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Cinco horas con Mariano Rajoy
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Juan Soto Ivars

España is not Spain

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Cinco horas con Mariano Rajoy

Mariano, que tú no eres bueno, tú eres un botarate, perdóname que te lo diga tan claramente, ya oíste a José Mari, “hay que renovar el Partido desde dentro, hacer limpieza”

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"Él es la Roca, su obra es consumada, pues todos sus caminos son justicia. Es Dios de lealtad y no de perfidia, es justo y recto. Se han pervertido los que él engendró sin tara, generación perversa y tortuosa", que a mí me parece bien todo lo que tú digas y todo lo que hagas, Mariano, cariño, para eso te voté, no ahora sino siempre, todas las veces, aunque lloviera, yo derecha al colegio electoral rodeada de canallas que llevaban en la cara las malas intenciones, pues yo siempre bien vestida para votarte a ti desde que José Mari te señaló con el dedo, que de los gustos de José Mari ya hemos hablado, un diez, no hay más que ver a Anita, toda una señora, y si te eligió a ti como jefe de los populares por algo sería, que ese hombre no se equivoca, pero ahora te tengo que decir que cuando te pones botarate también eres el jefe de los botarates. Tienes un torcido confeso entre tus filas, ese Maroto, hombre, por decir algo, de tu confianza, y no es solo que lo protejas, si un hijo te sale torcido hay que esconderlo de los ojos de la gente y enderezarlo, como yo digo, a palos si es preciso, primero le dolerá pero al final, cuando esté metido en cintura, te lo agradece. Pero tú, Mariano, cariño, no solo no lo escondes a Maroto ni le das una buena tunda para que aprenda, es que incluso fuiste a su boda cuando dijiste que ibas a frenar esa perversión, que, aquí 'inter nos', llamar boda a eso, pues en fin, un hombre con otro hombre, muy bien, lo próximo será que otro de los tuyos te diga que se va a casar con un cocodrilo y eres capaz de darle la enhorabuena, Mariano. Habrás hecho cosas bien, no digo yo que no, por ejemplo a los pobres los tienes en su sitio, por mucho que se quejen, que solo saben quejarse, que dicen que no hay trabajo pero yo luego busco un fontanero o un electricista y, Dios me ampare, no hay manera, así que si no trabajan es porque no quieren, que te quede claro, porque quieren ser señoritos, y nada más que les gusta la protesta, provocar disturbios, que en esa ley de orden público para mí os quedasteis cortos, que la Policía necesita que la dejes ejercer su autoridad, y si hay que pasar un tanque por encima de los manifestantes, pues se pasa, pero tú eres un blando, Mariano, muslos de mantequilla como yo digo. Si yo fuera tú y viniera un socialista a decirme que hay mucho paro, le diría que si hay paro es porque son todos unos vagos y al socialista, como es de ley, lo echaría a patadas de La Moncloa. Tu trabajo es difícil, pues sí, pero si no te plantas en lo esencial, tú me dirás. Dijiste que a los pervertidos les ibas a prohibir los casamientos y nada, y a Gallardón, tu mejor ministro, joven pero educado, un poco demasiado intelectual aunque no se le olvida que el Libro está por encima de los libros, pues a él, cuando el muchacho quiere frenar los asesinatos en masa de niños no-natos, que su trabajo le costó hacer esa ley, que ni dormía, como si estuviera sacándose una oposición, palabra de Dios, vas tú y te lo quitas de encima. ¡Habráse visto, para uno decidido, para uno recto, para uno que sigue los dictados, tú lo apartas! Al torcido le das la enhorabuena y al recto la patada, pues cómo va a estar el pobre José Mari. Está como tiene que estar el hombre en esta situación, que has puesto a España al borde del comunismo, Mariano, que tú no eres bueno, tú eres un botarate, perdóname que te lo diga tan claramente, ya oíste a José Mari, “hay que renovar el Partido desde dentro, hacer limpieza”, y qué quieres que diga el hombre: se fue y te dejó el Partido en las manos, que yo para mis adentros pensé que estaba pecando de confiado, y en unos cuantos años se encuentra su casa, porque el PP es su casa, que lo sepas, patas arriba por tu culpa. Os llaman de todo en esos periodicuchos que Dios confunda, venga a poner titulares, a escribir