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Brexit, año 1

Del actual caos político puede surgir una ruptura del marco que podría hacer mucho más que detener el Brexit: podría cambiar, para mejor, la forma en que Reino Unido se ve a sí mismo

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Hay diferentes formas de saber algo. Yo sabía que el Brexit podía ganar en el referéndum del 23 de junio de 2016. Pero, cuando sucedió me di cuenta de que no lo sabía. Me explico: concebía la posibilidad en abstracto, pero no estaba en absoluto preparada para que el Reino Unido saliera de la Unión Europea.

La sensación de emergencia que cundió entonces tuvo que ver con esto: descubrimos de pronto que la Unión era reversible, que podía descomponerse. Cuando unos meses después Donald Trump ganó las elecciones en Estados Unidos y alguien puso sobre la mesa el calendario electoral de Europa (Países Bajos, Francia, Alemania) el peligro parecía inminente: los populistas ganarían y la UE, sencillamente, comenzaría a morir. El sueño ilustrado de la posguerra habría llegado a su fin y los monstruos volverían a poblar nuestras pesadillas.

Foto: El negociador jefe de la UE, Michael Barnier, junto a su homólogo británico, David Davis, en Bruselas. (Reuters)

Un año después, las cosas han cambiado mucho. Wilders fue derrotado en Países Bajos y en Francia sucedió algo mejor: no sólo perdió Le Pen, sino que ganó el inesperado (para algunos) Emmanuel Macron, con un discurso europeísta, globalista y de confianza en el futuro. Emergió así un nuevo liderazgo europeo que ha sido apuntalado en las recientes elecciones legislativas.

Además, el repliegue de Estados Unidos en todo el mundo, su abandono progresivo de los acuerdos internacionales y su enroque en el 'America first', ha convertido en poco menos que líderes carismáticos a personalidades de perfil más bien tecnocrático y gris como Jean-Claude Juncker o Donald Tusk. Por no hablar de Angela Merkel, a la que alguien ha descrito como la nueva líder del mundo libre. Probablemente será reelegida, y aunque no lo fuera, la alternativa es Martin Schulz: otro europeísta sensato. Surgen nuevas ideas para una mayor integración, reviven antiguos proyectos como la Defensa común, se abandonan viejos tabúes… Europa bulle, se agita y sonríe.

Foto: Caídas en la bolsa de Tokio, arrastrada por el proteccionismo decretado por el presidente Trump, el pasado 24 de enero de 2017 (EFE)

Mientras tanto, Reino Unido parece sumido en el caos político. El Brexit se llevó por delante a Cameron y Farage. Corbyn sobrevivió por los pelos. Theresa May se creía una líder fuerte y convocó unas elecciones que han resucitado a Corbyn y la han debilitado a ella. ¿Brexit duro, Brexit blando? Ya no parece que controlen la situación. De momento, Bruselas marca el terreno de juego. La vieja Europa se las sabe todas.

En este escenario, casi todo es posible. Entre las múltiples opciones, una es que el Brexit no llegue a producirse. Por algún motivo, esto es algo que todo el mundo descartó, a pesar de que el propio autor del artículo que lo regula -Lord Kerr -explica que es un proceso reversible. Sí, los británicos votaron en un referéndum, pero también han votado un nuevo Parlamento. Además, nada les impide volver a votar. Creo que muchos británicos están esperando un nuevo liderazgo (y nuevo es una palabra incompatible con Jeremy Corbyn). Si apareciera, en una situación tan inestable, puede que la trama diera un nuevo giro y que al final Reino Unido permaneciera en la UE.

Si apareciera un nuevo liderazgo, en una situación tan inestable, puede que la trama diera un nuevo giro y que al final Reino Unido siguiera en la UE

Eso sí, ya no sería la misma Europa. El panorama se ha aclarado, el horizonte está más lejos. Deseo que Reino Unido permanezca en la Unión, pero no que siga siendo el ancla que nos impide navegar. Aunque a día de hoy sigue siendo un Estado miembro, lo cierto es que parece haber pasado a una especie de limbo. Si vuelve al mundo de los vivos, tendrá que aceptar que este mundo ha cambiado, y adaptarse a la nueva realidad. Los problemas británicos vienen de un debate contaminado por las mentiras de los eurófobos sobre lo que hace y no hace Bruselas, sobre lo que supone pertenecer a la Unión. Del actual caos político puede surgir una nueva visión, una ruptura del marco que podría hacer mucho más que detener el Brexit: podría cambiar, para mejor, la forma en que Reino Unido se ve a sí mismo.

*Beatriz Becerra Basterrechea. Vicepresidenta de la Subcomisión de Derechos Humanos del Parlamento Europeo y eurodiputada del Grupo ALDE

Hay diferentes formas de saber algo. Yo sabía que el Brexit podía ganar en el referéndum del 23 de junio de 2016. Pero, cuando sucedió me di cuenta de que no lo sabía. Me explico: concebía la posibilidad en abstracto, pero no estaba en absoluto preparada para que el Reino Unido saliera de la Unión Europea.

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