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Los políticos ahora nos animan a emprender pero, ¿es tan sencillo?
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Carlos Otto

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Los políticos ahora nos animan a emprender pero, ¿es tan sencillo?

El mundo se divide en dos: los que piensan que hay que fomentar el discurso emprendedor y los que están hasta las narices de la palabrita de marras

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Los emprendedores están en todas partes: en el discurso político, en el social, en el económico, en las cajas de ahorros, en la cola del paro y, sobre todo, en los medios de comunicación.

Desde que todos los agentes sociales nos hiciésemos eco del discurso emprendedor, el mundo se divide en dos tipos de personas: las que piensan que hay que fomentar repetidamente este discurso y las que están un poco hasta las narices de la palabrita de marras.

En mi caso, según el día, tengo la personalidad desdoblada en un Dr. Jekyll y un Mr. Hide que no paran de contradecirse sobre el tema. ¿Se nos ha ido de la mano lo del discurso emprendedor? ¿Estamos siendo demasiado pesados? ¿Acabaremos hartando a la gente con ello? ¿O, por el contrario, debemos fomentar aún más formas de autoempleo para que la sociedad encuentren modelos productivos autosostenibles?

Motivos por los que SÍ hay una burbuja

Los emprendedores están de moda. Emprender es una opción válida y totalmente recomendable, pero no puede ser que todos los días haya doce eventos sobre emprendimiento, otros tantos programas de TV que frivolizan sobre el tema y docenas de medios a los que se nos cae la baba con el chavalito de 19 años que decide montar su empresa en internet.

Con un paro vergonzoso y un país que no acaba de encontrar nuevos modelos productivos, los políticos animan a todos (todos) los españoles a gastarse el dinero que no tienen en montar una empresa que puede fracasar mañana por la mañana

Especialmente grave es el caso de los políticos, para los que los emprendedores son el nuevo El Dorado al que agarrarse cuando no les queda nada. Con un paro vergonzoso y un país que no acaba de encontrar nuevos modelos productivos, los políticos animan a todos (todos) los españoles a gastarse el dinero que no tienen en montar una empresa que puede fracasar mañana por la mañana. Y lo hacen políticos que no solo no han montado ninguna empresa, sino que algunos, de hecho, ni siquiera han pasado por la empresa privada en toda su vida.

Parecen olvidar que montar una empresa es duro. Muy duro. Durísimo. Y, en ocasiones, muy caro. Ni todo el mundo vale para emprender, ni tiene la constancia ni los recursos económicos para hacerlo. Hay gente que hace un estupendo trabajo empleándose por cuenta ajena. Es evidente que el trabajo no les va a caer del cielo, pero obligarles a emprender tampoco va a solucionar nada.

El discurso, de hecho, llega a ser agresivo. Si estás en paro, la culpa casi es tuya, por no haber emprendido. Lo dicen los mismos que a mi generación le vendieron hacerse funcionarios y, a la anterior, entrar en una empresa lo antes posible y acabar jubilándose ahí.

Motivos por los que NO hay una burbuja

¿El discurso emprendedor está en todas partes? ¡Ójala! Si así fuera, el tejido laboral de nuestro país sería muy distinto. Durante años, a la gente se la ha educado para que sea dócil, obedezca órdenes, haga lo justo para sobrevivir y pase por la vida de puntillas y sin llamar mínimamente la atención. Por primera vez, estamos en una época en la que se habla de talento, de creatividad, de ingenio. Los ciudadanos empiezan a saber que el mundo no se acaba en el trabajo por cuenta ajena ni en la oposición a funcionario.

Emprender es ser consciente de que tu futuro puede depender única y exclusivamente de ti. La satisfacción de que tú ganas y tú pierdes. Y esa es una de las mejores sensaciones que cualquiera puede tener

Es cierto que emprender es muy duro y que no todo el mundo vale para ello (del mismo modo que no todo el mundo sirve para ser funcionario), pero hay mucha gente que sí sirve para emprender. Y esos, ¿por qué no se lo han planteado? Porque nunca les enseñaron siquiera que fuese una opción. Ahora, mucha gente con talento y capacidad de liderazgo sabe que, con mucho trabajo y algo de suerte, puede conseguir su propio empleo y ser dueño de su vida.

Emprender no es solo montar una empresa millonaria ni vendérsela a una multinacional. Emprender es darte de alta de autónomo y buscar pequeños clientes que te permitan ganarte un sueldo. Emprender es coger las riendas de tu vida y de tu carrera profesional. Emprender es organizar tu jornada laboral en vez de calentar la silla durante horas. Emprender es conciliar la vida laboral con la familiar, porque eres tú el que se organiza el trabajo. Emprender es ser consciente de que tu futuro puede depender única y exclusivamente de ti. La satisfacción de saber que tú ganas y tú pierdes. Y esa es una de las mejores sensaciones que cualquiera puede tener.

Quizá estemos siendo un poco pesados con el discurso, pero si conseguimos que al menos una persona se plantee que su futuro no tiene por qué depender de que un señor le dé trabajo, ya habremos conseguido mucho.

Y tú, ¿de quién eres? ¿Del Dr. Jekyll o de Mr. Hyde?

Los emprendedores están en todas partes: en el discurso político, en el social, en el económico, en las cajas de ahorros, en la cola del paro y, sobre todo, en los medios de comunicación.