mentiras, un día dicen que Luis es un ladrón cuando tú sabes que no, que bien amigos sois y es una bellísima persona, que cuando te ha hecho falta algo ahí estaba Luis, hasta en domingo, y si ahora se vuelve contra vosotros y os amenaza es porque tú, mucho “sé fuerte”, pero luego bien que mirabas para otro lado cuando lo llevaban esposado, que si yo estoy en tu lugar, a los periódicos les echo el cerrojo para que aprendan a no calumniar a las buenas personas. ¿Es que no te das cuenta de que si no los frenas se crecen? Mira ahora, dicen de Ignacio, el hijo de Esperancita, que es un canalla, ya ves tú, ¡Ignacio!, que se compró un ático precioso y le faltó tiempo para invitarte, gente con estilo él y su mujer, y tú sin darte cuenta de que a los miserables lo que les fastidia es precisamente que haya gente con estilo, también se quejaban de la comunión de la hija de Anita Mato, una comunión inolvidable, elegantísima. Pero te tengo que decir, porque si no lo digo reviento, que tu problema, Mariano, es que no tienes estilo. Nada más que te gusta ponerte delante de la tele a ver el fútbol como un cualquiera, como un paleto, que hasta te han visto jugando al dominó con los cazurros en un pueblo de mala muerte, Mariano, cariño. Y qué me dices de la pobre Rita, una mujer un poco ruda de maneras pero con mucho encanto y mucha simpatía, los bolsos más bonitos que yo he visto, y generosa, Mariano, que te ha ayudado siempre en todo, si has necesitado dinero allí estaba Rita removiendo el cielo con Valencia para dártelo, y todos sus alcaldes a tu servicio porque no hay gente más simpática y más generosa que los valencianos, todo lo contrario que los catalanes, fíjate lo que te digo. Pues basta que los periodicuchos calumnien a Rita para que tú la dejes en el arroyo como una mujer de la vida, Mariano, que me pregunto dónde está tu caballerosidad, porque si es grave no hacer nada cuando atacan a un amigo, cuando atacan a una amiga eres un Caín si no muestras los dientes. Pero tú, Mariano, pánfilo y calladito, que cuando te pones a hablar puedes meter la pata, pero cuando te quedas en silencio la pata te llega al fondo. Y así nos va, Mariano, tontorrón, España al borde del abismo, como yo digo, los rojos subidos a tus barbas, que como no hagas algo, como no des el puñetazo en la mesa y digas “se ha acabado esto”, mañana los paletos de señoritos y los señoritos de paletos, el mundo al revés. A la gentuza no hay que escucharla, son ignorantes y vengativos, ahí tienes a esa alcaldesa marimacho de Madrid que quita las placas de héroes de la Cruzada, o a los vocingleros que se quejan porque rescataste a los bancos y los llenaste de dinero, pues ¿a quién es mejor darle dinero, a un banquero, que es una persona responsable y seria, o a un puñado de vagos que no quieren trabajar y que a saber en qué se lo gastan? Porque no quieren trabajar, Mariano, si hay paro, que sepas que es por eso, déjate de disculpas y de historias, que busco yo un fontanero o un electricista y no los encuentro, te dicen que vienen el martes y no llegan hasta el jueves, y eso si llegan porque prefieren estar mano sobre mano, a ver, cobrando subsidios, menudos son. Pero tú tan pancho, Mariano, cariño, que no te saquen del 'Marca', que no te despierten de la siesta hasta las seis. Y mientras duermes, el tonto ese de Sánchez, o Pérez, o Gutiérrez, que hace falta ser socialista para presentarse ante la sociedad bien con un apellido de hijo de portera, con el otro, ídem de lienzo, ese bebé con pinta de zarrapastroso, el de la coleta piojosa, que me da un asco que me muero, pues esos dos, mientras duermes la siesta, aprovechan, claro, llevan esperando desde que los machacamos en la guerra el momento de encontrar España sin autoridad, para vengarse. Ese Sánchez o Pérez, como se llame, un muchacho que será muy guapo, las cosas como son, pero luego, por dentro, un monstruo satánico que te falta al respeto, Mariano, te llama canalla, y tú como si oyeras llover y todavía quieres meterlo en gran coalición, ¡a un rojo! Y ya, cuando le dices al otro pipiolo, a Riverita, que se vaya contigo, pues una no sabe ni qué pensar de ti, Mariano, por mucho que te conozca, que ya solo le faltaba a España que tú, con lo blando que eres, cariño, tuvieras que pedirle permiso a un catalán para gobernar.

