Es noticia
Toros de la Feria de San Isidro: tartar de Núñez, Talavante deja su segundo crudo
  1. Sociedad
  2. Feria de San Isidro
Juan José Cercadillo

Feria de San Isidro

Por

Toros de la Feria de San Isidro: tartar de Núñez, Talavante deja su segundo crudo

El diestro extremeño ha cortado, aun a costa de resultar herido, la única oreja concedida en el festejo, en el que se han lidiado varios toros encastados y de notable bravura de Núñez del Cuvillo

Foto: El diestro extremeño Alejandro Talavante sufre una cornada por su segundo. (EFE)
El diestro extremeño Alejandro Talavante sufre una cornada por su segundo. (EFE)

Plaza de toros de Las Ventas, 24 de mayo de 2017
14ª de Feria. Lleno de 'no hay billetes' en tarde calurosa y perfecta para el espectáculo.

Seis toros de Núñez del Cuvillo de entre 516 y 589 kilos, muy bien presentados y variados de pintas (salinero, jabonero, colorados y negros). Flojos en general, aguantaron mejor el primero, cuarto y quinto. El sexto se lesionó en los primeros muletazos.

Juan Bautista, de grana y oro. Silencio y ovación.

Alejandro Talavante, de negro y oro. Silencio y oreja después de resultar herido en el tercio inferior de la cara interna del muslo derecho, con trayectoria hacia arriba y hacia adentro de 20 centímetros. Se mantuvo en el ruedo hasta recoger el trofeo.

Roca Rey, de azul marino y oro. Silencio y silencio.

Talavante decidió dejarse su segundo toro crudo. Dejarlo crudo es dejarlo poco picado en el argot. Puede, estoy seguro, que no sea la expresión más acertada de ese apasionante universo que compone la forma de contar los toros —y la vida— de los taurinos, aficionados y reporteros, pero resulta sobradamente gráfica desde luego. Era el quinto de la tarde serio, bien hecho, en tipo. Galopó humillado desde que salió por la puerta de chiqueros. Repitió ligero y encelado al capote. Se enfrentó al caballo aún con más celo y con genio. Persiguió a los banderilleros, especialmente a Trujillo, como si le debieran dinero. En ese filo entre el genio y la bravura, tan difícil de distinguir con este tipo de toros crudos, Talavante se echó la mano a la izquierda sin apuro.

"Siempre conviene probar el tartar", pensé yo, "que te puedes llevar una sorpresita".

'Alegre ma non tropo', que es como más me gusta a mí, "que se pueda comer", "que no te dé la tarde", son expresiones que intercambias con tu picador de turno en cualquier restaurante que se precie para que intente dejar el tartar a tu gusto. Aun así, y por mucha confianza que tengas con tu cocinero, le pides, le exiges, que te lo deje probar primero. Si es la prueba de tu gusto, le dejas entrar en faena. Y lo pica y lo repica, lo salpimenta y lo 'engüeva' sabiendo cuál es el punto que persigue: el de la muestra...

Talavante no es de esos. Raro es el trasteo que inicia con probaturas. La mano en la izquierda al primer muletazo y "al lío del Montepío", como dicen los toreros... Su segundo de este miércoles estaba bien picante. De los que, por vergüenza torera, te comes como mucho medio plato, con todo el pan y todo el vino que te dejen a tu alcance, con la única satisfacción de no quedar como una nena con los otros comensales. El de Talavante picaba para atragantarse, para llamar al picador/cocinero y retarlo a que lo acabe. Pero al extremeño le gustan crudos... y bien picantes. Y se pone con la izquierda y le pega 20 pases, con el toro repitiendo como el que tomara natillas en vez de tartar astringente.

Esa tranquilidad en los medios, ese pasmo del torero combinado con el celo, la energía y, a esas alturas, la bravura del chorreado embistiendo producen la emoción que calienta las gradas y rescata el ole de muy dentro. Y eso ha sido la faena: emoción, sal, pimienta y huevos. Y la muestra de que picaba más de la cuenta llegó a la tercera tanda en los medios. El toro le coge por banda y lo lanza hacia los cielos. Le lanza 10 puñaladas que solo una hace efecto. Cae Talavante herido, enchilado, que dirían en México cuando te pica algo tanto que te deja sin aliento. Pero el torero se repone, apenas se mira y de nuevo, y sin probarlo, a torearlo en los medios. Naturales profundos como la cornada que lleva y que le sangra la pierna, desde el muslo hasta el mismo suelo. Entrega en la estocada que cae algo desprendida y petición casi unánime que le concede el trofeo. Talavante, herido pero satisfecho, reforzado y en torero, recoge la oreja y cruza el ruedo a curarse el linchamiento.

Ha sido lo mejor de la tarde. Y es que este miércoles lo teníamos crudo. Cierto sector del público, lo digo crudamente, no soporta según qué triunfos y no ha valorado las buenas tandas de Juan Bautista, sobre todo en el primero, la buena tarde de quites: chicuelinas, brionesa, gallosinas, delantales, tafalleras, caleseras... Tremenda variedad, quietud y temple con toros más difíciles al capote que a la muleta, que se han valorado con muchos menos aplausos que gritos hay cuando otros días se reclaman.

Podía haber sido una tarde cruenta vista la disposición de Roca Rey a salir herido de la plaza. Su quietud me conmociona y que salga indemne es pura magia. Con la oreja previa de Talavante se le veía cogido en cada pase pero, abracadabra, de cada pase indemne. El mago, sea quien sea, después de ver los dos muletazos del inicio al sexto por la espalda, consideró más descansado dejar inválido al toro que retirarlo del camino del torero a cada pase. Y exhausto, también después de lo de Talavante, dejó al toro fulminado y sin posibilidad de empuje, ni de más sustos, ni de sangre.

Plaza de toros de Las Ventas, 24 de mayo de 2017
14ª de Feria. Lleno de 'no hay billetes' en tarde calurosa y perfecta para el espectáculo.