La 'beneficiencia'

Los científicos piden dinero para sus proyectos de investigación y el Gobierno responde:

– Paciencia.

Y los científicos dicen:

– Sí, eso mismo, pa' ciencia.

No sé por qué piden tanto, si vivimos en el país que más investiga. Destacamos por nuestra investigación social. Toda España lleva años funcionando como un grandioso laboratorio en el que se convierte en cobaya cualquier individuo con DNI. Los experimentos son arriesgados: subidas del precio de los recursos básicos como la electricidad, pactadas con espectáculo mediático entre los lobbies (de lobo) y el Gobierno; exposición a la intemperie de la austeridad para los colectivos más desfavorecidos, como los jubilados o las personas dependientes; endurecimiento en la farmacopea de la vigilancia fiscal para quien tiene un mínimo desliz con Hacienda, y son muchos, sobre todo pequeños empresarios, los que forman procesión penitente bajo el arco de Trajano de los grandes defraudadores...

– ¡Todos somos caballas humanas!, que diría Ildefonso Ximénez.

Los resultados de los experimentos gubernamentales no dejan de sorprender al cartesiano observador. Este hombre, gris ceniza, levanta con esfuerzo las cejas polvorientas y dice mirando el periódico:

– Anda, la hostia.

Porque el resultado con las caballas humanas siempre es el mismo: reacciones verbales enfebrecidas seguidas de una disminución de los glóbulos rojos (o revolucionarios), que desemboca en un estado de irritable tranquilidad. Las felicitaciones para 2014 en la bandeja de entrada de mi email componen una parrilla de resultados interesante para la Gran Experimentación de la Austeridad. Mis conocidos, cobayas todos, dan ánimos hablando con desánimo. Destilan algo de súplica en el tono, algo de “a ver si no empeora mucho esta atmósfera artificial”. La disminución de glóbulos rojos también da lugar a casos de anemia en quienes fueron usuarios de la clase media y hoy son asisten a los comedores de la beneficencia.

Yo he visto el CSIC. Tienen lupas y microscopios y tienen sus mesas y sus sillas y todo. ¡Tienen hasta ordenadores! Pero ahí siguen, los científicos, quejándose

– Pero hablemos de la beneficiencia.

Con el tejido industrial en un coma inducido y el Gran Laboratorio de Levante, fábrica de ladrillos, paralizado y vacío, los científicos siguen pidiendo pasta. Si querían pasta, que se hubieran metido a banqueros. Se quejan de vicio. Yo he visto el CSIC. Tienen lupas y microscopios y tienen sus mesas y sus sillas y todo. ¡Tienen hasta ordenadores! Pero ahí siguen, los científicos, quejándose. Carlos Andradas es el presidente de la Cosce (Confederación de Sociedades Científicas de España). Se lamentaba:

– 2013 ha sido un año de subsistencia para los científicos españoles.

¿Qué respondemos a eso, señoras y señores?

– ¡Uuuuuh!

– ¡Fuera!

– ¡Beeeeeee!

¡Calumniador, este Andradas! Es falso que los científicos españoles se limiten a subsistir. Los científicos españoles están muy bien financiados y dedican su esfuerzo a investigaciones punteras, algunos van para Premio Nobel. Claro, para estar bien financiados han tenido que irse de España.

– Eso se llama 'fuga de cerebros'.

Cuando decidieron que España sería un país de servicios, descubrí yo que los cerebros se habían fugado de repente. Cráneos vacíos proyectaron millones de metros cúbicos de pisos vacíos

No señor, se equivoca. La fuga de cerebros en España fue súbita. Se dio en el mismo momento en que nuestras fuerzas vivas decidieron que la investigación y el desarrollo eran una minuta marginal en los presupuestos de un estado desarrollado. Cuando decidieron que España sería un país de servicios, un solar de chiringuitos, descubrí yo que los cerebros se habían fugado de repente. Cráneos vacíos proyectaron millones de metros cúbicos de pisos vacíos, a su imagen y semejanza, y nos dieron la época de bonanza más traicionera de nuestra historia.

– ¡Cráneo previlegiado!

Tras la fuga, lo que quedó en España fue un horizonte de disco rayado: las mentes brillantes proponen, año tras año, un desarrollo nacional basado en la investigación puntera, un modelo duradero que aproveche el infinito talento que brota, como brotan las patatas, de esta tierra malograda. Pero las peticiones de los científicos encuentran el eco propio de cráneos vacíos, años después de la Súbita Fuga de Cerebros.

Los presupuestos dedicados a la investigación, la única riqueza duradera, siguen siendo mediocres. Aunque hay grandes proyectos para las instituciones científicas españolas: convertirlas en pistas de despegue para los investigadores españoles, en su viaje hacia el porvenir allende los mares.