizado y actualizado por nosotros. Ello nos permite optimizar nuestros esfuerzos e identificar a todos aquellos indecisos que hay que persuadir hasta el último minuto y no perder recursos dirigiéndonos a demócratas convencidos o a seguidores de nuestro adversario.

Foto: Algunas de las cabeceras que han mostrado su apoyo oficial a Hillary Clinton (Montaje: C. Castellón)

Aunque el 'training' que nos han dado a los miembros del 'staff' ha sido excelente y la tecnología de la que disponemos avanzadísima, el verdadero alma de la campaña son los voluntarios. El perfil de los voluntarios es muy variado y de todas las edades. Todos ellos tienen un compromiso admirable y ayudan como pueden. Algunos donan comida y 'snacks' (no estamos autorizados a aceptar donaciones en dinero), otros su casa (los que venimos de fuera vivimos con familias de acogida llamadas 'supporter housing'), y la gran mayoría vienen a hacer llamadas de teléfono y a ir de puerta en puerta (el denominado 'canvassing').

Tengo el honor de liderar a 150 voluntarios, cada uno con su propia historia y sus razones para hacer campaña por Hillary. Mi función ha sido y sigue siendo establecer a quién deben llamar o tocar a la puerta. A cada voluntario les instruyo cómo argumentar a favor de nuestra candidata y qué responder o cómo reaccionar ante preguntas insidiosas y situaciones desagradables o complejas. No hay que olvidar que en estas elecciones el odio de nuestro rival hacia Hillary Clinton es algo inaudito y palpable también entre sus seguidores.

Hay veces en que los voluntarios se enfrentan a verdaderas situaciones desagradables, como cuando hace tres semanas a uno le sacaron una pistola para que se largara pitando de su portal. Pero a pesar de estas situaciones deplorables —son casos puntuales—, los voluntarios demuestran una entrega impecable por convencer a sus vecinos y conciudadanos. En resumen, cada voluntario realiza una media de 80 llamadas al día, y para cumplir los objetivos marcados por los 'headquarters', mi equipo de voluntarios se pone en contacto con más de 3.500 vecinos a la semana. Para nosotros, cada voto y cada ciudadano persuadido tienen un inmenso valor.

Cuando ya contamos por horas el tiempo que nos falta para la elección, aquí en Mahoning Valley los horarios aún se alargan más y está subiendo la presión de forma acelerada. Confío en que Clinton triunfe, pero las encuestas siguen muy ajustadas. Gane quien gane, poder formar parte del 'staff' de la campaña de Hillary Clinton, de la que esperamos se convierta en la primera presidenta de Estados Unidos, es una experiencia increíble y un inmenso honor. Esperamos hacer historia.

*Jacobo Ramos Folch está graduado en Política Europea e Historia por el King's College London y ha trabajado en la campaña de Hillary Clinton.

Probablemente, una de las mayores aspiraciones para un recién graduado en política es poder formar parte de la campaña electoral que decida al próximo inquilino de la Casa Blanca. Trabajar para la persona que posiblemente tendrá la mayor responsabilidad y poder en el mundo es no solo un inmenso honor, sino también un gran desafío. Personalmente, me gradué este año en el King’s College London, y antes he trabajado en el Bundestag alemán y para la campaña de un 'US congressman' en Washington. Pero esta experiencia es sin duda más intensa y fascinante de lo que me imaginaba. El proceso de selección fue largo y con varias entrevistas, hasta que finalmente me contrataron para formar parte del 'staff' en uno de los estados más decisivos: Ohio.

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