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Marcha atrás, otra forma de meterla doblada
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Juan Soto Ivars

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Marcha atrás, otra forma de meterla doblada

La de ayer, la de la asistencia primaria a los inmigrantes, no es la única marcha atrás con derrape ni la última que veremos de aquí a las generales

Foto: El ministro de Sanidad, Alfonso Alonso. (EFE)
El ministro de Sanidad, Alfonso Alonso. (EFE)

“Marcha atrás es lo que tienen las carritos de bebé”. Este consejo del profe de biología es mi perla favorita de la educación sexual que recibí en el instituto. Consejo que el Gobierno no escuchó por una cuestión generacional y que articulará todo lo que tengo que decir sobre las cinco marchas atrás que ha dado la Cámara de los Comunes española, o Cámara de los Vulgares, en un vano intento por metérsela doblada a la ciudadanía antes de la próximas elecciones.

–¿Lo ves? ¡Ya no lo ves!

–No lo veo, señoría, ni ahora ni antes, pues soy morisco y tengo glaucoma.

En el aula estallaba una risa hormonada cuando Paquetoni nos desaconsejaba la marcha atrás. Ah, Paquetoni... El mote le venía de llamarse Antonio, de su gusto por los pantalones ajustados y de que su auditorio se componía de treceañeros granulentos con las manos a lo Playmobil.

–¡Marcha atrás no hagáis nunca, chavales!

–¡Jijijijiji!

La risa púber de aquellos años fue solo un anticipo de la que nos arrasa ahora, muchos años después, frente al pelotón de electoramiento del PP. La de ayer, la de la asistencia primaria a los inmigrantes, no es la única marcha atrás con derrape ni la última que veremos de aquí a las generales. Se devuelve a los inmigrantes el derecho que se les quitó en 2012, se suprimen las tasas judiciales, se bajan impuestos del altillo donde los colocaron, se retira el copago sanitario y la cláusula suelo va a parar al mismo.

Claro, hoy había debates allá donde uno pusiera la oreja. Me ha pillado la noticia triscando el Alt Empordà y había un payés discutiendo con sus burros. Decía el hombre que todo esto es electoralismo barato y los animales le respondían que no, que el Gobierno enmienda ahora algunos errores y se permite el lujo de reponer una parte de lo que nos quitó para salvar las cuentas públicas. Llama la atención que, entre los pasos atrás o devoluciones de derechos básicos, destaquen los que aluden a medidas de Gallardón y Ana Mato, ambos fiambres, abono en los bancales políticos. Creo que si no hemos visto reducirse todavía el IVA cultural es porque Wert sigue en su puesto velando por lo suyo.

 La legislatura actual pasará a la historia como la más inhumana de la España democrática

Pero yo me pregunto ante payeses y burros: ¿qué más da una cosa que la otra, electoralismo o propósito de enmienda? Lo importante es el mensaje general, el gran cuadro. La legislatura actual pasará a la historia como la más inhumana de la España democrática. Para los que se lo llevaron frío no, desde luego, esos están de puta madre con el mojito en la mano. Tampoco para los que nos lo hemos estado llevando templado y no hemos llegado a tener la cabeza donde no se puede respirar. Pero basta un poco de sensibilidad para ver la imagen de conjunto. Han sido años inhumanos para las familias con personas dependientes, para los desahuciados, para los parados de eterna duración, para los inmigrantes con glaucoma y para toda persona desplazada de la atmósfera respirable que se ha encontrado con un Estado del bienestar que no abastecía las necesidades básicas.

Lo que nuestros queridos líderes consideran “impopular” es muchas veces sencillamente “inhumano”. Las palabras de nuestro ministro de Sanidad para darnos la presunta buena noticia no podían haber sido más delatoras: “Creo que no tiene sentido que no puedan ser atendidos (los inmigrantes) en atención primaria por cuestiones de salud pública, porque es más práctico, porque si no, se le obliga a uno a acudir a las urgencias y a saturar las urgencias y por lo tanto creo que es razonable que eso se pueda ampliar.” Palabras textuales, perdónenme la prosa.

Lo que nuestros queridos líderes consideran ''impopular'' es muchas veces sencillamente ''inhumano''

La conclusión es clara. Al dolor que han sufrido 873.000 personas sin DNI y con enfermedades de todo tipo, 2.400 al día, durante estos años, no ha querido el ministro hacer referencia. Podrán echar ahora la culpa de todo a la difunta Ana Mato, pero tienen ambos una cosa en común: el asunto de la sanidad pública les parece una simple cuestión de números. Lo que más duele, lo más vital, una de las cosas de las que España ha tenido motivos de orgullo durante tantos años, es un simple agujero contable para nuestros ministros populares.

Ayer iba yo en el tren camino de Gerona y entró una choni al vagón. La calefacción iba a toda castaña y sudábamos a mares. Dijo algo maravilloso la choni, perfectamente aplicable a la mentalidad de estos políticos: “Puaj, aquí huele a humanitarismo”.

Nos queda un buen trecho hasta las elecciones y hemos conseguido ver a Rajoy sin plasma por delante. Mientras se juzga a los de la Gürtel, él ha hecho caso de Floriano y le ha puesto “más piel” a su discurso. Admite Rajoy que han cometido errores. Pero no lo admite viendo cómo está el país, sensibilizándose con las víctimas de su política inhumana. Lo hace, una vez más, con las cifras en la mano. El voto es la única cifra que saben interpretar y les duele. El voto es lo que no deberíamos darles, o nos la vuelven a meter doblá.

“Marcha atrás es lo que tienen las carritos de bebé”. Este consejo del profe de biología es mi perla favorita de la educación sexual que recibí en el instituto. Consejo que el Gobierno no escuchó por una cuestión generacional y que articulará todo lo que tengo que decir sobre las cinco marchas atrás que ha dado la Cámara de los Comunes española, o Cámara de los Vulgares, en un vano intento por metérsela doblada a la ciudadanía antes de la próximas elecciones.

Ministerio de Sanidad Inmigración