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Iglesias y Guerra, manipulación vs. manipulación
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Juan Soto Ivars

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Iglesias y Guerra, manipulación vs. manipulación

Estoy hasta los mismísimos de la manipulación y del poco interés que demuestra el público por combatir esta manipulación. Me voy a referir a los dos

Foto: El líder de Podemos, Pablo Iglesias (E. Villarino)
El líder de Podemos, Pablo Iglesias (E. Villarino)

Estoy hasta los mismísimos de la manipulación y del poco interés que demuestra el público por combatir esta manipulación. Me voy a referir a los dos últimos casos, recientes y sangrantes.

Uno, el de la información publicada por La Gaceta, donde podemos oír a Pablo Iglesias diciendo lindezas como estas: “Pido disculpas por no romper la cara a los fachas con los que discuto en televisión” y “hay que dejar las mariconadas del teatro e iniciar una cacería para salir a cazar unos cuantos fachas, que sobran en este país, y aplicar la justicia proletaria.”

Otro, el de la interpretación que Público y Cuatro han hecho de un artículo de Alfonso Guerra en la revista Tiempo. Por ir a lo más tuiteado, Público titulaba así: "Guerra pide a PSOE y PP entenderse contra Podemos y su neocomunismo".

Interpretaciones, los de esos dos medios, totalmente falsas, interesadas, manipuladas y partidistas. Interpretaciones que, pese a su falsedad y su malevolencia, corren ahora mismo por las redes sociales, empujadas por el viento del maniqueísmo, que es el único viento que siempre sopla a favor.

La Gaceta ha sacado esas citas de un vídeo en el que Pablo Iglesias caricaturiza a la izquierda radical. Dice esas palabras del entrecomillado, sí, pero lo hace desde una postura grotesca. Iglesias, en esa conferencia pronunciada en 2013 ante un grupo de los militantes de Izquierda Anticapitalista, opone dos modos de hacer política: el primero, que caricaturiza, y del cual han salido esos cortes, es el de la acción directa, el cóctel Molotov y el asalto al Palacio de Invierno.

Iglesias, luego de burlarse de esta postura, defiende la otra forma: la de la democracia y los pactos, “incluso con gente que nos pueda parecer abyecta”. El auditorio, cuando Iglesias termina, se queja. Porque el auditorio está compuesto por miembros de la izquierda radical que Iglesias caricaturiza.

Por lo tanto, los cortes de La Gaceta son una manipulación, con frases fuera de su contexto, que buscan pintar al líder de Podemos como una especie de terrorista enloquecido y sediento de sangre. Hay, en la conferencia sin cortes, otros testimonios de Iglesias que me resultan espantosos. La Gaceta no los ha utilizado, y yo no voy a volver sobre ellos, porque aquí no he venido a meterme con Iglesias ni a discutirle, sino a denunciar manipulaciones interesadas.

Así que ahora me voy a referir a la otra, igualmente flagrante, en la que el dóberman de Podemos, el siniestro Juan Carlos Monedero, ha manipulado las palabras de Alfonso Guerra con ayuda del canal Cuatro, el diario Público y el eco de las redes sociales.

El artículo de Alfonso Guerra se llama ‘La crisis y los viejos fantasmas totalitarios’. Articula una reflexión tan vieja como el socialismo moderado. Podemos encontrar palabras muy parecidas en los textos de Stefan Zweig durante la II Guerra Mundial y los de Tony Judt durante la era Thatcher. Naturalmente, cualquier lector español tiene derecho a leer en este artículo de Guerra cierta alarma sobre lo que podría ocurrir en la política española con el auge de Podemos. Pero esto, perfectamente comprensible, es leer entre líneas, sacar cosas de contexto y omitir la parte fundamental del artículo del antiguo líder socialista.

En un programa de Cuatro, el presentador llamó a Guerra y lo encaró con Monedero. El vídeo habla por sí solo, pero lo voy parafrasear: vemos a Alfonso Guerra irritado con la tergiversación que se hace de sus palabras. Vemos a Juan Carlos Monedero intentando demostrar que Guerra ha dicho lo que no ha dicho.

Pienso que el cabreo y la impotencia de Alfonso Guerra será parecida a la de Pablo Iglesias cuando La Gaceta recorta sus palabras. Paradójico, pues, que el número dos de Podemos arremeta contra Guerra con la misma arma trapera que pincha los riñones de su compañero de filas.

Pero a mí, de todo este potaje de malas intenciones periodísticas, me asusta el eco. Por más que el vídeo completo de la conferencia de Iglesias y el artículo completo de Guerra se hallen con dos búsquedas en Google, veo galopar en las redes sociales la versión manipulada. De un lado, los que quieren convertir a Podemos en un movimiento que justifica la violencia política y, del otro, los que pretenden defender a Podemos de cualquier ataque, aunque este ataque no exista.

Esas personas que extienden los mensajes manipulados y no hacen el menor esfuerzo por encontrar el manantial y separar el grano de las pajas mentales son las mismas que siempre denuestan a los medios de comunicación cuando la manipulación es contraria a sus ideas.

Pongo los dos casos al mismo nivel, independientemente de lo que pienso yo de los pecados de Alfonso Guerra y las flaquezas de bolchevique de Pablo Iglesias. Porque las dos noticias son casos exactamente iguales de manipulación por parte de los medios, y de ceguera o pereza mental por parte de los las difunden.

Estoy hasta los mismísimos de la manipulación y del poco interés que demuestra el público por combatir esta manipulación. Me voy a referir a los dos últimos casos, recientes y sangrantes.