"Él es la Roca, su obra es consumada, pues todos sus caminos son justicia. Es Dios de lealtad y no de perfidia, es justo y recto. Se han pervertido los que él engendró sin tara, generación perversa y tortuosa", que a mí me parece bien todo lo que tú digas y todo lo que hagas, Mariano, cariño, para eso te voté, no ahora sino siempre, todas las veces, aunque lloviera, yo derecha al colegio electoral rodeada de canallas que llevaban en la cara las malas intenciones, pues yo siempre bien vestida para votarte a ti desde que José Mari te señaló con el dedo, que de los gustos de José Mari ya hemos hablado, un diez, no hay más que ver a Anita, toda una señora, y si te eligió a ti como jefe de los populares por algo sería, que ese hombre no se equivoca, pero ahora te tengo que decir que cuando te pones botarate también eres el jefe de los botarates. Tienes un torcido confeso entre tus filas, ese Maroto, hombre, por decir algo, de tu confianza, y no es solo que lo protejas, si un hijo te sale torcido hay que esconderlo de los ojos de la gente y enderezarlo, como yo digo, a palos si es preciso, primero le dolerá pero al final, cuando esté metido en cintura, te lo agradece. Pero tú, Mariano, cariño, no solo no lo escondes a Maroto ni le das una buena tunda para que aprenda, es que incluso fuiste a su boda cuando dijiste que ibas a frenar esa perversión, que, aquí 'inter nos', llamar boda a eso, pues en fin, un hombre con otro hombre, muy bien, lo próximo será que otro de los tuyos te diga que se va a casar con un cocodrilo y eres capaz de darle la enhorabuena, Mariano. Habrás hecho cosas bien, no digo yo que no, por ejemplo a los pobres los tienes en su sitio, por mucho que se quejen, que solo saben quejarse, que dicen que no hay trabajo pero yo luego busco un fontanero o un electricista y, Dios me ampare, no hay manera, así que si no trabajan es porque no quieren, que te quede claro, porque quieren ser señoritos, y nada más que les gusta la protesta, provocar disturbios, que en esa ley de orden público para mí os quedasteis cortos, que la Policía necesita que la dejes ejercer su autoridad, y si hay que pasar un tanque por encima de los manifestantes, pues se pasa, pero tú eres un blando, Mariano, muslos de mantequilla como yo digo. Si yo fuera tú y viniera un socialista a decirme que hay mucho paro, le diría que si hay paro es porque son todos unos vagos y al socialista, como es de ley, lo echaría a patadas de La Moncloa. Tu trabajo es difícil, pues sí, pero si no te plantas en lo esencial, tú me dirás. Dijiste que a los pervertidos les ibas a prohibir los casamientos y nada, y a Gallardón, tu mejor ministro, joven pero educado, un poco demasiado intelectual aunque no se le olvida que el Libro está por encima de los libros, pues a él, cuando el muchacho quiere frenar los asesinatos en masa de niños no-natos, que su trabajo le costó hacer esa ley, que ni dormía, como si estuviera sacándose una oposición, palabra de Dios, vas tú y te lo quitas de encima. ¡Habráse visto, para uno decidido, para uno recto, para uno que sigue los dictados, tú lo apartas! Al torcido le das la enhorabuena y al recto la patada, pues cómo va a estar el pobre José Mari. Está como tiene que estar el hombre en esta situación, que has puesto a España al borde del comunismo, Mariano, que tú no eres bueno, tú eres un botarate, perdóname que te lo diga tan claramente, ya oíste a José Mari, “hay que renovar el Partido desde dentro, hacer limpieza”, y qué quieres que diga el hombre: se fue y te dejó el Partido en las manos, que yo para mis adentros pensé que estaba pecando de confiado, y en unos cuantos años se encuentra su casa, porque el PP es su casa, que lo sepas, patas arriba por tu culpa. Os llaman de todo en esos periodicuchos que Dios confunda, venga a poner titulares, a escribir mentiras, un día dicen que Luis es un ladrón cuando tú sabes que no, que bien amigos sois y es una bellísima persona, que cuando te ha hecho falta algo ahí estaba Luis, hasta en domingo, y si ahora se vuelve contra vosotros y os amenaza es porque tú, mucho “sé