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Vuelta al cole de Mariano, Alfredo y el resto de la pandilla
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Juan Soto Ivars

España is not Spain

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Vuelta al cole de Mariano, Alfredo y el resto de la pandilla

Septiembre es un mes maravilloso. De entrada, tu madre deja de desnudarse ante desconocidos en la playa. El calor aprieta menos y la noche llega un

Septiembre es un mes maravilloso. De entrada, tu madre deja de desnudarse ante desconocidos en la playa. El calor aprieta menos y la noche llega un poco antes con sus bares y sus romerías. Septiembre... mes de oro. Al fin podemos abandonar esos andrajos de supervivencia desértica con que el calor nos obliga a vestir. Los niños vuelven a ser recluidos en las escuelas. ¡Septiembre! Pero no siempre fue tan feliz, porque también fuimos niños. La ilusión del olor a lápices nuevos se agotaba pronto, esa ilusión celofán de libros recién forrados o heredados las más de las veces. En seguida llegaba el tedio que Antonio Machado describía así:

- Una tarde parda y fría de invierno, los colegiales estudian, monotonía de lluvia tras los cristales.

A sus pies, maestro. Eso de celebrar el fin de año en Nochevieja no tiene sentido. Nochevieja es una horterada en la que llueve confeti y vomitonas, una fiesta que favorece a las cadenas de televisión, que cobran a precio de sangre de unicornio el espacio del último anuncio del año. ¡Qué cursilada! Nosotros tendremos siempre la impronta del colegio clavada en el calendario. El año acaba con las vacaciones de verano, el año muere ardiendo en las hogueras de San Juan, y el verano es un lento purgatorio en el que no pasa nada y las olas vienen y van, un útero, no es hasta septiembre que la maquinaria vuelve a funcionar y empieza el año. Liberados de la niñez y sus burocracias, septiembre es un mes de resurrección para los que seguimos midiendo el tiempo en cursos.

- ¡Españoles... hemos vuelto!

El inicio del curso político viene lleno de repetidores. Nuestros políticos suspendieron muchas asignaturas. Se pasaron el año mandándose notitas, hablando entre ellos y atendiendo muy poco a la lección. Se comenta en el claustro que habrá reforma educativa y hay gente descontenta. Profesores y educadores sin sospecha de rojismo se escandalizan: la reforma, no habiendo dinero para becas, favorece que el rico estudie y el pobre no lo haga. Wert insiste en que premia la excelencia. Eso está muy bien. Hace falta una ley educativa más dura, menos complaciente con el vago. Lo que hay ahora es un coladero y en algunas carreras universitarias podría aprobar hasta una vaca. Pero si muchos profesores comparten esta visión, ¿por qué denuestan la reforma de Wert? Volveremos a este tema, hay curso de sobra. Lo que más divierte es que la nota media de Wert, según el CIS, está por debajo del 2.

- Elena Valenciano se lo recordaba.

Mariano Rajoy se cree director de colegio y en realidad es el cabecilla de los que hacen pellas. El verdadero director somos nosotros aunque sólo tengamos las urnas para hacernos valer

Quizás esté orgullosa Valenciano de su brillante calificación, o la de su jefe. El líder socialista tiene tantas asignaturas pendientes que el claustro se plantea expulsarlo del colegio. Le ha faltado tanto liderazgo como pelo en la cabeza. Durante el curso pasado estuvo disperso y no fue hasta el final que se centró en aprobar un par de asignaturas: Acusaciones de Corrupción y Exigencia de Dimisión. Hizo un esfuerzo noble. Sin el caso de los ERE, quizás habría aprobado. El problema es que aquí ya no somos tan tontos como éramos.

- ¡Es gracias a mi reforma educativa, que actúa inmediatamente sobre el alma invertebrada de España!

Buen intento, ministro. Siga rascando que volvemos con su partido. Mariano Rajoy se cree director de colegio y en realidad es el cabecilla de los que hacen pellas. El verdadero director somos nosotros, aunque sólo tengamos las urnas para hacernos valer. Parece que el alumno Rajoy ha mejorado un poco en economía, aunque todos sabemos quién le pasa los apuntes. Economía es la asignatura más importante, la más troncal de las troncales, pero con chuletas o sin ellas Rajoy se presenta a septiembre con unas anotaciones graves en el boletín. “Su hijo no participa en clase. Su hijo cuchichea pero no responde a las preguntas. Su hijo deja las respuestas en blanco en los exámenes.”

- Un niño barbudo, parece una viñeta de 'El Jueves'.

Lo es. La vida política es una viñeta de El Jueves o de Mingote. Ahora que los monos de Gibraltar chillan más bajito, Mariano Rajoy recibirá otra chuleta a la vista del profesor: la Diada catalana. ¿No es curioso? El día nacional de Gibraltar es el 10 de septiembre. Dando por hecho que para entonces el contencioso estará casi disuelto, llegará el 11 con sus esteladas para que la atención sobre el caso Bárcenas siga aturdida y liosa.

- Siga, siga, queremos más.

Pues termino con Mas, cuyas reformas económicas han ido a la vanguardia (chiste de periodista) en recorte y asfixia ciudadana. Mas dice que aprueba, pero todos sabemos que está enchufadísimo en su colegio, un casal privado y netamente catalán en el que, por una buena redacción sobre la libertad nacional, se le perdona la canallesca chulería y el deficiente en Economía Familiar. Pero de Cataluña y el doble rasero con la derecha que tienen algunos independentistas desorientados habrá ocasión de hablar, con el curso recién inaugurado, cuando se agiten las banderas aquí y allá.

Septiembre es un mes maravilloso. De entrada, tu madre deja de desnudarse ante desconocidos en la playa. El calor aprieta menos y la noche llega un poco antes con sus bares y sus romerías. Septiembre... mes de oro. Al fin podemos abandonar esos andrajos de supervivencia desértica con que el calor nos obliga a vestir. Los niños vuelven a ser recluidos en las escuelas. ¡Septiembre! Pero no siempre fue tan feliz, porque también fuimos niños. La ilusión del olor a lápices nuevos se agotaba pronto, esa ilusión celofán de libros recién forrados o heredados las más de las veces. En seguida llegaba el tedio que Antonio Machado describía así:

Mariano Rajoy Elena Valenciano Artur Mas