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Los Reyes no llegaron a Vic siguiendo la estrella de la estelada
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Juan Soto Ivars

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Los Reyes no llegaron a Vic siguiendo la estrella de la estelada

La ilusión de los miembros de la ANC no pudo rivalizar con la ilusión de los críos, que no gritaban ¡independencia! ni ¡muera España! sino que aclamaban a Melchor, Gaspar y Baltasar

Foto: Los Reyes Magos desfilan en la cabalgata de Vic. (EFE)
Los Reyes Magos desfilan en la cabalgata de Vic. (EFE)

El circo mediático de los últimos días en torno a la cabalgata de Reyes Magos de Vic prueba que esta noche mágica no vive solamente de la ilusión de los niños. La ilusión de los miembros de la ANCpolitizar la cabalgata— y la de Societat Civil Catalana y una parte de la prensa española —politizar la cabalgatano pudo rivalizar con la ilusión de los críos, que no gritaban ¡independencia! ni ¡muera España! sino que aclamaban a Melchor, Gaspar y Baltasar. Si hemos de dar un enfoque político a esta crónica, diré que los niños de Vic son tela de monárquicos.

El pueblo recibió a Sus Majestades de Oriente con pompa y circunstancia, pero con muy poca banderita. Los famosos farolillos indepes estaban, sí. Había unas cuantas familias con este artilugio polémico. Me recorrí de arriba abajo el desfile y vi más o menos una cada 200 metros, con cientos de farolillos normales y corrientes por en medio, hechos a mano y de los colores más variados. Sin embargo, era fácil encontrar los famosos faroles politizados: bastaba con buscar fotógrafos de prensa y, ¡hop!, ahí estaban.

Escribí al periódico para avisarles de que la cabalgata no era como se había pintado. Los Reyes Magos no llegaron a Vic siguiendo la estrella de la bandera indepe sino la de Oriente, la de toda la vida. Mi jefe me respondió que todas las fotos de agencia estaban llegando llenas de esteladas. De este hecho solo se puede sacar la conclusión de que las esteladas atraen a las cámaras más que los farolillos pintados a mano con gnomos, bob esponjas y demás imaginería infantil.

La fiesta de los Reyes Magos se impone a la politización en la cabalgata de Vic

Álex Grijelmo pone bastantes ejemplos como este en su libro 'La información del silencio', donde cuenta cómo se miente en la prensa contando hechos verdaderos. Tan falso sería decir que la cabalgata se politizó como anunciar un gran desastre del independentismo en Vic. Me contaban los padres que los farolillos llevan hechos desde que les dieron vacaciones a los críos. La ANC intentó independizar la cabalgata, pero por lo general la gente no estaba por la labor. Vamos: que la gente de Vic no es tan fanática como le gustaría pensar a la ANC ni como advierte SCC.

Esto no quiere decir que Vic no sea un pueblo con mucho indepe. Los indepes de Vic tienen la mala costumbre de cubrir con esteladas gigantescas los edificios hermosos de la localidad, con lo que hacen un flaco favor a los coleccionistas de postales. Pero el mismo independentismo se había manifestado ya contra la idea de la ANC de sacar esos farolillos: Gabriel Rufián dijo que no le gustaba la idea y Jordi Cuixart (Omnium) se desmarcó. Me esforzaré, pese a todo, en dar una lectura alarmista de lo que vi:

Los pajes de los Reyes Magos van en formación por las calles —como los nazis—, llevan uniformes —como los nazis— y portan antorchas en la manos —como los nazis—. Algunos de estos pajes llevan la cara cubierta —como los etarras—, empuñan espadas —como los del Daesh— y usan turbante —como Bin Laden—.

El mismo independentismo se había manifestado ya contra la idea de la ANC de sacar esos farolillos

Los líderes de estos pajes son una especie de señores feudales. El pueblo los aclama desde la calle mientras ellos saludan a la multitud desde sus ampulosas carrozas. Parece ser que todo este tinglado se debe al intento del Estat catalá de crear una teocracia cristiana. Lavan a los niños el cerebro con la idea de que esos mismos Reyes trajeron regalos a Jesucristo y ahora les colmarán a ellos de bienes, siempre que se porten catalana y cristianamente.

Así no extraña que estos críos sean todos un poco como el Govern: piden trenes, aviones, autopistas, aeropuertos, una República de Playmobil... Pero lo cierto es que la cabalgata de Vic fue normal y corriente. Si algo hay que destacar es que el pueblo es precioso, que hace un frío del carajo y que los nativos se habían currado las carrozas y los trajes. Los críos estaban encantados. El rey Baltasar, al igual que su séquito, no llevaba la cara pintada sino que era negro de verdad. Lo mismo lo trajeron de Bañolas.

El circo mediático de los últimos días en torno a la cabalgata de Reyes Magos de Vic prueba que esta noche mágica no vive solamente de la ilusión de los niños. La ilusión de los miembros de la ANCpolitizar la cabalgata— y la de Societat Civil Catalana y una parte de la prensa española —politizar la cabalgatano pudo rivalizar con la ilusión de los críos, que no gritaban ¡independencia! ni ¡muera España! sino que aclamaban a Melchor, Gaspar y Baltasar. Si hemos de dar un enfoque político a esta crónica, diré que los niños de Vic son tela de monárquicos.

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