fuerte”, pero luego bien que mirabas para otro lado cuando lo llevaban esposado, que si yo estoy en tu lugar, a los periódicos les echo el cerrojo para que aprendan a no calumniar a las buenas personas. ¿Es que no te das cuenta de que si no los frenas se crecen? Mira ahora, dicen de Ignacio, el hijo de Esperancita, que es un canalla, ya ves tú, ¡Ignacio!, que se compró un ático precioso y le faltó tiempo para invitarte, gente con estilo él y su mujer, y tú sin darte cuenta de que a los miserables lo que les fastidia es precisamente que haya gente con estilo, también se quejaban de la comunión de la hija de Anita Mato, una comunión inolvidable, elegantísima. Pero te tengo que decir, porque si no lo digo reviento, que tu problema, Mariano, es que no tienes estilo. Nada más que te gusta ponerte delante de la tele a ver el fútbol como un cualquiera, como un paleto, que hasta te han visto jugando al dominó con los cazurros en un pueblo de mala muerte, Mariano, cariño. Y qué me dices de la pobre Rita, una mujer un poco ruda de maneras pero con mucho encanto y mucha simpatía, los bolsos más bonitos que yo he visto, y generosa, Mariano, que te ha ayudado siempre en todo, si has necesitado dinero allí estaba Rita removiendo el cielo con Valencia para dártelo, y todos sus alcaldes a tu servicio porque no hay gente más simpática y más generosa que los valencianos, todo lo contrario que los catalanes, fíjate lo que te digo. Pues basta que los periodicuchos calumnien a Rita para que tú la dejes en el arroyo como una mujer de la vida, Mariano, que me pregunto dónde está tu caballerosidad, porque si es grave no hacer nada cuando atacan a un amigo, cuando atacan a una amiga eres un Caín si no muestras los dientes. Pero tú, Mariano, pánfilo y calladito, que cuando te pones a hablar puedes meter la pata, pero cuando te quedas en silencio la pata te llega al fondo. Y así nos va, Mariano, tontorrón, España al borde del abismo, como yo digo, los rojos subidos a tus barbas, que como no hagas algo, como no des el puñetazo en la mesa y digas “se ha acabado esto”, mañana los paletos de señoritos y los señoritos de paletos, el mundo al revés. A la gentuza no hay que escucharla, son ignorantes y vengativos, ahí tienes a esa alcaldesa marimacho de Madrid que quita las placas de héroes de la Cruzada, o a los vocingleros que se quejan porque rescataste a los bancos y los llenaste de dinero, pues ¿a quién es mejor darle dinero, a un banquero, que es una persona responsable y seria, o a un puñado de vagos que no quieren trabajar y que a saber en qué se lo gastan? Porque no quieren trabajar, Mariano, si hay paro, que sepas que es por eso, déjate de disculpas y de historias, que busco yo un fontanero o un electricista y no los encuentro, te dicen que vienen el martes y no llegan hasta el jueves, y eso si llegan porque prefieren estar mano sobre mano, a ver, cobrando subsidios, menudos son. Pero tú tan pancho, Mariano, cariño, que no te saquen del 'Marca', que no te despierten de la siesta hasta las seis. Y mientras duermes, el tonto ese de Sánchez, o Pérez, o Gutiérrez, que hace falta ser socialista para presentarse ante la sociedad bien con un apellido de hijo de portera, con el otro, ídem de lienzo, ese bebé con pinta de zarrapastroso, el de la coleta piojosa, que me da un asco que me muero, pues esos dos, mientras duermes la siesta, aprovechan, claro, llevan esperando desde que los machacamos en la guerra el momento de encontrar España sin autoridad, para vengarse. Ese Sánchez o Pérez, como se llame, un muchacho que será muy guapo, las cosas como son, pero luego, por dentro, un monstruo satánico que te falta al respeto, Mariano, te llama canalla, y tú como si oyeras llover y todavía quieres meterlo en gran coalición, ¡a un rojo! Y ya, cuando le dices al otro pipiolo, a Riverita, que se vaya contigo, pues una no sabe ni qué pensar de ti, Mariano, por mucho que te conozca, que ya solo le faltaba a España que tú, con lo blando que eres, cariño, tuvieras que pedirle permiso a un catalán para gobernar.

Mariano Rajoy Ignacio González