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Eduardo Inda y las 15 botellas de whisky americano
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Juan Soto Ivars

España is not Spain

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Eduardo Inda y las 15 botellas de whisky americano

Vivimos en un país tan politizado que conviene alejarse para ver a los demás sin prejuicios

Foto: El director de 'OKDiario', Eduardo Inda. (EFE)
El director de 'OKDiario', Eduardo Inda. (EFE)

Pasar una semana lejos del fango de la política española desentrena los músculos pero renueva los tendones del espíritu. Hace dos noches conversaba bajo el cielo de Norteamérica con mis compadres Yisus Ramírez, Alvarito Martín y Javi, el Vascomaño de Mirasierra, en un aparcamiento de autocaravanas a las afueras de Louisville, tirados encima de unos divanes de gomaespuma arrancados de los asientos de nuestra 'roulotte'. David, Juan y Alicia se habían rendido. Los cuatro supervivientes teníamos una concentración de bourbon en sangre que superaba con creces los números de 'OkDiario'.

En estas trasegábamos cuando se acercaron unos tipos de Minnesota y se sentaron a nuestra vera en el asfalto. El Vascomaño de Mirasierra, que es aficionado al montañismo, quiso preguntarles por los parques nacionales pero se le tropezaba el inglés con la lengua amorcillada. Los minnesotos traían bolsas de pretzels, preguntas ingenuas y botellas de licores dulces para demostrarnos lo que ya suponíamos tras varios días de 'road movie' por Kentucky: que el espíritu americano se ahoga bajo paletadas de azúcar, prejuicios y glutamato. Muy lejos, en España, Twitter ardía por el enfrentamiento entre Inda, Sardá y Bescansa en el plató de 'La Sexta Noche'.

Mi viaje por Estados Unidos ha sido una inmersión en la grasa que inunda el país más próspero de Occidente. Los dos americanos del 'parking' nos hablaron de las armas que portan siempre para sentirse seguros a nosotros, que la noche antes habíamos dormido en una 'roulotte' desprotegida en el 'parking' de un Wall Mart. Luego hicieron comentarios hirientes y despectivos sobre España. Yisus Ramírez, el hombre más simpático de la tierra, dejó de contestar para no soltarles una fresca, y a mí me hubiera dado el arrebato patriótico de no ser porque, como Bogart en 'Casablanca', soy más borracho que español y a los ibéricos se nos había acabado la bebida.

Cuando era pequeño y me ponía enfermo, volver a clase era decepcionante porque descubría que en mi ausencia no cambiaron las cosas. Me ha pasado igual

Hablamos de la posibilidad de que Donald Trump sea presidente con la gente que nos encontrábamos por el camino. Antes del viaje, Juan Gómez Bárcena me había dicho que es una suerte que Trump no sea español, porque entonces diríamos que un mamarracho semejante solo es posible en un país de mierda como España. Luego vi que Estados Unidos se divide entre la gente aterrorizada con Trump y los fanáticos de las armas o de Cristo que lo esperan como si fuera el nuevo mesías.

El caso es que los bourbonautas españoles no hablamos de política nacional en ningún momento, cosa bien rara. Me he acostumbrado a calibrar a mis semejantes según su posición respecto de los dos extremos del Parlamento. Sin darme cuenta, conozco a alguien nuevo y le ausculto con cuatro preguntas por ver si tiene el corazón a la izquierda o a la derecha. Vivimos en un país tan politizado que conviene alejarse para ver a los demás sin prejuicios. He caído en la cuenta a mi regreso.

Cuando era pequeño y me ponía enfermo de anginas, volver a clase era decepcionante porque descubría que en mi ausencia no habían cambiado las cosas. Me ha pasado lo mismo esta mañana. Resulta que Eduardo Inda está convencido de que Podemos ha recibido un cuarto de millón de dólares de un organismo venezolano que se llama de otra forma y que solo emite pagos en bolívares, a través del banco que asegura que las transferencias referidas son absolutamente ficticias.

En las redes he visto gente dispuesta a creer lo que sea con tal de ahondar en el enfrentamiento

Quiere Inda comparar sus noticias falsas con el escándalo de los papeles de Panamá porque aquí parece que vale cualquier cosa. Intenta que el público crea que es lo mismo copiar y pegar un documento amañado que pasar un año buceando en un mar de filtraciones internacionales. Ni el medio más conservador de España se ha hecho eco de las mentiras de Inda, pero en las redes sociales he visto gente dispuesta a creerse lo que sea con tal de ahondar en el enfrentamiento.

España recuerda a una 'roulotte' parada en el 'parking' de un Wall Mart y convertida en refugio de borrachos. Inda y otros como él pueden dedicarse al ruido porque creen que el país seguirá paralizado. En un 'parking' se puede cultivar la mentira y la exageración, no se precisa responsabilidad mientras nadie se atreva a ponerse al volante. Ahora me pregunto si nuestros políticos tienen pensado arrancar o quieren que sigamos hablando con los borrachos que se acercan. Si vamos a seguir diciendo tonterías y aguantando a gente como Inda con tal de tomarnos una copita de whisky más.

Otra cosa que he aprendido en los 'Estates' es que las carreteras son largas e imprevisibles para quien decide poner en marcha el motor.

Pasar una semana lejos del fango de la política española desentrena los músculos pero renueva los tendones del espíritu. Hace dos noches conversaba bajo el cielo de Norteamérica con mis compadres Yisus Ramírez, Alvarito Martín y Javi, el Vascomaño de Mirasierra, en un aparcamiento de autocaravanas a las afueras de Louisville, tirados encima de unos divanes de gomaespuma arrancados de los asientos de nuestra 'roulotte'. David, Juan y Alicia se habían rendido. Los cuatro supervivientes teníamos una concentración de bourbon en sangre que superaba con creces los números de 'OkDiario'.

Eduardo Inda