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¿Le cuesta concentrarse en… su trabajo? (II)
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Gustavo Bravo

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¿Le cuesta concentrarse en… su trabajo? (II)

"En esta vida la primera obligación es ser totalmente artificial. La segunda todavía nadie la ha encontrado".Oscar WildeCasi todos los conflictos internos que sufre un profesional

"En esta vida la primera obligación es ser totalmente artificial.
La segunda todavía nadie la ha encontrado".

Oscar Wilde


Casi todos los conflictos internos que sufre un profesional desmotivado pueden resumirse en los sentimientos que surgen en un niño un sábado por la tarde cuando recibe la orden de hacer los deberes y recoger su habitación.

Procrastinar. Una palabra horrible de leer cuya frecuencia de búsqueda en Google se multiplica cada día. Se trata nada menos que del trastorno del comportamiento de moda: la actitud del “ya lo haré luego” multiplicándose a sus anchas en el sistema del “vuelva usted mañana”.

Si la semana pasada centraba nuestra atención el cambio que sufre nuestro cerebro a causa de vivir para Internet, ahora es el turno de averiguar cómo la vida entre cables está afectando a lo que algunos identifican equivocadamente con la pereza, cuando en realidad es un desorden que puede desembocar en depresiones muy profundas. Un mal que crece precisamente en las mentes más creativas y en las más reflexivas.

Según el experto en el tema Ignacio Lirio, “un procrastinador sabe con más o menos precisión qué debe hacer y cuándo debe hacerlo, pero NO LO HACE" y consiste básicamente en un problema de motivación. “La mente procrastinadora tiene problemas con los mecanismos del cerebro responsables de la sensación de recompensa ante logros distantes en el futuro. Como si ese niño que recoge su cuarto encontrara en uno de los cajones algo que creía perdido y retomara la tarea -cualfuese- que dejó pendiente cuando se dio cuenta de que lo había perdido; escapando así de la orden de recoger.

Y sucede más en la oficina que en la obra o el taller, ya que los primeros tienen más capas de abstracción entre las tareas que deben realizar y el propósito de su empleo. “Un oficinista -explica Lirio- está expuesto a todos los males de la sociedad de la información y la tecnificación que la rodea. Por un lado, debe gestionar en su mente conceptos abstractos, nuevos, difusos, difíciles de acotar o materializar. (…) Todo ello conduce a activar en la mente de la persona víctima de la procrastinación un mecanismo de autodefensa consistente en evitar la ejecución de las tareas, ya que su mente es incapaz de imaginar la resolución de dicha tarea y por lo tanto imaginar también la gratificación que le proporcionará su conclusión”.

Y todo se produce porque, según Lirio, “el sistema competitivo frenético que representan las sociedades modernas urbanas parasitan y devoran especialmente esta faceta de la mente humana”, ya que no hay lugar ni tiempo para pensar, y crear no está lo suficientemente recompensado dentro del mundo empresarial. Por ello, en reacción a esta voracidad, “la mente procrastinadora activa una serie de mecanismos inconscientes de evitación, que posteriormente la mente consciente se encargará de traducirlos en sentimientos/pensamientos de culpa, frustración o en la mayoría de casos también en autojustificación”.

Intercratinación: cuando llegó Internet

Y ahí no acaba todo, ya que si Internet ha hecho estragos en nuestra concentración, también ataca en silencio nuestra capacidad de organizarnos: Intercratinación es el término acuñado por un lector del portal Lifehacker, tras declararse incapaz de mantener su productividad en el tiempo:

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Hasta el próximo fin de semana.

Mientras tanto... www.twitter.com/gustavobravo

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La segunda todavía nadie la ha encontrado".

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