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Toros de la Feria de San Isidro: novilleros y "no vi yos"...
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Juan José Cercadillo

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Toros de la Feria de San Isidro: novilleros y "no vi yos"...

El último novillero que salió a hombros en la Feria de San Isidro lo hizo en 2007. Diez años que se acumulan de "no vi yos...."

Foto: El novillero Diego Carretero, durante la faena a su segundo novillo tras ser cogido. (EFE)
El novillero Diego Carretero, durante la faena a su segundo novillo tras ser cogido. (EFE)

Plaza de toros de Las Ventas, 30 de mayo de 2017.
19ª de Feria. Segunda novillada. Casi tres cuartos de entrada en tarde calurosa y con algo de viento racheado que ha molestado especialmente en el cuarto y sexto.

Seis novillos de Montealto de entre 460 y 528 kilos bien presentados, aunque no muy parejos, algunos con hechuras de toro. Grande y alto el quinto jabonero, que fue el de mejor juego, a pesar de ser más basto que sus hermanos.

Leo Valadez, de burdeos y oro. Silencio tras aviso y silencio tras aviso.

Diego Carretero, de grana y oro. Silencio y ovación.

Anda Younes, de lila y oro, que se presentaba en esta plaza. Silencio y silencio.

No vi yo predisposición en la gente para ver una novillada. No vi yo los grupos de aficionados que solían arrastrar los toreros incipientes. No vi yo mexicanos. No vi yo franceses. No vi yo ilunenses, ni hellineros, ni hellinanos... que no me sale el gentilicio de los que de Hellín este martes no se presentaron... No vi en fin partidarios, defensores o paisanos que compensaran las fieras de las 30 tardes sentados, de las noventa y tantas afrentas... Esas fieras del tendido que hacen de la protesta su medio, y del fracaso del otro su fin y su fundamento.

No vi yo condescendencia, qué digo condescendencia. No vi yo ni humanidad. No vi ni lógica en la protesta, ni conocimiento en la queja, ni sensatez en el desprecio, ni afición en el enfado. Ni disfrute, ni divertimento... ni razón por la que vuelvan a sufrir... treinta y tantas tardes sentados, noventa y tantas tardes de afrentas.

No vi yo ese público de Las Ventas que apoyaba al aprendiz, que impulsaba a la fiesta, que disfrutaba de valorar los fallos del que comienza, juvenilmente suplidos por la inconsciente y sincera entrega del que quiere llegar lejos a costa de lo que sea.

No vi yo muchas cosas de las novilladas de antaño. Y no me hago el nostálgico pudiendo ser estadista, perdón, estadístico: el último novillero que salió a hombros en la Feria de San Isidro lo hizo en 2007. Diez años que se acumulan de "no vi yos...".

Novillos hubo, ninguno bueno del todo, ninguno del todo malo. Me gustó el quinto, melocotón o jabonero sucio, depende quien lo describa. Melocotón decía el programa, pues como mínimo en almíbar. Un toro alto y bastote pero que salió haciendo cosas buenas, que no dulces, al capote. Se arrancó veloz desde el tercio al centro buscando la muleta a una mano de Diego Carretero que la perdió al intentar el cartucho de pescado, que se empeñó en empezar la faena en los medios, que le enganchó la muleta, que tardó en irse al tercio... y todos los fallos que quieran las fieras, que para eso es novillero. A cambio le dio cien pases, que antes eran mérito, no demérito. Se metió entre los pitones, que es señal de valor, no de miedo. Y le echó un par de cojones. Y no habrá quien diga en la plaza "yo no vi..." porque los cojones se le vieron.

Se le vieron con la taleguilla partida al levantarse del suelo después de una voltereta provocada por las fieras que pitaban el sincero cite de unas bernardinas postreras. Y en el afán del aprendiz que pretende ser torero, ni deja espacio, ni hueco, ni sensatez, ni opción al jabonero, que le prende con gran saña y lo empotra contra el suelo. Cogida que pudo ser grave a costa de los que pitan persiguiendo sangre tan ajena como joven, tan injusta como innecesaria. Se repuso el novillero y siguió en un alarde con las bernardinas sin hueco para callar al cobarde que le empujó hasta el exceso. Estocada tras el pinchazo y ovación en los tendidos. Poco premio... No vi yo muchos pañuelos, no vi yo a los paisanos, no vi yo aficionados que volvieran por sus fueros de perdonar al que empieza, de premiar al que sabes que quiere llegar lejos.

Novilleros sí que hubo, de tres países distintos, y ni el mexicano ni el francés tuvieron eco, teniendo, eso sí, muchas voces en los tendidos. Hicieron las cosas bien aunque a alguno no le gusten: Leo Valadez, el mexicano, sobre todo con el capote en el cuarto. Precioso quite por Lopesinas que bordó hasta en el remate. Luego con la muleta no vi yo posibilidades ni con el toro ni con los gritones tendidos. No sé si propio de aprendiz o propio de su personalidad o concepto, pero Leo es el torero que yo he visto que más en corto mata los toros, y eso es bueno, pero caen las estocadas demasiado perpendiculares y retrasan su efecto. Pero, si es que fuera un defecto, se perdona, se corrige y se valora, que para eso se tira recto.

Andy Younes debutaba placeado y bien rodeado de toreros. Simón Casas y Curro Caro de equipo de apoderados. Buena planta, buenas formas, buen discurso y buen toreo. Vertical, estético y bien reunido con su cuerpo, dio muy buenos pases al burraco o bragado, dependiendo a quien preguntes, tercero, al que banderilleó de lujo Morenito de Arles desmonterándose en el tercio.

Buen torero el francés al que, como a sus dos compañeros, yo no vi defectos...

Yo no vi defectos de los que no perdonas cuando vas a ver novilleros: que no tengan ganas, que no empujen, que no hagan quites, que se borren, que no quieran ser toreros...

Vi novilleros, no vi yo por qué no quererlos...

Plaza de toros de Las Ventas, 30 de mayo de 2017.
19ª de Feria. Segunda novillada. Casi tres cuartos de entrada en tarde calurosa y con algo de viento racheado que ha molestado especialmente en el cuarto y sexto.